¡Y el premio al tóxico de la serie es para… redoble de tambores… ¡Cassio King! 🎉👏 Jajajaja.
C21 - CLUB GATO NEGRO.Cassio estaba en su oficina privada, saboreando un sorbo de whisky mientras el suave tintineo del hielo rompía el silencio. La música del club llegaba amortiguada, como un eco lejano. De pronto, el teléfono vibró sobre la mesa. Al ver el nombre de Iván en la pantalla, respondió sin dudarlo.—¿Qué pasa? ¿No deberías estar de luna de miel? —preguntó con tono despreocupado, recostándose en su silla y fijando la mirada en el cristal de su vaso.La voz de Iván, al otro lado de la línea, no tenía rastro de humor. Era firme, cargada de irritación.—¡Deja las estupideces! ¿Por qué demonios llevaste a Luna al club? ¿Qué estás pensando, Cassio?Cassio dejó escapar una risa baja, casi burlona, como si todo aquello fuera insignificante. Giró el vaso en su mano, contemplando las luces parpadeantes que se reflejaban en la ventana.—Ella quería trabajar, ¿no? Le estoy dando una lección. Quiere ser independiente, demostrar que puede manejarse sola... Vamos a ver cuánto dura.Iv
C22- ¿ME ACABO DE CONVERTIR EN UNA ASESINA?Luna salió del vestidor ajustándose el diminuto uniforme que Azucena le había entregado. Era un vestido negro, tan corto que apenas cubría lo necesario, con un escote pronunciado que resaltaba sus curvas de una forma que la hacía sentir completamente expuesta. Se miró en el espejo antes de salir y no pudo evitar maldecir en voz baja.«Esto es ridículo» pensó, acomodándose el dobladillo por enésima vez, aunque sabía que no había forma de hacerlo menos revelador. «¿Cómo se supone que trabaje en esto sin parecer...?»No terminó el pensamiento.Al llegar Azucena estaba esperándola, con una expresión de satisfacción mal disimulada. Sus ojos recorrieron a Luna de arriba abajo, y aunque no dijo nada, la sonrisa que se formó en sus labios lo decía todo.—Te queda perfecto —comentó con un tono que rozaba lo burlón.Luna se cruzó de brazos, incómoda bajo su mirada.—¿Qué tengo que hacer ahora? Azucena se acercó con pasos lentos, como si disfrutara d
C23- MIENTRAS YO RESPIRE. Cassio estaba en la oficina, cuando uno de sus guardias se abrió la puerta apresurado y nervioso.―¡Jefe, tiene que venir!—¿Qué pasó? —preguntó, poniéndose de pie.—Hay un problema en una de las habitaciones VIP. Un cliente está en el suelo y… ella está llorando —respondió el guardia, dudando un segundo antes de terminar.Cassio no pidió más explicaciones, rodeó el escritorio y caminó con pasos firmes hacia las habitaciones VIP. Cuando llegó empujó la puerta con fuerza, abriéndola de un golpe. Y lo que vio lo detuvo por un instante. Luna estaba en el sofá abrazándose a sí misma, temblando. Las lágrimas caían por su rostro, y sus ojos estaban fijos en el hombre tirado en el suelo, como si no pudiera apartar la mirada. Cassio respiró hondo para controlar el maremoto de emociones que vibraba en su interior. Miedo porque a todas luces sabía lo que habia pasado en esa habitación y también furia porque habia sido desobedecido.—Comprueba si está vivo — le ordenó
C24 - SIN ALIENTO.Luna se abrazaba a sí misma; sus manos temblaban, y su mirada permanecía fija en un punto inexistente. Cassio estaba junto a ella, observándola en silencio, con la mandíbula apretada por la furia contenida. Finalmente, se acercó con un vaso de whisky y se lo ofreció.—Tómalo, Luna. Te ayudará a calmarte.Ella alzó la vista y tomó el vaso con manos temblorosas. Bebió un sorbo pequeño, el líquido quemando su garganta mientras intentaba controlar las lágrimas. Cassio, a su lado, seguía observándola con una intensidad que no lograba disimular.—Voy a asegurarme de que ese hombre pague —dijo de repente—. Te lo prometo.Ella asintió lentamente, pero sus ojos no encontraban los de él. Bebió otro trago, más grande esta vez, y dejó el vaso sobre la mesa con un sonido seco. Se quedó en silencio por un momento, respirando con dificultad, hasta que finalmente levantó la cabeza y lo miró.—Cassio… —murmuró, casi en un susurro.Y antes de que pudiera pensar en lo que hacía, sus l
C1- ¿CUÁNTO ME AMAS?—Nena —dijo Mark de repente, deteniéndose en seco bajo la luz tenue de una farola—, ¿cuánto me amas? La noche era fría, pero Luna Monroe apenas lo sentía. Su corazón latía con fuerza mientras caminaba junto a Mark, su mano entrelazada con la de él. Llevaban tres años juntos, y aunque las cosas no siempre habían sido perfectas, ella estaba convencida de que esta noche sería especial. Él le había pedido que se arreglara, que se pusiera algo elegante, y en su mente no había espacio para dudas: esta sería la noche en que él le pediría matrimonio. —Te amo más de lo que puedo explicar, Mark. Eres mi todo. Lo sabes, ¿verdad? —respondió sin titubear, con una sonrisa Él asintió lentamente y había algo extraño en su mirada. Algo inquieto. Luna quiso preguntarle qué pasaba, pero antes de que pudiera decir algo, él tomó su mano con fuerza y la guió hacia adelante. —Vamos, tenemos que llegar. —¿Llegar? ¿A dónde? —preguntó ella, frunciendo el ceño. Miró a su alrededor, not
C2- PIENSA EN MI. —Luna... —Mark dio un paso hacia Luna, pero ella retrocedió mientras intentaba contener el llanto. —¡¿Para esto me trajiste aquí?! —gritó, su voz quebrándose en cada palabra—. ¿Para esto me pediste que me vistiera así? ¡¿Todo era una mentira, Mark?! ¡¿Todo?! Mark levantó las manos, como si intentara calmarla, pero su expresión era la de un hombre frustrado, atrapado en su propia impotencia. Miró al hombre que estaba recostado en el escritorio. —¿Podemos... podemos hablar a solas un momento? —pidió, casi suplicando. El soltó una carcajada baja y luego inclinó la cabeza como si estuviera considerando la petición. —Claro. Hablen todo lo que quieran. Pero recuerda algo... —su voz se volvió más fría, más cortante—. No importa cuánto hablen, esta noche tendré mi dinero... —Su mirada se posó en Luna, y ella sintió un escalofrío recorrerle la espalda, como si su piel hubiera sido tocada por hielo ―…o a la chica. Cuando la puerta se cerró el silencio fue ensordecedor. L
C3- HACERTE MÍA POR COMPLETO.El sonido de los tacones de Luna resonaba en el largo pasillo, sus manos temblaban, aferradas al borde de su vestido.El guardaespaldas que caminaba frente a ella se detuvo y abrió una puerta doble de madera oscura. Luna tragó saliva y dio un paso al frente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en sus oídos. Al entrar, la habitación la envolvió con su elegancia opulenta: cortinas de terciopelo, muebles de cuero.Pero lo que realmente dominaba la escena era él.Cassio estaba sentado en un sillón frente a un ventanal que ofrecía una vista panorámica de la ciudad iluminada. Sostenía una copa en la mano, y sus ojos se clavaron en ella con una intensidad que le robó el aliento.No era el hombre brutal y grotesco que habría imaginado. Era atractivo, peligroso, y su mera presencia parecía llenar la habitación.—Luna —dijo con una voz grave y serena, rompiendo el silencio ―Entra.Ella asintió, incapaz de hablar.Cassio dejó la copa sobre una mesa cercana y
C4- TU NOVIO TE ENGAÑA.Luna despertó al día siguiente con la luz del sol acariciando su rostro. Tardó unos segundos en recordar dónde estaba, y cuando lo hizo, el rubor subió rápidamente a sus mejillas. Se cubrió con las sábanas, sintiéndose vulnerable.Cassio estaba sentado en una silla frente a la cama, observándola. Su expresión era tranquila, pero había algo en sus ojos que la hacía sentir desnuda, incluso más de lo que ya estaba.—Buenos días —dijo él, su voz tan calmada como la noche anterior.—Buenos días —murmuró ella, evitando su mirada.Cassio se levantó y caminó hacia la ventana, dándole la espalda.—Puedes irte cuando quieras —dijo, como si lo que había pasado entre ellos no significara nada.Luna sintió un nudo en el pecho ante su frialdad, pero no dijo nada. Se levantó lentamente, buscando su ropa. Antes de que pudiera salir, él habló de nuevo.—Tu novio te engaña.Ella se detuvo en seco, girándose para mirarlo.—¿Qué?Cassio se acercó y le entregó dos tarjetas: una con