A la mañana siguiente, muy temprano estaban alistando todo para realizar el juicio de la luna de la manada, se había corrido la voz de que había traicionado al Alfa Luciano, muchos no daban crédito, ella debía ser una loba realmente malvada para haberse atrevido a traicionar a tan buen lobo, un Alfa íntegro, con la palabra de mil manadas juntas, justo y valiente El Alfa ya se encontraba en su asiento, él esperaba que los centinelas trajeran a Isabella ante él, el dolor de cabeza por la resaca lo estaba matando, pero era nada comparado a la cruda moral que tenía encima, él se sentía demasiado furioso por la burla de su compañera hacía todo lo que él representaba — ¡Alfa, hemos buscado a la luna en la que se nos indicó y hemos buscado por todas partes pero ella no está aquí, me temo que nuestra luna escapó de su mansión y de la manada! Un fuerte gruñido les heló la piel a todos, el mismo Alfa Luciano Salvatore, encaminó sus pasos a su mansión, buscó y buscó pero ella no estaba ahí, el
Lizandro escuchó a la amiga de su esposa llorar con mucho sentimiento, ella repetía una y otra vez que no lo había engañado, que lo amaba, amaba a Luciano Salvatore con toda su alma pero que alguien le habia tendido una trampa donde ella resultaba serle infiel— Amiga, si hablas con él tal vez puedan aclarar las cosas, quizás el te escuche y puedas probar tu inocencia — No... el quiere castigarme, pensaba degradarme de luna y... azotarme hasta la inconsciencia, tuve que huir por qué estoy esperando a su cachorro, si me quedaba y era golpeada lo iba a perder, mi hijo es lo único que me queda del amor que un día nos unió a su padre y a mí — ¡Dios mío! ¿cómo puedes ser tan ciego y no ver el gran amor que le tienes? Isabella, lo siento tanto— El no debe encontrarme, no debe saber de mí nunca, o por lo menos mientras esté en embarazo, temo por la vida de mi cachorro— ¡No, no, mi Alfa jamás permitiría que Luciano te pusiera una garra encima, ¿no es así Lizandro? ¿verdad que no dejarías
Valentina, estaba ya exhausta, cuidar de su traviesa Violeta y su pequeño Valentino no era tarea sencilla, parecía que no conocían del instinto de supervivencia, debía cuidarlos de que no murieran diariamente La bella luna ya estaba quedándose dormida en su cama conyugal cuando el Alfa entró en ella, el lobo no había olvidado sus palabras, era solo que se había demorado bastante en arrullar y dormir a su pequeña princesa — Cariño, ya se durmieron los cachorros, ¿no vas a darme amor a mí también? — Lizandro, estoy muy cansada, tus hijos me agotan todos los días y ahora con este nuevo bebé que me sembraste el sueño no se me va — Valentina le había confesado el embarazo a su esposo sin querer, la luna estaba casi dormida y no se dió cuenta — Entonces fue eso lo que quisiste decir, tendremos otro cachorro, eres una madre muy dedicada y amorosa, no sabes que tranquilidad me da que mis hijos te tengan a ti como mamá, eres maravillosa mi amor, ahora duerme que mañana me lo volverás a
Paolo no se demoró casi nada en llevar a Isabella al hospital de la manada, cuando ya estaba en trabajo de parto llegaron Valentina y Lizandro, solo los tenía a ellos para apoyarla En la sala de expulsión, el médico hizo un ultrasonido a la loba y vió que uno de los cachorros tenía el cordón enredado en el cuello, eso le complicaba las cosas, no podrían nacer por parto natural, tendrían que hacer una cesárea de emergencia — Isabella, un cachorro tiene el cordón enredado no podrás dar a luz de forma natural, vamos a prepararte para sacar a los cachorros por cesárea — ¿Está seguro doctor? ¿es muy necesario? ¡ahhhhh! ¡cómo duelen estás contracciones! — ¡Así es, es necesario y de inmediato o no los contamos! solo firma la autorización para proceder — la loba firmó, ella deseaba que Luciano estuviera con ella para recibir a sus hijos pero era imposible, él ni siquiera le había creído que estaba embarazada y que si lo estaba no eran sus cachorros — Tranquila Isabella, todo va a salir bi
Artemisa logró pasar a ver al Alfa de la manada después de esperar por un par de horas, ella era tratada peor que el miembro más bajo de la manada Luna de Plata, el lobo no la soportaba y evitaba tener que verla — Luciano, necesito hablar contigo — Eso estás haciendo, hazlo pronto que estoy muy ocupado, dí lo que tengas que decir y marchate — el lobo estaba de pie con toda su imponencia frente al ventanal que daba a un espeso bosque, su mirada estaba perdida allí — Necesito que mejores mis condiciones como la luna de esta manada, cumplo con todas mis obligaciones pero que obtengo a cambio, la manada no me respeta, murmuran a mis espaldas, ellos me faltan al respeto, tienes que hacer algo — La reputación... tú reputación no es mi problema, si no es buena eso es cosa tuya — ¡Pero soy tu luna! mi reputación también tiene que ver contigo, ¿que dirían los Alfas de las otras manadas si supieran que permites que los lobos me falten al respeto? — ¿Qué es lo que quieres Artemisa? solo di
El pequeño Landers lloraba por cólicos pero ya la Nana le estaba dando el té medicinal, Paolo, lo cargaba mientras tanto — ¿Ese cachorro también es tuyo, Lizandro? Franco, preguntaba con evidente asombro en su varonil rostro — Por supuesto que no, es uno de los cachorros de Isabella, ella es amiga de mi luna, le estamos dando asilo y te pido que no digas que ella está aquí — ¿Por qué? ¿de quién se está escondiendo? ¿quién es ella? — Ella es la luna de la manada Luna de Plata — ¿Me estás jodiendo? todas las manadas han hablado acerca de ella, dicen que el Alfa Luciano, la encontró en la cama de su primo Loreto, después que se le perdió por dos días, el Alfa la iba a degradar y azotar hasta la inconsciencia como castigo, pero se dice que ella huyó antes de ser castigada — Si, ella llegó aquí en muy malas condiciones, corrió sin parar en su forma de loba para poder salvar a sus cachorros, de haberse quedado a ser azotada el embarazo sin duda se perdería, Isabella, es una luna extrao
El Alfa Franco ese día estuvo muy participativo en la ayuda con los cachorros, el lobo fue vomitado por Lucian, tuvo que ir a ducharse un par de veces, Isabella estaba con el rostro rojo de la vergüenza, Franco, era un Alfa muy imponente — Que tal el Alfa Franco, está muy participativo con los lobeznos — Paolo, estaba celoso — Seguro que es por qué le gustan los cachorros, todo alfa desea poder tener a sus lobeznos en algún momento — Isabella, lo excusó — Hmmm... más bien lo que le gusta es la madre de los cachorros, tus hijos ya le hicieron de todo y aún así sigue con el dedo en el renglón, ¿qué no se piensa rendir? — Déjalo ser Paolo, es muy bueno para dormir a los cachorros, mira, ya están los dos rendidos en su cuna, vamos al comedor a ver qué prepararon las cocineras, muero de hambre, esto de amamantar a dos bebés al mismo tiempo es... difícil — Vamos pues, yo también estoy muriendo de hambre, espero que no nos encontremos con ese Alfa, ya hasta parece que vive aquí, ¿qué no
Many subió a su habitación con su cachorro, limpió su carita con toallitas húmedas y lo arrulló con paciencia en la gran mecedora que tenían en su cuarto — Ya duerme cachorrito, papá está aquí, sé que a tu madre le apasiona diseñar y crear hermosos vestidos, pero no me gusta que pase tantas horas fuera del castillo, ella no necesita ganar dinero, para eso estoy yo, ella necesita estar aquí para cuidarte y ayudarme cuando hagas berrinche El príncipe estaba muy descontento porque su mate no llegaba Anastasia llegó por fin, en la sala de estar se encontraban todos menos Many y su cachorro — Hola, ¿cómo están? ¿por qué no está Many aquí? — preguntó la bella vampiro — Many subió con Emi, el cachorro estaba muy inquieto, ni siquiera quiso comer, parece que tenía sueño — ¿Tú hermano... está de mal humor, cierto? — Te mentiría si te digo que no — respondió Paolo Anastasia se apresuró a subir a su habitación, en ella no estaban su mate ni su cachorro, ella estaba a punto de salir de nue