La noche llegó, Isabella no habló con su Alfa porque apenas puso la cabeza en la almohada se volvió a quedar dormida, Luciano salió de la ducha para hablar con su luna y hacerle el amor pero ella ya estaba dormida y cobijada— Si no fuera por qué sé que en verdad estás dormida, me comenzaría a preocupar por qué no quieres hablar conmigo — murmuró el apuesto Alfa antes de meterse a la cama y abrazar a su mujer, aspiró su aroma lo que lo tranquilizó a él y a Jhon*Mañana sí o sí debemos hablar con ella* — dejó Jhon como mensaje para Luciano antes de dormirseIsabella llegó al hospital al día siguiente, se preguntaba por qué se había sentido tan cansada el día anterior, Raquel, una de las enfermeras, acompañaba a Isabella al área de maternidad, había por lo menos quince cachorros que recién habían nacido, entre ellos un par de gemelos— Por la diosa luna, que cachorritos tan hermosos, hoy pasaremos el día con ellos, los vamos a bañar y a poner guapos para llevarlos con sus madres — a Isa
Isabella fue llevada a una cabaña de lujo que el peor enemigo de Luciano tenía para sus encuentros casuales, el lobo estaba dispuesto a destrozar la vida de su primo a toda costa y sabia que la principal fuerza del Alfa era su amada luna Sin duda fue una casualidad que Loreto, encontrara a su reina luna por el camino, más no iba a dejar ir la oportunidad para hacer lo que llevaba planeando por días con Artemisa Luciano buscó hasta el cansancio a Isabella, al no encontrarla movilizó a todos los guerreros y miembros de su manada, ella no podía estar muy lejos — !Búsquenla! ¡qué nadie se detenga hasta que encuentren a mi luna, ella no debe de estar muy lejos de la manada! — al Alfa se le escuchaba desesperado, Camilo, se estaba haciendo cargo de organizar a los lobos, pero por más que peinaban el bosque ella no estaba por ningún lugar la noche cayó, todos seguían en su incansable búsqueda, Luciano se veía pálido, estaba furioso, estaba angustiado, simplemente no era él mismo — Luc
Artemisa sabía el riesgo que corría si Luciano, la descubría engañandolo, pero lo corría por qué valía la pena el premio, ser la luna de la manada Luna de Plata era su más grande sueño, su único objetivo, ya si podía además obtener al atractivo rey lobo, eso era mucho más gratificante Artemisa, galopaba con Luciano, muy cerca de ella y a la vez con Camilo, muy cerca de su Alfa, al beta no le convencía para nada lo que la cuñada estaba pidiendo, ¿quién carajos que se supone que amó a un lobo, le pide a su hermano que la haga su esposa y su luna? eso estaba en contra de todos los principios lobunos Aunque Luciano, no creía que Isabella, pudiese llegar a traicionarlo, por alguna razón que no lograba descifrar, su corazón estaba intranquilo, ella no podía engañarlo, no podía haberse burlado de su amor, ¿cierto? — Es aquí — Artemisa se detuvo en una cabaña de lujo que de la cuál el Alfa no tenía idea a quien pertenecía, cosa que era muy extraña, estaba un poco adentrada en el bosque sin
Luciano salió de ahí con el corazón destrozado, confiaba en Isabella más que en nadie, pero las pruebas de su traición estaban frente a sus ojos, su luna lo había engañado de la peor manera, se había burlado de su amor Camilo puso una mano en el hombro de su amigo y Alfa, sabía lo que estaba sufriendo en esos momentos, y aunque había cosas que no le cuadraban, no podia defender a Isabella estando ella en la cama de otro lobo — Llevenla a la mansión y encierrenla en una de las habitaciones alejadas de la mía, pensaré en su castigo y después lo ejecutaré — esas fueron las órdenes del Alfa Salvatore, después se le vió partir en su caballo Artemisa estaba feliz, no se acercó al Alfa por qué la furia que emanaba era avasallánte, el miedo le recorría la espina dorsal, mañana por la mañana iria a buscarlo para pedirle que cumpliera con su promesa — ¡No...! ¡No pueden encerrarme aquí, soy inocente, llamen a Luciano, díganle que quiero hablar con él, tiene que escucharme! ¡por favor no me
Isabella apenas podía contener las lágrimas frente a la mujer que sabía había sido la causante de su desgracia, pero no podía quedarse a ser expuesta y azotada hasta casi la muerte, si lo hacía su cachorrito no sobreviviría, y aunque amaba a su Alfa más que a nada en el mundo, su prioridad era ahora su hijo — ¡Acepto..! acepto tu oferta, ayúdame a salir de aquí y nunca más volveré a esta manada, jamás volveré a cruzarme en la vida de Luciano Salvatore — Hecho, dame un par de horas, dentro de un rato Luciano, estará ahogado de borracho mientras que los centinelas estarán durmiendo, prepárate por qué no tendremos mucho tiempo, le haré pensar a Luciano que escapaste sola por descuido de los guerreros y te lo advierto Isabella, si vuelves a poner un pie en la manada te mataré y a tu bastardo también — ¡No llames así a mi hijo, hoy has ganado esta batalla, pero eso no te asegura que ganarás la guerra, cuando Luciano, te descubra nadie podrá salvarte de que te corte la garganta y queme t
A la mañana siguiente, muy temprano estaban alistando todo para realizar el juicio de la luna de la manada, se había corrido la voz de que había traicionado al Alfa Luciano, muchos no daban crédito, ella debía ser una loba realmente malvada para haberse atrevido a traicionar a tan buen lobo, un Alfa íntegro, con la palabra de mil manadas juntas, justo y valiente El Alfa ya se encontraba en su asiento, él esperaba que los centinelas trajeran a Isabella ante él, el dolor de cabeza por la resaca lo estaba matando, pero era nada comparado a la cruda moral que tenía encima, él se sentía demasiado furioso por la burla de su compañera hacía todo lo que él representaba — ¡Alfa, hemos buscado a la luna en la que se nos indicó y hemos buscado por todas partes pero ella no está aquí, me temo que nuestra luna escapó de su mansión y de la manada! Un fuerte gruñido les heló la piel a todos, el mismo Alfa Luciano Salvatore, encaminó sus pasos a su mansión, buscó y buscó pero ella no estaba ahí, el
Lizandro escuchó a la amiga de su esposa llorar con mucho sentimiento, ella repetía una y otra vez que no lo había engañado, que lo amaba, amaba a Luciano Salvatore con toda su alma pero que alguien le habia tendido una trampa donde ella resultaba serle infiel— Amiga, si hablas con él tal vez puedan aclarar las cosas, quizás el te escuche y puedas probar tu inocencia — No... el quiere castigarme, pensaba degradarme de luna y... azotarme hasta la inconsciencia, tuve que huir por qué estoy esperando a su cachorro, si me quedaba y era golpeada lo iba a perder, mi hijo es lo único que me queda del amor que un día nos unió a su padre y a mí — ¡Dios mío! ¿cómo puedes ser tan ciego y no ver el gran amor que le tienes? Isabella, lo siento tanto— El no debe encontrarme, no debe saber de mí nunca, o por lo menos mientras esté en embarazo, temo por la vida de mi cachorro— ¡No, no, mi Alfa jamás permitiría que Luciano te pusiera una garra encima, ¿no es así Lizandro? ¿verdad que no dejarías
Valentina, estaba ya exhausta, cuidar de su traviesa Violeta y su pequeño Valentino no era tarea sencilla, parecía que no conocían del instinto de supervivencia, debía cuidarlos de que no murieran diariamente La bella luna ya estaba quedándose dormida en su cama conyugal cuando el Alfa entró en ella, el lobo no había olvidado sus palabras, era solo que se había demorado bastante en arrullar y dormir a su pequeña princesa — Cariño, ya se durmieron los cachorros, ¿no vas a darme amor a mí también? — Lizandro, estoy muy cansada, tus hijos me agotan todos los días y ahora con este nuevo bebé que me sembraste el sueño no se me va — Valentina le había confesado el embarazo a su esposo sin querer, la luna estaba casi dormida y no se dió cuenta — Entonces fue eso lo que quisiste decir, tendremos otro cachorro, eres una madre muy dedicada y amorosa, no sabes que tranquilidad me da que mis hijos te tengan a ti como mamá, eres maravillosa mi amor, ahora duerme que mañana me lo volverás a