Salomón frunció el ceño, desconcertado ante las palabras de su amiga, tuvo la impresión de que estaba molesta, pero no entendía sus razones, por un momento se detuvo a pensar que quizás lo había escuchado hablar con sus hermanos, pese a ello, pensaba que no tenía motivo para molestarse, porque realmente ella era su amiga, y para él entre una amiga, una amante y una conquista, una amiga estaba por encima porque aparte de las relaciones familiares, era la única relación duradera que había tenido en la vida y por eso la apreciaba.La vio caminar, subirse al auto y alejarse, y de pronto tuvo un mal presentimiento, uno donde la perdía. Negó con la cabeza.—No pienses en estupideces, Judith siempre será tu mejor amiga y nunca va a apartarse de su lado —pronunció metiéndose las manos en los bolsillos y deshaciendo el camino andado hasta donde estaba su familia.Por su parte, Julieth se fue pensando en lo que acababa de suceder, quizás ella debería dejar de ilusionarse con ese hombre.—Eres u
Al día siguiente Salomón estaba ansioso, porque ya eran más de las ocho de la mañana y Julieth no lo había llamado, ni en la noche, ni en la mañana, cuando siempre lo hacía de seis a siete, antes algunas veces se había molestado con ella, diciéndole que lo dejara dormir, pero ese día que por primera vez no lo hacía lo tenía de mal humor, confundido.Bajo al comedor y allí estaban sus padres desayunando, lo vieron sentarse serio y con una actitud hostil. —Buen día a todos.—Buen día, ¿Qué te ocurre hijo? ¿Parece que te tragó un ogro? —bromeó su madre.—No me pasa nada, solo amanecí de mal humor.Por un momento Erika y Julián se miraron a los rostros y una leve sonrisa se dibujó en ellos.Salomón estaba tan inquieto que marcó el número de Julieth, después de varios repiques por fin le atendió la llamada.—¿Dónde estabas metida? ¿Por qué no me atendías las llamadas? Tampoco me llamaste a primera hora del día —cada palabra que salía de su boca era un reclamo.Sus padres se dieron cuenta
Salomón no podía creer lo que escuchaba, el mundo se le venía abajo. Había perdido a Julieth, la persona más importante en su vida. Todo su cuerpo se tensó y la ira comenzó a apoderarse de él.—No puede ser cierto, tú estás mintiendo —dijo con voz entrecortada.Salomón miró fijamente a Julieth, buscando una señal de que todo era solo una mentira. Pero la expresión de ella en su rostro confirmó sus peores temores. El corazón de Salomón se rompió en mil pedazos, y la ira que había sentido momentos antes se convirtió en tristeza, al darse cuenta de que ella había hecho cosas sin contárselas, o eso era lo que pensaba, sin sospechar que la semilla del amor se había instalado hace mucho tiempo en su corazón y era ahora cuando comenzaría a germinar.—Lo siento, Salomón. Julieth es mi prometida y espero que puedas respetar nuestra relación —respondió Daniel con una sonrisa en su rostro.Julieth permaneció en silencio, sin darle ninguna explicación.—¿Por qué? ¿Desde cuándo? —pero ella se mant
“Entonces es verdad, va a casarse”, se dijo mentalmente, mientras no podía contener la angustia que se anidaba en su pecho, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podía ser que Julieth estuviera a punto de casarse con otro hombre? Él tenía que hacer algo para detener eso, tenía que hablar con ella y hacerle entender… que no podía hacerlo, por qué ella… no podía enamorarse tan deprisa de otro.Sin pensarlo dos veces, Salomón tomó sus cosas, dijo adiós a su familia y se fue directo hacia el lugar donde Julieth vivía. Cuando llegó, ella salió a recibirlo, sin embargo, no quiso que entrara a la casa.—¿Por qué te vas a casar de manera tan repentina? ¿Cuándo lo conociste? ¿Por qué estás tomando esta decisión de manera precipitada? —preguntó sin poder entenderla.Ella alzó la cara y sus miradas se encontraron, él levantó la mano y acarició con suavidad su rostro.—No te cases… no me hagas esto, por favor —le dijo en un tono triste.Julieth suspiró mientras cerraba los ojos, disfruta
El murmullo de los presentes era ensordecedor, Julieth sentía su corazón latir con fuerza en su pecho y las lágrimas se intensificaron en su rostro, por un momento se quedó muda, no sabía que hacer ni decir, todo parecía sacado de un sueño. Siempre había esperado escuchar esas palabras de los labios de Salomón, y ahora ahí estaba el hombre que siempre había amado frente a ella, suplicándole que no se casara con otro hombre.Es que si alguien le hubiera dicho que eso pasaría ella no lo habría creído ni en decenas de años, pero vio a Daniel viendo la escena y le dio lástima hacerle eso y humillarlo delante de todo el mundo.—Yo lo siento, Salomón. Pero tu confesión llega demasiado tarde —declaró con firmeza.—¡No es tarde! Aún no te has casado, estás a tiempo de venir conmigo —pronunció Salomón extendiendo la mano hacia ella.—Debiste decirlo antes de estar aquí, porque ahora he tomado mi decisión y voy a casarme hoy.Todos se dieron cuenta cuando Daniel respiro aliviado, como si le hub
Julieth quedó en silencio sin dejar de observarlo, quería hacerse la dura, pero verlo allí, pidiéndole casarse con ella, y haberla sacado de la iglesia era un indicio del profundo amor que sentía, no podía cerrarse a esa verdad, por eso no pudo controlar esa masa de emociones que la invadían.Miró a los ojos de Salomón, y se dio cuenta de que irradiaba no solo esperanza, sino un profundo amor. Su corazón latía con fuerza, luchando contra la confusión y la sorpresa que embargaban su mente, después de momentos de silencio se arrojó sobre él llorando.—Sí, si un millón de veces sí, pero entiendes que después de este momento no habrá vuelta atrás ¿Está claro verdad? —dijo entre sollozos en medio de un beso.—Por supuesto que lo sé, y eso espero, que nuestro amor sea para el resto de nuestras vidas.Julieth sonrió, estaba emocionada ante la respuesta que Salomón le dio. Observó todo a su alrededor, asimilando cada detalle de la cabaña decorada como un improvisado altar de bodas y lo guardó
—Señora Del Pino, está usted embarazada —expresó el doctor y Erika pasó en un minuto por diferentes expresiones, primero, sorpresa y luego una explosión de alegría. —Pellízqueme doctor, necesito saber que esto es real — dijo Erika emocionada ante la noticia del médico. —Sin necesidad de hacer aún el eco, puedo decirle que es real, la prueba lo confirma y por la fecha que dice que tuvo su última regla, tiene usted un embarazo de ocho semanas… más bien me pregunto cómo fue que usted no se dio cuenta antes. —Es que siempre he sido irregular y aunque me hice unas pruebas caseras, no quería ilusionarme hasta estar segura. ¿Sabe lo feliz que me siento? Después de cinco años de matrimonio, por fin voy a darle a mi esposo el hijo que tanto ansía. —Sí, me imagino que su esposo, el señor Del Pino, estará feliz. —Sí, tomaré esta prueba y la colocaré en un sobre que voy a colorear y decorar de mi propia mano para dársela de regalo de cumpleaños, es hoy. Estará feliz. —Si quiere a eso, puede
Erika salió de allí sintiendo la sensación más dolorosa del mundo. Nunca creyó ser traicionada por el hombre que amaba y menos por su propia hermana. Se dio cuenta de que toda su vida había sido una farsa, sus palabras de amor, sus noches de pasión, sus atenciones, sus sonrisas, todo era mentira, no podía creer cómo fue capaz de fingir de manera perfecta, era el mejor actor en esa comedia, porque ella le creyó todo.Lo peor de ese golpe, es la sorpresa cómo llega porque jamás lo sospechó.Se subió al auto y apretó el volante hasta que los nudillos de las manos se le pusieron blanco, en ese momento entendía la frase “Ser atravesada por un rayo”, porque de esa manera se sentía, como si alguien hubiera lanzado sobre no un rayo, si no una espada filosa atravesando todo su cuerpo.No pudo evitar las lágrimas mientras sonoros gemidos salían de sus labios. Arrancó el auto y sincronizó la radio al ritmo de “El último adiós” de paulina Rubio. Preguntándose a ¿Dónde podía ir ahora? ¿Qué haría?