— Está noche tu viejo amigo Fred te ha invitado a una cena en Italia para el sábado por la noche — Paolo se acomoda en el asiento por delante de Maximus, claro que Paolo se percata de que los ojos azules de Maximus Albani tenían un brillo especial y desconocido — ¿Cuál es la respuesta que sugieres que le dé? Es evidente que será una negativa porque no creo que quieras dejar a la Señorita Helen — Paolo después de decir aquello analiza a Maximus, no era su padre, pero era el hombre que lo había criado, le había forjado la Mafia en la sangre.— Estás equivocado, estaré en Italia, no olvidemos que debemos de mostrar nuestra presencia de lo contrario van a pensar que Italia es tierra de nadie y no estoy como para lidiar con Campesinos sin tierra — Paolo por un momento se había olvidado que estaba ante Maximus Albani — Hablaré con James Campbell, sé perfectamente que el Rey de la Mafia querrá venir a ver a su princesa — Maximus deja ver una pequeña sonrisa que Paolo conoce y lo cataloga com
Helen estaba cerca del viejo roble, ese gigante que había sido testigo silencioso de tantas estaciones Asiáticas, la pequeña mujer tenía una pequeña sonrisa visible en el rostro encantador y angelical que posee. El viento soplaba con fuerza esa tarde, agitando las hojas como un último suspiro antes de lo inevitable. Maximus, desde una distancia cercana, la observaba a distancia. Había algo en Helen que siempre lo detenía. No era solo su belleza, era su calma, su forma de encajar con la naturaleza, como si fuese parte de un cuadro que él no podía comprender del todo, pero que lo mantenía hipnotizado, nadie se imaginaría que aquella mujer fue creada por el rey de la mafia. De pronto, un crujido resonó en el aire. Fue profundo, seco, y heló la sangre de Maximus. El árbol se inclinó lentamente hacia un lado, como si la misma tierra lo soltara de sus raíces. Él vio el roble caer en una danza pesada, rompiendo ramas en su descenso. —¡Helen! —gritó Maximus, el pánico en su voz desgarránd
Las manos del hombre tiemblan, el azul de sus ojos se vuelve más intenso, Helen sentía que podía desfallecer en ese mismo momento, sabe que puede alcanzar la gloria o condenarse a muerte, ambos se miran con tanta intensidad, entonces Maximus cierra los ojos por unos segundos, Helen no se movió, ni siquiera quería respirar, esperando alguna reacción del hombre, entonces él reacciona colocándose de pie. — Tengo algo que resolver ahora mismo, pero está conversación no termina aquí — claramente que a Helen aquella reacción le dolió, después de todo no esperaba que él se separe de ella, pero Maximus se aparta, ella siente la frialdad ante la distancia que Maximus toma, pero se mantuvo en calma, el hombre sale y ella solo tiene que ser fuerte, lentamente ella también se coloca de pie y abandona la habitación de monitoreo.Maximus cerró la puerta del despacho con un golpe seco, el eco reverberando en el silencio de la casa. Se dirigió al estante de madera oscura, donde una botella de whisky
Maximus ya no expuso ninguna palabra el hombre solo entrelaza su mano con la de la pequeña mujer, Helen tampoco dice nada, ambos se adentran en el interior de la Villa y suben hasta la habitación, allí el corazón de Helen empieza a bombear con fuerza cuando la puerta se cierra y Maximus acuna el rostro de la mujer y sin dudar la besa, sus labios se mueven con destreza y fiereza por encima de los labios de Helen, la mujer también reacciona, un beso que habla por las palabras no dichas, sus lenguas danzan con fervor, el pecho de ambos sube y baja mientras las manos de Maximus se vuelven inquietas además de guiar la mano de Helen.— Tócame mi amor quiero sentirte — susurra el hombre su voz se escucha ronca y sus ojos destilan el brillo del deseo, de la lujuria que ella despierta en su ser, las pequeñas manos de Helen se mueven temblorosas por encima de la tela de la camisa que Maximus trae puesto, sus labios no se separan y las prendas van tocando suelo lentamente, falta piel para que Ma
El avión privado de Maximus Albani descendió suavemente hacia la pista privada, un murmullo metálico que apenas perturbaba la tranquilidad del atardecer italiano. La aeronave se posó sobre la pista como un ave que se posa en su nido, elegante y precisa. El sol del crepúsculo bañaba la escena en una luz dorada que reflejaba las formas pulidas y metálicas del jet, que parecía fusionarse con el cielo despejado de Roma, fusionándose con la llegada de uno de los hombres más peligrosos del mundo de la Mafia.Maximus estaba de pie junto a la puerta, con su porte inconfundible, un hombre que parecía haberse hecho a medida de la perfección misma. Su traje oscuro, impecablemente cortado, se ajustaba a su figura con una precisión casi quirúrgica. Cada movimiento que hacía, cada gesto, estaba impregnado de una sofisticación inherente, como si fuera el mismo aire que lo rodeaba el que se adaptaba a su presencia. Sus ojos, de un azul profundo, observaban el horizonte con una calma calculada, mientr
— No significas nada para mí nunca te he amado - Aquellas palabras fueron expresadas por Andrés Park esposo de Susan Lefebvre mientras que la mujer no pudo contener las lágrimas el hombre agarró su chaqueta y se preparó para salir - No te quiero ver cuándo este de regreso porque voy a pasar la noche con mi mujer aquí y por tu bien y por el de tu hermana te recomiendo que firmes los papeles del divorcio - La voz de Andrés y su mirada reflejan el desprecio que siente por Susan.— Cuando la puerta se cerró la mujer cayó al piso las lágrimas no paraban ella sabía que él nunca la quiso y si se casó con ella fue por la exigencia de la familia Park para qué heredará la Presidencia de la Empresa Familiar, pero ella no perdía las esperanzas de que logrará enamorarlo aunque descubrió que aquello sería difícil cuándo se enteró de que Andrés tenía a otra mujer en su vida, una que si era la dueña de sus besos, sus caricias de toda sus atenciones, entendió el porqué de las llegadas tardías o simple
Susan bebía copas tras copas hasta que perdió la cuenta, el joven se había compadecido de ella así que decidió buscar el móvil de ella, al encontrarlo sin contraseña buscó el nombre de alguien, el primer nombre que se había aparecido fue el de Marido, el barman marcó el número y por supuesto tuvo contestación de manera inmediata.— ¿Hola? - La voz de una mujer se escuchaba al otro lado de la Línea - Susan deja de molestar a mi hombre ya firmaron el divorcio y esperó que el show erótico que te dimos fuera suficiente para que entiendas que él nunca fue tuyo - La llamada había terminado sin que ni siquiera el Barman expresará algunas palabras o dijera el motivo de aquella llamada, pero segundos después alguien ha llegado junto a él.— Dame el teléfono - Una voz grave y escalofriante erizo la piel del joven cuándo se dio la vuelta se encontró con un hombre vestido totalmente de negro con unos ojos oscuros que podrían penetrar incluso el alma - No me hagas repetirlo yo la llevaré conmigo -
— ¿Pero cómo mamá? No tiene sentido - La rubia se llevó las manos en la cabeza, expresando en voz alta su pensamiento.— Tampoco entiendo, me preocupa tu hermana, ella es lo único que me preocupa - Dijo Gabriela bastante agitada.— No te preocupes mamá, no vamos a perder la casa veré que hago, pero tú y Bianca no perderán la casa dime algo ¿Has localizado a Sandra? — Es imposible localizarla tampoco tengo la menor idea de donde puede estar - Respondió Gabriela frunciendo el ceño llevaba 3 días sin saber nada de su hija mayor.— No importa mamá, te habló luego— Susan suspiró con pesar, cuándo se trataba de solucionar una necesidad, su madre siempre era amable con ella.— ¿Qué pasa? - Andrea se había dado cuenta del cambio de actitud de su acompañante.— Era mamá diciéndome que la casa estaba embargada - Susan se oía bastante preocupada, pero a la vez confundida.— Si necesitas ayuda, solamente tienes que decirlo.— No, estoy segura de que encontraré una salida me puedes acercar al Ho