Al día siguiente en la mañana, Erika se acercó a la habitación de su hija y vio que estaba en el baño vomitando, eso la preocupó, no sabía qué era lo que la estaba aquejando desde hace tres días. —Hija, necesito que te vistas, debemos llevarte al médico —expresó con firmeza,El rostro de la joven palideció, temía que le confirmaran lo que había sospechado, por esa razón intentó eludir su ofrecimiento.—No es necesario, mamá, eso se me va a pasar, no te preocupes, creo que es un virus —justificó la joven, deseando en el fondo de su ser que eso fuera cierto.“Si un virus, o mejor dicho un parásito que se alimentará de ti por los próximos nueve meses”, dijo su conciencia.«¡Ya basta! No le llames así a mi hijo», le protestó Rayito.“Entonces deberías decirle a tu madre, y no engañarla”.Erika se quedó viendo a Rayito, que al parecer estaba muy concentrada en sus pensamientos, por eso le repitió las palabras.—Vamos hija, debemos ir.A la chica no le quedó más alternativa, sino ducharse
Cuando su mamá dio la noticia, Rayito se hundió en su asiento, temerosa de ver alguna actitud hostil en su tío Aníbal y Alena, por un momento hubo un silencio absoluto en la habitación mientras ellos procesaban la noticia.Luego, una explosión de alegría llenó el espacio. Aníbal saltó del sofá, corrió hacia donde estaba Rayito y la levantó en el aire mientras la giraba emocionado.—¡Increíble! ¡Vamos a ser abuelos! —gritó Aníbal, su rostro radiante de felicidad.Alena y Erika se unieron al abrazo, con lágrimas de alegría en sus ojos. —¡Oh, Alena, Erika, esto es maravilloso! No puedo creerlo, ¡seremos abuelos!Los cuatro se abrazaron durante varios minutos, compartiendo la emoción de la noticia.—¿Mi hijo lo sabe? —interrogó Alena.—No, ni siquiera Julián, nos enteramos ahorita —Erika les pasó el resultado y ellos lo vieron orgullosos—, nos va a matar por no decirle antes.—Ya lo llamo —pero antes de siquiera comenzar a marcar, tocaron la puerta y la secretaria anunció a Julián.—¡Vam
A medida que se acercaba la hora del compromiso, Nataniel sentía un nudo en el estómago que no podía ignorar. Los minutos parecían pasar más lentamente, mientras sus pensamientos se centraban en cómo eludir ese destino que le parecía tan insoportable. No amaba a Yasmina y no podía imaginar atarse a alguien que no despertaba en su interior el verdadero amor, eso solo lo lograba Rayito, su Rayito.Cuando llegó a su casa, lo recibió el silencio, al parecer todos se había puesto de acuerdo para desaparecer y dejarlo solo en ese momento que sentía que se acercaba lentamente al infierno.Subió a la habitación y se sentó en la cama, pasándose las manos por la cabeza en un gesto de desesperación, tratando de calmarse antes de enfrentar la ceremonia que cambiaría su vida.Se levantó y antes de entrar a ducharse, miró por la ventana y suspiró, deseando poder estar en cualquier otro lugar, lejos de esa realidad que lo atormentaba, no dejaba de culparse, por cómo había dejado que eso llegara a es
Nataniel miró el anillo que Rayito le mostró, ese mismo que le había entregado cuando eran solo unos niños. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras recordaba los momentos compartidos y las promesas que le había hecho. Sin dudarlo, tomó su mano y se lo colocó en el dedo, sintiendo una conexión profunda con Rayito y con su amor de la infancia, ese que había crecido y se había hecho adulto con ellos.―Quizás es hora de renovar esa promesa ―susurró Nataniel, mientras sus labios se acercaban a los de Rayito en un beso tierno y lleno de un significado profundo.El aire se llenó de alegría y alivio, los dos se abrazaron como los enamorados que eran, mientras salían juntos de aquel lugar, henchidos de felicidad y liberados de un compromiso que no deseaban. Sus corazones latían al unísono, unidos por el amor que habían compartido a lo largo de los años.La luna brillaba radiante encima de ellos, cuando de pronto un hombre apareció frente a ellos, por un momento se asustaron, pero cuando r
―¿Cómo es eso posible? ―dijo Nataniel―, ella se hizo una prueba de embarazo y salió positiva ―protestó el chico.Mientras él hablaba, Rayito no sabía cómo reaccionar a las palabras de la doctora. ¿Cómo era posible que no estuviera embarazada? La prueba había dado positiva, además, tenía unos días de retraso, y los síntomas típicos de un embarazo, pero nunca pensó que podría tratarse de otra cosa.Nataniel también parecía sorprendido y confundido. No sabía cómo consolar a Rayito en ese momento. ―A veces es posible que algunos síntomas que parecen del embarazo fueran causados por otras enfermedades, por virus, el retraso de la menstruación el estrés, preocupaciones, en fin ―explicó la doctora.―¿Y cómo dio positiva la prueba? ―interrogó ella.―Quizás fue un error de laboratorio. Sin embargo, Rayito no se sentía aliviada. Había estado emocionada por la idea de convertirse en madre, y ahora todo se había desvanecido. ―Le habíamos comprado todo, nuestros padres estaban ilusionados.La d
Rayito estaba sorprendida por lo que estaba ocurriendo, pero al mismo tiempo no quería que el momento se acabara. Sus labios se movían en perfecta armonía con los de Nataniel, y sus manos jugaban con su cabello mientras él la abrazaba con fuerza.Finalmente, se separaron para tomar aire. Nataniel la miró profundamente a los ojos mientras acariciaba su mejilla, y le susurró al oído:―¿Estás segura de que quieres hacer esto?Rayito asintió con firmeza, era lo más que quería, desde que decidió regresar, también había pensado en su primera vez con Nataniel. Se había imaginado tanto tiempo por este momento que no iba a dejarlo pasar. Nataniel sonrió y volvió a besarla, pero esta vez de manera más apasionada, explorando cada rincón de su boca.Pronto, sus manos comenzaron a desvestirla con urgencia, quitándole la ropa, mientras no dejaba de observarla con devoción, admirando su belleza y desnudez. Rayito se sentía vulnerable, pero segura al mismo tiempo, sabiendo que estaba con Nataniel, e
Rayito se puso sería y el ácido de los celos la corroyó por dentro al escuchar las palabras de Nataniel, "¿Qué dijo?" se preguntó "¿Aprender con otra? ¡Jamás! Primero muerta que permitirlo" se dijo y así se lo hizo saber.—¡Estás loco Nataniel! ¡Eres mío! ¡Solo mío! Y vamos a aprender juntos —declaró de manera posesiva.El chico sonrió porque sabía que ella era demasiado posesiva y jamás permitiría que fuera para acostarse con otra mujer a experimentar.—Entonces cariño, ¿Qué pretendes con tu sugerencia? —inquirió con curiosidad.—Bueno que… por ahora no hagamos nada —se veía nerviosa y miraba a todos lados como buscando una solución hasta que se le ocurrió una idea—, y primero pidamos consejos a nuestros padres —dijo de manera triunfal, contenta por su ocurrencia, mientras Nataniel la miraba como si le hubieran salido dos cabezas.Él la veía con incredulidad, moviendo la cabeza de un lado a otro de manera negativa, porque tenía miedo a la propuesta que haría Rayito.—Exactamente ¿Qué
Los ojos de Rayitos se abrieron de par en par, no podía creer que su madre fuera tan ágil para darse cuenta, tenía que pensar rápido antes de que ella pudiera descubrir la verdad y reprocharle. —No mamá, yo no, ella fue la que me dijo y me contó sobre la monstruosidad de su novio, en realidad tiene un pitón —vio la expresión escéptica en el rostro de su madre y trató de explicarle—… no se trata de mi mamá, recuérdate que ya yo estuve con Nat —dijo intentando disfrazar la verdad.—Pero me contaste que no lo recuerdas ¿Seguro que no eres tú? —¡Claro que no mamá! No soy yo, y claro que no recuerdo por eso te pregunto —exclamó aunque sin mirar a su madre a la cara. A pesar de su respuesta, Erika no era tonta, estaba segura de que Rayito le estaba mintiendo, pero decidió no forzarla a contarle la verdad de inmediato. —Bueno, hija, te creo, pero no te olvides que siempre puedes confiar en mí, incluso si quieres hablar sobre cualquier tema, no te preocupes. Y respecto a tu amiga, le pue