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El baile del rey y la reina

Los ahora esposos salian de la iglesia mientras los miembros de la manada aplaudían alegres por su unión, los ponía contentos que su alfa por fin hubiese encontrado a su pareja y fuese feliz, esperaban tener a una luna noble y sabia

En el salón ya estaba todo listo para que empezara la celebración, el basto banquete, la orquesta, el mejor vino que tenían en las cavas de la familia Salvatore, la delicada decoración que parecía sacada de un cuento de hadas, todo era a la altura del matrimonio de tan importante Alfa

Los esposos llegaron, Luciano ayudó a bajar del carruaje a Isabella, ella dudaba en darle la mano pero el lobo se la sostuvo, él era un caballero ante todo

— Gracias — Isabella por fin había dicho algo dirigido a su esposo

— Vaya, si hablas, vamos, tenemos que ir a la mesa principal, procura comportarte y no llorar por qué tendremos los ojos de toda mi manada encima, no quiero que se vea tan obvio que no te querías casar conmigo

Isabella pensó de inmediato que la caballerosidad del Alfa Salvatore era fingida, más apenas entraron los aplausos se escucharon, todos felicitaban al Alfa por su hermosa luna, él permanecía sereno, solo los saludaba y sonreía un poco

— Es hora de que nuestro rey soberano y nuestra reina luna tengan su primer baile de esposos — anunció el vocalista de la orquesta, enseguida comenzaron a tocar una hermosa pieza, el apuesto rey Alfa Luciano Salvatore, tomó del brazo a su luna y la llevó al centro de la pista, ahí comenzó su primera danza, ella era como una espiga que se movía al compás de las notas y de los movimientos de su Alfa

Luciano la tenía tan cerca que podía aspirar su delicioso aroma adictivo para él, no quería aceptarlo pero sin duda alguna, Isabella Montenegro era su tan esperada alma gemela, la que había esperado y buscado por setecientos cincuenta años, no podía estar más jodido ya que ella no lo amaba

El baile que la manada Luna de Plata presenció fue hermoso, la incomparable belleza de Isabella y sus hermoso ojos azules y la imponente y atractiva presencia del Alfa Salvatore, era algo nunca antes visto, solo la cuñada del Alfa se encontraba envidiosa y furiosa en su mesa de honor, no soportaba que otra loba subiera al trono que estuvo por tomar ella antes de que matarán a Laureano Salvatore, su prometido

Más tarde, la cena les fue servida, Luciano partía su filete elegantemente cuando se dió cuenta que su esposa no tocaba el plato

— ¿No piensas probar bocado? — preguntó el Alfa un poco molesto

— No tengo apetito, preferiría no comer — Isabella respondió tímidamente

— Come, la comida no debe desperdiciarse, además necesitarás fuerza para nuestra noche de apareamiento, no te olvides que soy un Alfa y no un beta, necesitarás de todas tus energías para resistir toda una noche en mi cama

Las blancas mejillas de Isabella, que estaban maquilladas con un poco de colorete, se terminaron de enrojecer, las palabras del Alfa habían sido muy directas

— Nos acabamos de conocer, nos acabamos de casar, ¿vas a tomarme aún así? ¿por qué no me das un poco de tiempo? quizás en un periodo prudente pueda...

— ¿Enamorarte de mí? no necesito tu amor, necesito herederos, necesito que mi luna me de cachorros, para darme amor tengo otra mujer, tu puedes seguir enamorada de tu noviecito si quieres, eso no me interesa en lo absoluto

Las crueles palabras del lobo entristecieron a Isabella, era a eso lo que ella temía, ser infeliz con alguien que no la amara y que además fuera despiadado y cruel

— ¡Si tan poco te importa tu nueva esposa debiste dejarme ir, si ya tenías a quien amar debiste casarte con ella y no conmigo, yo no quiero esto, no quiero vivir el resto de mi vida sin amor, con un lobo cruel como tú qué ni siquiera va a amarme! — Isabella se levantó de la mesa y se fué corriendo sin rumbo

— *¿Por qué la jodiste así? ella no está acostumbrada a nosotros pero con ese trato lo que vas a lograr es que nos deteste y huya del matrimonio, no quiero perder a mi luna, te juro que si ella me abandona no dejaré que se te pare la polla con ninguna loba, humana o cualquier criatura sobre la tierra* — Jhon estaba furioso con Luciano por como le había hablado a Isabella

— ¿Acaso estás ciego? — ella está triste por qué tuvo que romper con ese novio, es por eso que no le pasa bocado, creé que soy estúpido pero se equivoca! — el Alfa estaba celoso, el que él beta llegará a reclamar a su luna para llevársela de su lado era una ofensa de la que el enojo no se le pasaba

— *Entonces conquistala, gánate su corazón, se amable, hazle saber que con nosotros estará a salvó, segura, que la vamos a amar, ella te tiene miedo, la m*****a mala fama que tienes la hace temernos, cambia su forma de vernos, seducela

Luciano solo gruñó bajo, no quería tener que ceder, ella era quien lo había ofendido al llegar a él amando a otro, al llorarle a su padre para que cancelara el compromiso, ella no se merecía su consideración y buen trato

Isabella había parado en un jardín, ella estaba sentada en una banca abrazándose a si misma, estaba helado y aunque su calor corporal era alto, en esa época del año el frío era implacable

— Tengo que irme de aquí, no puedo quedarme en dónde no soy querida, a mi padre solo le importa el poder, a Luciano Salvatore que le de cachorros como si fuera una máquina de hacer lobeznos, ¿a quién le importo? estoy sola en este mundo, huiré, escaparé a la manada Diamont Moon, estoy segura que mi amiga Valentina Masherano me recibirá, ella y su esposo Lizandro no me negaran asilo

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