Salomón no podía creer lo que escuchaba, el mundo se le venía abajo. Había perdido a Julieth, la persona más importante en su vida. Todo su cuerpo se tensó y la ira comenzó a apoderarse de él.—No puede ser cierto, tú estás mintiendo —dijo con voz entrecortada.Salomón miró fijamente a Julieth, buscando una señal de que todo era solo una mentira. Pero la expresión de ella en su rostro confirmó sus peores temores. El corazón de Salomón se rompió en mil pedazos, y la ira que había sentido momentos antes se convirtió en tristeza, al darse cuenta de que ella había hecho cosas sin contárselas, o eso era lo que pensaba, sin sospechar que la semilla del amor se había instalado hace mucho tiempo en su corazón y era ahora cuando comenzaría a germinar.—Lo siento, Salomón. Julieth es mi prometida y espero que puedas respetar nuestra relación —respondió Daniel con una sonrisa en su rostro.Julieth permaneció en silencio, sin darle ninguna explicación.—¿Por qué? ¿Desde cuándo? —pero ella se mant
“Entonces es verdad, va a casarse”, se dijo mentalmente, mientras no podía contener la angustia que se anidaba en su pecho, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podía ser que Julieth estuviera a punto de casarse con otro hombre? Él tenía que hacer algo para detener eso, tenía que hablar con ella y hacerle entender… que no podía hacerlo, por qué ella… no podía enamorarse tan deprisa de otro.Sin pensarlo dos veces, Salomón tomó sus cosas, dijo adiós a su familia y se fue directo hacia el lugar donde Julieth vivía. Cuando llegó, ella salió a recibirlo, sin embargo, no quiso que entrara a la casa.—¿Por qué te vas a casar de manera tan repentina? ¿Cuándo lo conociste? ¿Por qué estás tomando esta decisión de manera precipitada? —preguntó sin poder entenderla.Ella alzó la cara y sus miradas se encontraron, él levantó la mano y acarició con suavidad su rostro.—No te cases… no me hagas esto, por favor —le dijo en un tono triste.Julieth suspiró mientras cerraba los ojos, disfruta
El murmullo de los presentes era ensordecedor, Julieth sentía su corazón latir con fuerza en su pecho y las lágrimas se intensificaron en su rostro, por un momento se quedó muda, no sabía que hacer ni decir, todo parecía sacado de un sueño. Siempre había esperado escuchar esas palabras de los labios de Salomón, y ahora ahí estaba el hombre que siempre había amado frente a ella, suplicándole que no se casara con otro hombre.Es que si alguien le hubiera dicho que eso pasaría ella no lo habría creído ni en decenas de años, pero vio a Daniel viendo la escena y le dio lástima hacerle eso y humillarlo delante de todo el mundo.—Yo lo siento, Salomón. Pero tu confesión llega demasiado tarde —declaró con firmeza.—¡No es tarde! Aún no te has casado, estás a tiempo de venir conmigo —pronunció Salomón extendiendo la mano hacia ella.—Debiste decirlo antes de estar aquí, porque ahora he tomado mi decisión y voy a casarme hoy.Todos se dieron cuenta cuando Daniel respiro aliviado, como si le hub
Julieth quedó en silencio sin dejar de observarlo, quería hacerse la dura, pero verlo allí, pidiéndole casarse con ella, y haberla sacado de la iglesia era un indicio del profundo amor que sentía, no podía cerrarse a esa verdad, por eso no pudo controlar esa masa de emociones que la invadían.Miró a los ojos de Salomón, y se dio cuenta de que irradiaba no solo esperanza, sino un profundo amor. Su corazón latía con fuerza, luchando contra la confusión y la sorpresa que embargaban su mente, después de momentos de silencio se arrojó sobre él llorando.—Sí, si un millón de veces sí, pero entiendes que después de este momento no habrá vuelta atrás ¿Está claro verdad? —dijo entre sollozos en medio de un beso.—Por supuesto que lo sé, y eso espero, que nuestro amor sea para el resto de nuestras vidas.Julieth sonrió, estaba emocionada ante la respuesta que Salomón le dio. Observó todo a su alrededor, asimilando cada detalle de la cabaña decorada como un improvisado altar de bodas y lo guardó
—Señora Del Pino, está usted embarazada —expresó el doctor y Erika pasó en un minuto por diferentes expresiones, primero, sorpresa y luego una explosión de alegría. —Pellízqueme doctor, necesito saber que esto es real — dijo Erika emocionada ante la noticia del médico. —Sin necesidad de hacer aún el eco, puedo decirle que es real, la prueba lo confirma y por la fecha que dice que tuvo su última regla, tiene usted un embarazo de ocho semanas… más bien me pregunto cómo fue que usted no se dio cuenta antes. —Es que siempre he sido irregular y aunque me hice unas pruebas caseras, no quería ilusionarme hasta estar segura. ¿Sabe lo feliz que me siento? Después de cinco años de matrimonio, por fin voy a darle a mi esposo el hijo que tanto ansía. —Sí, me imagino que su esposo, el señor Del Pino, estará feliz. —Sí, tomaré esta prueba y la colocaré en un sobre que voy a colorear y decorar de mi propia mano para dársela de regalo de cumpleaños, es hoy. Estará feliz. —Si quiere a eso, puede
Erika salió de allí sintiendo la sensación más dolorosa del mundo. Nunca creyó ser traicionada por el hombre que amaba y menos por su propia hermana. Se dio cuenta de que toda su vida había sido una farsa, sus palabras de amor, sus noches de pasión, sus atenciones, sus sonrisas, todo era mentira, no podía creer cómo fue capaz de fingir de manera perfecta, era el mejor actor en esa comedia, porque ella le creyó todo.Lo peor de ese golpe, es la sorpresa cómo llega porque jamás lo sospechó.Se subió al auto y apretó el volante hasta que los nudillos de las manos se le pusieron blanco, en ese momento entendía la frase “Ser atravesada por un rayo”, porque de esa manera se sentía, como si alguien hubiera lanzado sobre no un rayo, si no una espada filosa atravesando todo su cuerpo.No pudo evitar las lágrimas mientras sonoros gemidos salían de sus labios. Arrancó el auto y sincronizó la radio al ritmo de “El último adiós” de paulina Rubio. Preguntándose a ¿Dónde podía ir ahora? ¿Qué haría?
Julián se despertó al día siguiente con la mayor resaca de su vida, por completo desorientado, lo último que recordaba era estar bebiendo con su cuñada y un grupo de amigos en el bar del hotel.Había ido a celebrar su cumpleaños solo con ellos, porque su esposa le había envidado un mensaje diciendo que no podía encontrarse con él porque tenía varios asuntos importantes que atender.Trató de recordar algo más de lo ocurrido, pero el dolor de cabeza era demasiado terrible, el corazón le latía con fuerza y la boca la tenía seca y áspera.Abrió los ojos y se encontró en la habitación de un hotel, no lo sorprendió porque seguramente lo había hecho para no ir conduciendo ebrio hasta su casa y así evitar un accidente.Miró, a su alrededor, extendió la mano y la almohada a su lado estaba hundida indicando que alguien había dormido con él, recorrió la habitación y aunque estaba solo, había ropa de mujer esparcida por todos lados junto con la suya.Se levantó de un salto y se sintió mareado, se
Julián tenía la sensación de que eso era irreal, tragó para tratar de quitar ese nudo que le obstruía la garganta. —¿Cómo está ella? ¿Está bien? ¿Dónde fue? —Julián preguntó con voz temblorosa.—Se produjo un accidente automovilístico en la carretera hacia la cordillera —. El oficial habló en tono frío, lo miraba con desprecio, pero Julián estaba tan sumido en su dolor que no se dio cuenta—. Su coche se fue por la montaña y explotó al llegar abajo. No hay rastros de la señora, lo más probable es que haya fallecido, aunque aún continúan las labores de búsqueda.Un accidente. Julián se quedó anonadado, no podía entender qué había ocurrido. —¿Cómo es posible?—Todo indica que perdió el control del volante, al parecer alguien cortó los frenos de su vehículo —dijo el hombre mirándolo fijamente de manera acusatoria.—¡Eso no puede ser verdad! ¿Quién se atrevería a hacerle algo así? Erika no tenía enemigos.—Pues al parecer los tenía… dígame ¿Dónde estaba usted anoche a la hora del acciden