—Señora Del Pino, está usted embarazada —expresó el doctor y Erika pasó en un minuto por diferentes expresiones, primero, sorpresa y luego una explosión de alegría.
—Pellízqueme doctor, necesito saber que esto es real — dijo Erika emocionada ante la noticia del médico.—Sin necesidad de hacer aún el eco, puedo decirle que es real, la prueba lo confirma y por la fecha que dice que tuvo su última regla, tiene usted un embarazo de ocho semanas… más bien me pregunto cómo fue que usted no se dio cuenta antes.—Es que siempre he sido irregular y aunque me hice unas pruebas caseras, no quería ilusionarme hasta estar segura. ¿Sabe lo feliz que me siento? Después de cinco años de matrimonio, por fin voy a darle a mi esposo el hijo que tanto ansía.—Sí, me imagino que su esposo, el señor Del Pino, estará feliz.—Sí, tomaré esta prueba y la colocaré en un sobre que voy a colorear y decorar de mi propia mano para dársela de regalo de cumpleaños, es hoy. Estará feliz.—Si quiere a eso, puede agregarle un ultrasonido que pienso hacerle en este momento.—Gracias, doctor, en verdad no tengo cómo agradecerle por esta noticia y por su atención médica durante todo este tiempo.Le hicieron el eco y al terminar le dieron la imagen, de inmediato se fue a su casa, o mejor dicho a la de la familia de su esposo, donde estaba la madre esperando como una arpía.—¿De dónde vienes? —preguntó la mujer en tono grosero, sin siquiera saludarla, cómo si Erika tuviera que darles explicaciones.—Buenas tardes, señora Pierina, espero esté bien, yo también me encuentro muy bien —dijo la más joven con una sonrisa.—¿Te hice una pregunta? —exigió.—Discúlpeme, pero no tengo por qué darle explicaciones de donde he estado, en su momento se lo diré a mi esposo.—Eres el peor error que cometió mi hijo, debí oponerme a esa boda, no eres más que un vientre seco… cinco años de casados y ni siquiera has podido quedarte embaraza… no sé qué vio mi hijo en ti… debió fijarse en tu hermana, ella si es una chica decente, sana y mucha más mujer que tú —la insultó la mujer dejando en evidencia su resentimiento.Erika se sonrió como si las palabras de la mujer no le afectaran en lo más mínimo, solo esperaba sentarla de nalgas cuando supiera que iba a darle un bebé a Julián.Sintió un poco pesar en su corazón, porque desde que su esposo y ella se casaron su suegra había sido como una piedra en el zapato, la insultaba cuando estaban a solas y mientras estaban en presencia del hijo se comportaba espectacular, aunque también cada vez que tenía oportunidad, sembraba la duda en su hijo porque no había podido dar a luz.Bordeó a la señora que estaba atravesada como un mojón, pensó sin poder contener la risa, mientras la otra rabiaba del enojo.—¿Acaso te estás riendo de mí? —espetó furiosa.Y Erika para hacerla rabiar más le dijo con un suave tono de voz.—Hay una diferencia querida suegra —expresó con sarcasmo—, entre reírme de usted areírme con usted.Sin esperar respuesta subió la escalera cuando recibió un mensaje del celular de su esposo.“Mi amor, aunque el cumpleañero soy yo, te invitaré por hoy a una cena para dos en el Hotel Imperial, en la habitación 503, te espero a las ocho sin falta”.Ella no pudo evitar reírse de la felicidad, le pareció que ese sería el momento perfecto para darle las buenas nuevas de su embarazo, luego recibió otro mensaje aclarándole algunos puntos y suspiró feliz.Buscó materiales, hizo el sobre y metió la prueba casera, la de sangre ambas positivas y el primer eco de su bebé. Luego se dedicó a una sesión de belleza mientras esperaba ansiosa la hora de la cita.Faltando media hora aún, decidió adelantarse a la cita, no podía con la ansiedad.Salió con el porte de reina y elegancia que sabía que tenía, aunque su suegra no quisiera reconocerlo, para su alivio durante su salida no la vio, subió al auto y como el hotel estaba cerca de la casa en cinco minutos estaba allí.Bajó del auto y sin anunciarse se dirigió al ascensor, con los dedos temblorosos, mirando el teclado de los pisos. Estaba nerviosa, pero también impaciente.El mensaje de su esposo, Julián, decía que la estaba esperando para celebrar su cumpleaños. Este día era especialmente feliz para ella, porque quería compartir con él después de años de tratamiento médico: que estaba embarazada, justo después de un mes de haber regresado de su viaje a Europa.Su corazón latía aceleradamente cuando el ascensor comenzó a subir. Inhaló profundamente intentando calmarse. Era el momento que ella había esperado tanto tiempo. Todo era perfecto.Cuando llegó al piso, caminó hacia el pasillo con pasos firmes. El mensaje de Julián decía que la puerta estaría abierta. Erika asió la perilla, y al abrir enseguida escuchó unos gemidos. Se sobresaltó, frunciendo el ceño. ¿Qué estaba pasando ahí?Cuando caminó de la sala a la habitación, sus ojos casi salen de sus órbitas, vio a su propia hermana, de rodillas, en la cama, acostada encima de Julián, su esposo.Se quedó paralizada, su corazón dejó de latir. Era como si el mundo se hubiera detenido, y todos sus sueños se hubieran desvanecido. Había sido traicionada.Su hermana se giró y solo sonrió con malicia, ni siquiera intentó cubrirse. Julián permanecía allí solo gimiendo mientras Elisa se movía encima de él.Una arcada vino a su garganta, los miró fijamente una vez más por un momento, tratando de comprender lo que pasaba. Pero no había nada que entender, todo estaba tan claro.Una lágrima solitaria cayó de sus ojos. Algo dentro de ella cambió para siempre. Entonces se giró, cerró la puerta detrás de sí, sin decir una palabra, salió de allí y desapareció por el pasillo, sin mirar ni una vez atrás mientras sentía su mundo derrumbarse encima.«Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos». William Shakespeare.Erika salió de allí sintiendo la sensación más dolorosa del mundo. Nunca creyó ser traicionada por el hombre que amaba y menos por su propia hermana. Se dio cuenta de que toda su vida había sido una farsa, sus palabras de amor, sus noches de pasión, sus atenciones, sus sonrisas, todo era mentira, no podía creer cómo fue capaz de fingir de manera perfecta, era el mejor actor en esa comedia, porque ella le creyó todo.Lo peor de ese golpe, es la sorpresa cómo llega porque jamás lo sospechó.Se subió al auto y apretó el volante hasta que los nudillos de las manos se le pusieron blanco, en ese momento entendía la frase “Ser atravesada por un rayo”, porque de esa manera se sentía, como si alguien hubiera lanzado sobre no un rayo, si no una espada filosa atravesando todo su cuerpo.No pudo evitar las lágrimas mientras sonoros gemidos salían de sus labios. Arrancó el auto y sincronizó la radio al ritmo de “El último adiós” de paulina Rubio. Preguntándose a ¿Dónde podía ir ahora? ¿Qué haría?
Julián se despertó al día siguiente con la mayor resaca de su vida, por completo desorientado, lo último que recordaba era estar bebiendo con su cuñada y un grupo de amigos en el bar del hotel.Había ido a celebrar su cumpleaños solo con ellos, porque su esposa le había envidado un mensaje diciendo que no podía encontrarse con él porque tenía varios asuntos importantes que atender.Trató de recordar algo más de lo ocurrido, pero el dolor de cabeza era demasiado terrible, el corazón le latía con fuerza y la boca la tenía seca y áspera.Abrió los ojos y se encontró en la habitación de un hotel, no lo sorprendió porque seguramente lo había hecho para no ir conduciendo ebrio hasta su casa y así evitar un accidente.Miró, a su alrededor, extendió la mano y la almohada a su lado estaba hundida indicando que alguien había dormido con él, recorrió la habitación y aunque estaba solo, había ropa de mujer esparcida por todos lados junto con la suya.Se levantó de un salto y se sintió mareado, se
Julián tenía la sensación de que eso era irreal, tragó para tratar de quitar ese nudo que le obstruía la garganta. —¿Cómo está ella? ¿Está bien? ¿Dónde fue? —Julián preguntó con voz temblorosa.—Se produjo un accidente automovilístico en la carretera hacia la cordillera —. El oficial habló en tono frío, lo miraba con desprecio, pero Julián estaba tan sumido en su dolor que no se dio cuenta—. Su coche se fue por la montaña y explotó al llegar abajo. No hay rastros de la señora, lo más probable es que haya fallecido, aunque aún continúan las labores de búsqueda.Un accidente. Julián se quedó anonadado, no podía entender qué había ocurrido. —¿Cómo es posible?—Todo indica que perdió el control del volante, al parecer alguien cortó los frenos de su vehículo —dijo el hombre mirándolo fijamente de manera acusatoria.—¡Eso no puede ser verdad! ¿Quién se atrevería a hacerle algo así? Erika no tenía enemigos.—Pues al parecer los tenía… dígame ¿Dónde estaba usted anoche a la hora del acciden
Cinco años despuésCinco años, habían pasado desde el trágico accidente que cambió su vida. Durante todo ese tiempo él había tratado de evadir el casamiento con Elisa, buscando cualquier cantidad de argumentos para no hacerlo, como indicarle que su esposa aún vivía porque su cuerpo no había aparecido. Sin embargo, dos meses atrás se venció el lapso y su amada esposa fue declarada por muerta y ese día era el día en que debía unir su vida a la madre de su hija.Se tomó el vaso de whisky de un solo trago, no podía creer lo que estaba a punto de hacer. Hizo una mueca de disgusto, porque por más intentos de evadir ese matrimonio, su madre y Elisa insistieron tanto que allí estaba a punto de cometer el peor error de su vida.Tomo la fotografía que estaba en su escritorio, dónde salía con Erika, los dos salían sonriente, y la acarició con suavidad, su madre había tratado de quitar las fotografías y cuadros de ella, pero se había negado de manera rotunda, jamás en esas paredes estaría un cua
La mujer caminaba con una seguridad en sí misma que podría sentirse a kilómetros de distancia. Su cabello rubio brillante, enmarcaba su rostro ovalado, era una señal de su naturaleza estoica y serena. Sus ojos, de un suave tono de verde, mostraban la profundidad de su espíritu, una mirada que contenía historias eternas y amores perdidos. Su piel tenía el color de la luna creciente y su sonrisa, el brillo del sol. Cuando se acercó retirar su equipaje, los niños la siguieron obedientes. Ambos eran iguales, desde su cabello castaño oscuro hasta sus ojos, color chocolate fundido, no tenían ningún parecido con ella, eran una copia exacta de su padre biológico. Llevaban la ropa de un color liso, negro, sin ningún adorno. Ni un solo detalle para destacar sus apariencias. La mujer caminó con pasos decididos, con sus hijos a cada lado, los tres serios, como si no les importara el resto del mundo, cuando se estaba acercando a la puerta, un hombre salió a su encuentro, cuando lo vio su expre
El chofer salió del vehículo para inspeccionar qué había pasado y Julián casi al mismo tiempo lo siguió.Al llegar, pudieron ver como el coche había chocado con otro vehículo que iba por la carretera. El conductor del otro auto estaba desconcertado y luego cambió su actitud a enojo al verlo, pero gracias a Dios nadie se había lesionado. Aunque Julián hizo amago de ver al interior del auto, como los vidrios estaban tintados no pudo ver nada.—Señor, tenemos prisa, puede pasar por el edificio Del Pino mañana y buscar la oficina del CEO, le pagaré los gastos —dijo Julián con amabilidad.Mientras en el asiento detrás del auto Erika observaba la escena con una mezcla de sorpresa y curiosidad.—Mamita ¿Quién es ese señor? Se ve muy elegante, ¿Lo conoces? —interrogó Santiago y Erika respondió apretando la mandíbula en una línea fina.—No, no lo conozco —tocó el brazo de Aníbal y le pidió un favor—. Dile a tu chofer que lo retrase.El hombre la miró sin entender.—No ganamos nada con eso.—C
Aníbal vio el enojo en el rostro de Erika. Estaba por completo transformada mientras en su expresión se dibujaba un gesto despectivo. No sabía qué esperaba hacer, pero era evidente que se estaba controlando para no salir a enfrentar al hombre, sin embargo, como vio que no se movía, decidió preguntárselo.—¿Qué piensas hacer? ¿Vas a bajarte a impedir la boda de tu exesposo con tu hermana?Erika negó con la cabeza lentamente, transformando su expresión en una sonrisa.—No, no haré eso. Después de todo Julián y yo seguimos casados, por eso este matrimonio no es válido. Sin embargo, sirve a mis planes perfectamente, porque en un par de días estará la policía deteniéndolo por bígamo.Aníbal asintió con la cabeza, entendiendo el mensaje.—Lo sé. ¿Y ahora nos vamos? De todas maneras desde aquí no podrás verlos cuando se casen.Ella se quedó en silencio, viendo la escena que se desarrollaba ante sus ojos, Julián abrió la puerta del chofer y le extendió la mano a Elisa, esta lo vio por unos se
Cuando estuvieron en el interior de la iglesia, el clérigo comenzó la ceremonia, se dirigió a los presentes, presentando en primer lugar a la pareja que estaba allí para unir sus vidas. Los dos novios se sostenían de la mano, a pesar de que Julián deseaba liberarse del agarre, su mirada se perdió en el suelo, sus manos estaban heladas y su corazón palpitaba fuerte. Entretanto, Elisa sonreía feliz, pensando que su esfuerzo había valido la pena, al fin estaría unida a él, al hombre que había deseado desde la primera vez que lo vio. Por su parte, el sacerdote comenzó a leer el discurso de boda. La ceremonia era profunda, los presentes escuchaban el mensaje que el clérigo entregaba a la pareja. —Hoy se unen aquí dos corazones. Aquí están Elisa Valles y Julián Del Pino, dos seres que hoy deciden unirse para siempre. Deben saber que entienden como dones divinos el amor y el matrimonio. Ambos deben recordar que el verdadero amor significa respeto, comprensión y confianza. Mientras el Pad