— No pensé que vendrías a Asia — Paolo se posiciona por delante de Maximus.— Tú sabes perfectamente Paolo, que aquí nadie va a imaginarse de nuestra estadía, no he sido miembro secreto de la Mafia Asiática en vano — Maximus bebe un sorbo del whisky qué tenía en la mano — Pero no quiero pasar por alto absolutamente nada Paolo, quiere extremada vigilancia cualquier movimiento sospecho que ocurra es un acto del cual yo debo de enterarme ¿estamos claros? Además, quiero que en Italia haya movimientos que no dejen en duda de mi presencia allí.— Ya he trabajado en eso — Fue la respuesta de Paolo.— ¿Cómo está Jonás Lombardi? O mejor dicho ¿Cómo están los hermanos Lombardi?— Jonás está entre la vida y la muerte mientras que Gina sigue como rehén.— Déjala ir, entrega a la menor del Clan Lombardi a la Unión Africana, que la conviertan en esclava o que hagan con ella lo que a los Jefes les venga en ganas.— Bien ¿Alguna otra sugerencia?— Ninguna Paolo, puedes regresar a Italia cuando quiera
El Primer VistazoMaximus guio a Helen hacia la cama, su voz suave pero firme.—Por favor, Helen, colócate la bata y acuéstate. Es hora de revisar al bebé — Indica Maximus.Helen se sonrojó, sintiendo una mezcla de vergüenza y nerviosismo. Se desvistió detrás de la cortina y se puso la bata, intentando ocultar su cuerpo aunque aquello de ocultarse a Maximus le parece irreal después de todo él ya ha palpado cada centímetro de aquel cuerpo.Mientras pensaba en eso también preparaba las máquinas de monitoreo, su rostro concentrado en la tarea. Cuando Helen se acostó, él comenzó a ajustar los equipos.—Respira profundamente, Helen —dijo, su voz calmada. Helen asintió, sintiendo la tensión en los hombros de Maximus mientras él colocaba los sensores en su abdomen. La pantalla del monitor se iluminó, y por primera vez, vieron al bebé.El corazón de Maximus latió con fuerza, su respiración se aceleró. Helen sintió la tensión en sus hombros, como si estuviera luchando contra algo. —¿Estás bien
— ¿Cómo te sientes? — Pregunta Maximus entrelazando su mano con la de Helen.— ¿No sientes ninguna molestia? ¿No te hice daño?— Estoy bien — responde ella sonrojándose.— Entonces deberías de darte un baño y bajar a comer algo, la cocinera tiene todas las indicaciones de las comidas que te aportan nutrientes para el embarazo.— ¿Es de verdad? — Helen coloca mala cara, por supuesto Maximus se percata de eso.— Es mejor que bajemos a comer juntos — Aquello motivo a Helen, ambos se habían dado un baño, el primero en bajar había sido Maximus, el hombre ya estaba esperando por Helen en la mesa hasta que la pequeña mujer baja y se acomoda.Helen de inmediato observa con el ceño fruncido y los labios ligeramente torcidos mientras miraba con desgano el plato de verduras frente a ella. No dudo de inmediato en cruzarse de brazos como si fuera una niña que se negaba a comer sus vegetales.—No quiero —murmuró, empujando un trozo de brócoli con el tenedor.Maximus, que había estado observándola co
Era un nuevo día en la Villa de Maximus, y aunque la calma y el orden parecían gobernar, él mismo no se sentía bien. Desde temprano, Maximus había sentido un malestar en el estómago, algo que al principio pensó que podría ser la cena de la noche anterior. Sin embargo, conforme pasaban las horas, las náuseas se hacían más fuertes y le impedían concentrarse en el trabajo.En la cocina, mientras buscaba algo que le calmara el estómago, una de las cocineras más antiguas, llena de sabiduría y supersticiones de las tierras cercanas, se le acercó con una sonrisa divertida.— Mi señor, dicen que si los síntomas del embarazo afectan también al padre, es muy posible que el bebé sea una niña —dijo la cocinera con voz dulce y una mirada que denotaba curiosidad.Maximus parpadeó, sorprendido por el comentario, y una emoción inesperada comenzó a revolotear en su pecho. La posibilidad de que su hijo fuera una niña hizo que su mente divagara por un instante. Imaginó una pequeña de cabello negro azaba
DÍAS DESPUÉS El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de Asia de tonos anaranjados y dorados. El jardín que rodeaba la villa era un paraíso en miniatura: flores de colores vibrantes, el suave murmullo de un arroyo cercano y el aroma fresco de la hierba recién cortada ocultaba perfectamente aquella zona de la maldad de los demás. Maximus caminaba a paso firme a lado de Helen, sus pasos resonando de manera rítmica sobre el camino de piedra que serpenteaba entre los arbustos y árboles. No solían pasear juntos con frecuencia, pero algo en ese día hacía que las palabras sobraran, después de los días que estuvieron prácticamente encerrados Maximus ha tomado la decisión de que Helen diera algunas vueltas por los alrededores, por supuesto en compañía de él.— No olvides en hacerme saber si es que sientes una molestia.— expuso el hombre, aunque sus facciones estaban endurecidas en sus ojos había una calidez nata.— Vienes diciendo eso durante todo el pase, ya sé que si a
— No significas nada para mí nunca te he amado - Aquellas palabras fueron expresadas por Andrés Park esposo de Susan Lefebvre mientras que la mujer no pudo contener las lágrimas el hombre agarró su chaqueta y se preparó para salir - No te quiero ver cuándo este de regreso porque voy a pasar la noche con mi mujer aquí y por tu bien y por el de tu hermana te recomiendo que firmes los papeles del divorcio - La voz de Andrés y su mirada reflejan el desprecio que siente por Susan.— Cuando la puerta se cerró la mujer cayó al piso las lágrimas no paraban ella sabía que él nunca la quiso y si se casó con ella fue por la exigencia de la familia Park para qué heredará la Presidencia de la Empresa Familiar, pero ella no perdía las esperanzas de que logrará enamorarlo aunque descubrió que aquello sería difícil cuándo se enteró de que Andrés tenía a otra mujer en su vida, una que si era la dueña de sus besos, sus caricias de toda sus atenciones, entendió el porqué de las llegadas tardías o simple
Susan bebía copas tras copas hasta que perdió la cuenta, el joven se había compadecido de ella así que decidió buscar el móvil de ella, al encontrarlo sin contraseña buscó el nombre de alguien, el primer nombre que se había aparecido fue el de Marido, el barman marcó el número y por supuesto tuvo contestación de manera inmediata.— ¿Hola? - La voz de una mujer se escuchaba al otro lado de la Línea - Susan deja de molestar a mi hombre ya firmaron el divorcio y esperó que el show erótico que te dimos fuera suficiente para que entiendas que él nunca fue tuyo - La llamada había terminado sin que ni siquiera el Barman expresará algunas palabras o dijera el motivo de aquella llamada, pero segundos después alguien ha llegado junto a él.— Dame el teléfono - Una voz grave y escalofriante erizo la piel del joven cuándo se dio la vuelta se encontró con un hombre vestido totalmente de negro con unos ojos oscuros que podrían penetrar incluso el alma - No me hagas repetirlo yo la llevaré conmigo -
— ¿Pero cómo mamá? No tiene sentido - La rubia se llevó las manos en la cabeza, expresando en voz alta su pensamiento.— Tampoco entiendo, me preocupa tu hermana, ella es lo único que me preocupa - Dijo Gabriela bastante agitada.— No te preocupes mamá, no vamos a perder la casa veré que hago, pero tú y Bianca no perderán la casa dime algo ¿Has localizado a Sandra? — Es imposible localizarla tampoco tengo la menor idea de donde puede estar - Respondió Gabriela frunciendo el ceño llevaba 3 días sin saber nada de su hija mayor.— No importa mamá, te habló luego— Susan suspiró con pesar, cuándo se trataba de solucionar una necesidad, su madre siempre era amable con ella.— ¿Qué pasa? - Andrea se había dado cuenta del cambio de actitud de su acompañante.— Era mamá diciéndome que la casa estaba embargada - Susan se oía bastante preocupada, pero a la vez confundida.— Si necesitas ayuda, solamente tienes que decirlo.— No, estoy segura de que encontraré una salida me puedes acercar al Ho