ESTADOS UNIDOS El Imponente Edificio del Sanatorio Sacramento le había dado la bienvenida a James Campbell, el Doctor de inmediato se había dirigido a su consultorio al tomar asiento había revisado el reloj faltaban algunos minutos para que su primera cita llegará, James revisa su teléfono celular observando la fotografía que le había tomado a Helen, no había dudas de que las únicas personas que podían despertar la dulzura de James Campbell eran su mujer y su hija, justo en ese momento habían tocado la puerta y el Guardaespaldas abre, James vio a su suegra, Gabriela Lefebvre no era aquella mujer arrogante que él había visto meses atrás, era evidente que la mujer se sintió intimidada por su Yerno.— Señor Campbell — Gabriela incluso tenía miedo de hablar.— Tome asiento Señora, tenemos algunos asuntos importantes que tratar.— ¿Lo he ofendido en algo? — Pregunta con temor imposible de ocultar la mujer.— No lo ha hecho y espero que nunca lo haga señora ¿sabe quién soy?— Sí, uno de lo
— ¿Cómo está la Señora? — pregunta Carmen muy preocupada por el estado de salud de Susan — Cuando la encontré en el suelo me había asustado bastante, yo estaba con la niña, ya que justamente se había despertado y cuando baje la había encontrado en el suelo.— ¿Que órdenes dejo James para el interior de la casa? —Pregunta Julián.— Qué ninguna de las empleadas debe de acercarse a la señora — Carmen se había descuidado y no se ha percatado de lo que verdaderamente ha ocurrido con Susan.— ¿Y ninguna se ha acercado a ella? — Julián quería estar seguro si este desmayo era por algunos fragmentos de recuerdo o su cerebro no ha soportado una sobrecarga de información que para Susan no era buen visto, ocasionando su descompensación, Julián es consciente de que el único que puede sostener esta situación era James, el doctor no veía la hora del regreso de su amigo.— No Doctor, ninguna de las chicas se ha acercado a ella, puesto que la señora estaba en el Jardín y allí no estaba nadie — James
— Quizás estoy equivocándome pensando en que todo sigue bien, cuando en realidad nuestra familia ha colapsado, porque es raro que mi madre no esté aquí, no venga contigo.— Tu madre no te quiere Susan para ella solo existen Bianca y Sandra, para el único que tú existes, es para mí. — Tampoco se nota papá ¿qué me están ocultando? Porque ya me di cuenta de que nada es lo que parece.— Los modales con las que tu madre te levanto las dejaste por el suelo, por eso te has metido con un hombre que es casado.— Quizás y muy probable lo he tomado de ejemplo de alguien de la familia. — Señor Lefevbre, tenga cuidado con sus palabras — uno de los guardaespaldas se acerca a ellos y Susan entendió por qué James no permitió que la niña fuera sacada y vista por su padre.— Es mejor que acompañe al señor a la entrada y lo lleven de regreso nuevamente, no tenemos nada de que hablar.— ¿Cómo así? — Emilio no ha esperado aquello.— Papá, no tenemos nada de que hablar — Susan después de decir aquell
Después de dos horas los cheques fueron firmados y entregados en su totalidad a todas las personas que prestan servicios a James, el hombre se mantuvo en su Despacho en todo momento, mientras que Susan jo había salido de su habitación allí estuvo durante toda la mañana por supuesto con Helen a su lado, después de unos minutos más James toma la decisión de salir de su despacho, al momento de cruzar por la habitación que Susan utiliza escucha el pequeño grito de Helen, el hombre no se contuvo entrando en la habitación, su mujer estaba jugando con su hija en la cama.Susan no se inmutó ante la entrada de James es más tal parece que aunque no tenga recuerdos ella está acostumbrada a la presencia del hombre, ninguno de los dos dijeron algo sus miradas se encuentran — ¿Ocurre algo? —Pregunta Susan colocándose de pie, por supuesto la mujer carga a Helen, la niña parece sentir la presencia de su padre, y cuando lo ve se queda mirando a James, Susan en sus adentros llamaba traidora a Helen, pu
— Detente — musita Susan, pero James ya estaba frente a ella escasos centímetros los separaba, la mujer se volvió más pequeña ante el imponente hombre — ¿Qué es lo que quiere? — La rubia toma el valor de alejarse, o por lo menos hizo el intento, ya que James la sostuvo del brazo y ante aquel tacto, Susan podía desbaratarse.— Eres mía Susan, aunque no lo recuerdes, eres mía, mi mujer y no necesito de ningún documento para probar que eres mía.— Yo no quiero ser suya — Susan trata de alejarse, pero por supuesto su fuerza no era ni siquiera la cuarta parte de la fuerza de James.— Aunque te niegues, eres ni amante — Sentencia el hombre asustando a Susan — Y no voy a dejarte en libertad — James después de analizar los estudios de Susan había llegado a una nueva conclusión médica — Eres mía, tenemos una hija juntos y aquello no podrás cambiar jamás.— ¿Qué es lo que quiere de mí? — La mujer pese a estar escuchando aquellas palabras tampoco estaba luchando o rogando por su libertad.— Susa
— Señora ¿se encuentra bien? — pregunta Carmen entrando con Helen en brazos, Susan ni bien ve a su hija siente como la opresión qué estaba sintiendo desaparece, la mujer se acerca a Carmen y sin dudar carga en brazos a Helen, Susan sonríe sintiendo que el mundo es suyo al tener a su hija en sus brazos.— Puedes ir a realizar tu trabajo Carmen, yo voy a encargarme de mi hija — Indica Susan a la mujer con una sonrisa a medias.— ¿Está segura, mi señora? — Carmen dudaba, pero Susan tenía mejor semblante que días anteriores.— Si Carmen. Yo voy a cuidar a mi hija — responde Susan.— Con permiso Señora — Carmen posteriormente se aleja de la habitación, Susan se dirige hasta la ventana corriendo las cortinas, los ojos de Helen parecen adquirir mayor brillo, mientras Susan la coloca en el sol, por supuesto cuidando de ella para que la puesta no sea tan fuerte y le haga daño.La mujer sonreía de manera hermosa mientras miraba a su hija, sin percatarse de que desde el despacho James también la
Cuando Susan abre sus ojos se encuentra aún en la habitación, lo último que recordaba fue que le había dicho a James que no la tocará, analizando la habitación encuentra la cuna, pero ella estaba sola así que, toma la decisión de colocarse de pie acercándose con cuidado a la cuna la misma se encontraba sin su pequeña habitante, Susan sentía mucho cansancio además del dolor de cabeza que estaba empezando a presentarse, la rubia unos segundos después toma la decisión de bajar, ella no sabía ni siquiera que hora del día era, siguió avanzando hasta escuchar pequeños murmullos reconocía la voz de James.Ella vio a James, el hombre se acomodó en el sofá, abrazando a Helen, la pequeña niña en sus brazos parecía encantada. La tenue luz de la tarde iluminaba la Sala creando un ambiente cálido y sereno. Helen, con sus grandes ojos curiosos, miraba a su papá con asombro, sus manitas pequeñas aferrándose a la camiseta de él. James se veía muy juvenil, no portaba su traje habitual.— Hola, mi pequ
Cuando Susan abre los ojos se encontraba en el Sofá, recuerda que estaba allí leyendo un libro cuando el cansancio la venció miró el reloj que tenía en la muñeca dándose cuenta de que era las 6 de la tarde, la mujer se coloca de pie se masajea la frente, pero el azul de sus ojos era más intenso se llevó la mano a la altura del pecho y sus ojos se dirigen hasta la escalera, Susan unos segundos después toma la decisión de subir hasta la habitación al abrir la puerta ve la cuna y con pasos lentos se acerca a ella.Sus ojos azules ven a aquel diminuto ser las lágrimas hacen acto de presencia, y como no iba a llorar si todos sus recuerdos estaban de regreso, de inmediato niega con la cabeza porque ella conocía la realidad recordando las palabras de las mucamas.Susan volvía a recuperar en su totalidad sus recuerdos y sin dudar carga a Helen en sus brazos — mi pequeña Helen, pequeñita de mamá — susurra Susan acercando el rostro de su hija al suyo, la fragancia de bebé se impregna en sus fos