C23- MIENTRAS YO RESPIRE. Cassio estaba en la oficina, cuando uno de sus guardias se abrió la puerta apresurado y nervioso.―¡Jefe, tiene que venir!—¿Qué pasó? —preguntó, poniéndose de pie.—Hay un problema en una de las habitaciones VIP. Un cliente está en el suelo y… ella está llorando —respondió el guardia, dudando un segundo antes de terminar.Cassio no pidió más explicaciones, rodeó el escritorio y caminó con pasos firmes hacia las habitaciones VIP. Cuando llegó empujó la puerta con fuerza, abriéndola de un golpe. Y lo que vio lo detuvo por un instante. Luna estaba en el sofá abrazándose a sí misma, temblando. Las lágrimas caían por su rostro, y sus ojos estaban fijos en el hombre tirado en el suelo, como si no pudiera apartar la mirada. Cassio respiró hondo para controlar el maremoto de emociones que vibraba en su interior. Miedo porque a todas luces sabía lo que habia pasado en esa habitación y también furia porque habia sido desobedecido.—Comprueba si está vivo — le ordenó
C24 - SIN ALIENTO.Luna se abrazaba a sí misma; sus manos temblaban, y su mirada permanecía fija en un punto inexistente. Cassio estaba junto a ella, observándola en silencio, con la mandíbula apretada por la furia contenida. Finalmente, se acercó con un vaso de whisky y se lo ofreció.—Tómalo, Luna. Te ayudará a calmarte.Ella alzó la vista y tomó el vaso con manos temblorosas. Bebió un sorbo pequeño, el líquido quemando su garganta mientras intentaba controlar las lágrimas. Cassio, a su lado, seguía observándola con una intensidad que no lograba disimular.—Voy a asegurarme de que ese hombre pague —dijo de repente—. Te lo prometo.Ella asintió lentamente, pero sus ojos no encontraban los de él. Bebió otro trago, más grande esta vez, y dejó el vaso sobre la mesa con un sonido seco. Se quedó en silencio por un momento, respirando con dificultad, hasta que finalmente levantó la cabeza y lo miró.—Cassio… —murmuró, casi en un susurro.Y antes de que pudiera pensar en lo que hacía, sus l
C25- CUANDO LAS GANAS LLEGAN.La oficina, un espacio normalmente reservado para asuntos serios y negociaciones oscuras, se había transformado en un escenario de pasión desenfrenada. Cassio, el temido mafioso de Palermo había sucumbido a sus deseos más primitivos en presencia de Luna, una mujer que encendía su fuego interior como ninguna otra. La lujuria se apoderó de ellos en ese instante, y ahora, en medio de papeles y documentos, el deseo se desataba sin control.Ella con su cabello revuelto y su ropa desaliñada, estaba sobre el escritorio exponiendo su cuerpo a su mirada voraz. Sus piernas estaban abiertas, recibiéndolo, mientras sus pechos turgentes se movían al ritmo de los embestidas de Cassio.―No me importa si estamos en mi oficina o en medio del infierno, Mariposa. Cuando te quiero, te tengo. Y ahora mismo, te quiero completamente.Luna gimió de placer. La sensación de ser llenada por Cassio era indescriptible, arqueó su espalda, ofreciéndose aún más a su amante.Con cada em
C26- ELLA NO TIENE PORQUE SABERLO.En la oficina del club, Leonardo, sentado cómodamente en un sillón de cuero, jugueteaba con un vaso de whisky en la mano. Su sonrisa burlona seguía en sus labios, mientras sus ojos se clavaban en Cassio, quien permanecía de pie, con los hombros tensos y las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta.—¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante?Leonardo suspiró teatralmente y le dio un sorbo a su whisky antes de dejar el vaso sobre la mesa.—¿Sigues enojado? Te juro que no te vi nada… Bueno, al menos no lo suficiente como para traumatizarme.Cassio rodó los ojos y apretó las manos, claramente incómodo.—¿Quieres ir al grano? No estoy para juegos —gruñó.Leonardo levantó las manos en un gesto de rendición, pero su sonrisa burlona no desapareció.—¿Por qué tanta prisa? ¿Es porque la linda chica te dejó solo? —preguntó con un tono divertido—. Se veía molesta, y no es para menos. El escritorio es incómodo, pudiste, no sé… irte a una de las habitaciones del c
C27- TRATO LIMPIO.El club estaba inusualmente tranquilo esa noche. Luna estaba detrás del mostrador, como Cassio lo había decidido, asegurándose de que estuviera a salvo, pero también visible. Desde ahí podía observar todo lo que pasaba sin estar demasiado expuesta. Mientras llenaba un vaso de cerveza, una voz familiar la detuvo en seco. Su cuerpo se tensó de inmediato, y el vaso en su mano tembló un poco.—¿Me sirves una cerveza, por favor? —dijo un hombre con tono casual.Luna giró lentamente. Su corazón dio un vuelco al reconocerlo. Esteban estaba frente a ella. Su cabello era más corto, su rostro más maduro, pero sus ojos seguían siendo los mismos: cálidos y llenos de curiosidad. Al verla, Esteban abrió los ojos con incredulidad, como si no pudiera creerlo.—¿Luna? ¿De verdad eres tú? —preguntó, sorprendido.Ella trató de sonreír, pero apenas logró curvar los labios. Sus ojos delataban nerviosismo y algo más que no podía esconder.—Hola… —respondió en un susurro.Esteban la observ
C28- UN RAPIDITO.Luna sintió un escalofrío recorrerle la espalda en el momento en que vio a Cassio detrás de Esteban. Su rostro era frío y su presencia tenía una intensidad que llenaba el aire. Ella tragó saliva, nerviosa, y casi de inmediato intentó explicarse.—Cassio, no es lo que parece, él solo…Pero él la ignoró por completo.Sus ojos, oscuros y gélidos, estaban fijos en Esteban mientras se plantaba frente a él. Luna sintió cómo su corazón latía con fuerza, y más cuando Esteban, lejos de intimidarse, se puso de pie para encararlo.La tensión entre ambos era palpable.―¿Quién eres y por qué carajos voy a perder mi mano?Cassio entrecerró los ojos y dio otro paso.―Tocabas algo que es mío y… soy muy receloso con lo que lleva mi marca. No me gusta compartir.Esteban apretó el ceño y miró a Luna.―¿Es tu jefe? —preguntó y volvió su mirada a Cassio—. Porque si así es como te preocupas por tus empleados… Tal vez deberías aprender a controlarte antes de venir a intimidar a alguien. Lu
C29- NOCHE DE TORMENTA.Había pasado tiempo desde que Luna comenzó a adaptarse al ambiente del club. Su vida había tomado un ritmo extraño pero constante. Ayudaba en la barra de vez en cuando, pero la mayor parte de su tiempo lo pasaba en la oficina con Cassio, organizando libros contables y revisando facturas.Aunque su tarea principal era encontrar a su padre, las noticias seguían sin llegar, y cada día sus esperanzas se marchitaban un poco más. Pero se repetía que no podía rendirse.No todavía.Cassio, en cambio, parecía disfrutar de esa convivencia forzada. Las risas compartidas, los besos robados, las cenas improvisadas; la relación entre ambos parecía adquirir una falsa apariencia de normalidad. Sin embargo, Luna sabía que nada de eso era real. Todo tenía un límite. Un contrato invisible que ambos habían firmado desde el principio. Ella entendía las reglas. Pero cada vez que él la miraba, cada vez que sonreía como si todo en el mundo fuera sencillo, su corazón traicionaba su lóg
C30- LO QUE TÚ NUNCA SERÁS.El dolor que esas palabras le causaron se reflejó en el rostro de Luna. Su pecho se apretó y sus labios temblaron, pero entonces sus ojos se posaron nuevamente en la fotografía. Y una sensación de rabia comenzó a crecer dentro de ella, y antes de que pudiera detenerse, las palabras salieron de su boca. —¿Quién es ella? —preguntó—. ¿Por qué te pone así? Es obvio que estás así por su causa.Cassio levantó la mirada, y sus ojos oscuros estaban lejos de ser cálidos. Sus sienes latían, y su mandíbula estaba más tensa que nunca. Cuando habló, su voz era baja, pero cargada de peligro. —Ella no es nadie que te interese, Luna. Y te convendría recordar tu lugar en mi vida. Solo eres una amante.Luna se congeló allí mismo, su pecho se oprimió como si una mano de hierro lo estrujara. —Cassio… ¿Por… por qué me dices eso? —preguntó con voz temblorosa. —Porque parece que lo olvidaste. —Los ojos de Cassio eran duros como el acero—. No eres mi novia, ni mi amiga, Luna. E