Luego de eso tomó a Gregorio del brazo y salió de allí, todos se quedaron en silencio, mirando a Nataniel, quien no esperó un segundo más y se levantó, para seguir a Rayito.—¿Dónde vas? —le preguntó Aníbal.—Voy a detener a Rayito.Corrió detrás de ella, pero como ya se había subido al auto y comenzado a marchar, Nataniel se le paró en frente.—¡Espera!—Mira Lemus, ¡Aléjate de mí! Cuando termines tu relación con la mustia, entonces vienes a hablar conmigo, del resto ni te me acerques, tampoco puedes venir a decirme qué hacer, porque yo soy una mujer libre, que me gobierno por mi misma, puedo hacer y salir con quien me dé la gana y apártate porque si no te llevo por delante.—¡No serías capaz! —exclamó, pero cuando vio la expresión de malicia en el rostro de Rayito supo que si no se apartaba lo atropellaría. Cuando la vio venir se apartó.En ese momento su celular sonó, vio la pantalla y se dio cuenta de que era Yasmina, le bajó el volumen y se lo guardó en el bolsillo. Quería salir
Sin pensarlo dos veces, Nataniel corrió hacia ella, sintiendo un impulso de ayudarla. Cuando llegó a su lado, vio cómo la mujer, visiblemente perturbada, llevaba de nuevo el objeto hacia su muñeca.Le volvió a pedir que se detuviera, vio con horror que no fue así.—¡Detente! —exclamó Nataniel en voz alta, tratando de interrumpir su acción. Pero no le hizo caso, el objeto cortante se había vuelto a deslizar por su piel y una nueva línea roja apareció en su muñeca.Nataniel, movido por la urgencia y la preocupación, se acercó rápidamente a la mujer y sujetó su muñeca, ejerciendo presión para detener la sangre que brotaba. Su corazón latía aceleradamente mientras luchaba por mantener la calma.—¡Por favor, por favor, no hagas esto! ¿Por qué lo hiciste? —le rogó Nataniel, mirándola a los ojos—, el hecho de que yo no quiera seguir con nuestra relación no significa que la vida llega hasta aquí, tienes gente que te ama y se preocupa por ti.La mujer, entre lágrimas, lo miró con desesperación
Durante las dos semanas siguientes previas al compromiso, las cosas se complicaron para Nataniel, Yasmina, era más demandante, estaba obsesionada con él, se le aparecía en todas partes, en la oficina, clases de postgrado, a su casa sin ser invitado, lo llamaba aunque suene exagerado cientos de veces en el día, lo estaba enloqueciendo y perturbando su paz mental, sobre todo, porque no cesaba en su empeño en su intento de tener intimidad con él, solo que hasta ahora se había podido eludir con suerte.Por su parte, había tratando de mantenerse alejado de Rayito, porque en el estado en que estaba Yasmina, temía que le hiciera daño a ella, pero estaba ansioso por verla, y sus ganas de estar junto a ella aumentaron cuando escuchó a su hermana hablando con su madre de Kaire.—Dayana, me dijiste que ibas a salir de compra con Kaire para que te ayudara a escoger la ropa, pero veo que llegaron muy rápido, ¿Ya pudiste comprar? —interrogó Alena.—No mami, no pudimos ir, Kaire está muy enferma, ti
Al día siguiente en la mañana, Erika se acercó a la habitación de su hija y vio que estaba en el baño vomitando, eso la preocupó, no sabía qué era lo que la estaba aquejando desde hace tres días. —Hija, necesito que te vistas, debemos llevarte al médico —expresó con firmeza,El rostro de la joven palideció, temía que le confirmaran lo que había sospechado, por esa razón intentó eludir su ofrecimiento.—No es necesario, mamá, eso se me va a pasar, no te preocupes, creo que es un virus —justificó la joven, deseando en el fondo de su ser que eso fuera cierto.“Si un virus, o mejor dicho un parásito que se alimentará de ti por los próximos nueve meses”, dijo su conciencia.«¡Ya basta! No le llames así a mi hijo», le protestó Rayito.“Entonces deberías decirle a tu madre, y no engañarla”.Erika se quedó viendo a Rayito, que al parecer estaba muy concentrada en sus pensamientos, por eso le repitió las palabras.—Vamos hija, debemos ir.A la chica no le quedó más alternativa, sino ducharse
Cuando su mamá dio la noticia, Rayito se hundió en su asiento, temerosa de ver alguna actitud hostil en su tío Aníbal y Alena, por un momento hubo un silencio absoluto en la habitación mientras ellos procesaban la noticia.Luego, una explosión de alegría llenó el espacio. Aníbal saltó del sofá, corrió hacia donde estaba Rayito y la levantó en el aire mientras la giraba emocionado.—¡Increíble! ¡Vamos a ser abuelos! —gritó Aníbal, su rostro radiante de felicidad.Alena y Erika se unieron al abrazo, con lágrimas de alegría en sus ojos. —¡Oh, Alena, Erika, esto es maravilloso! No puedo creerlo, ¡seremos abuelos!Los cuatro se abrazaron durante varios minutos, compartiendo la emoción de la noticia.—¿Mi hijo lo sabe? —interrogó Alena.—No, ni siquiera Julián, nos enteramos ahorita —Erika les pasó el resultado y ellos lo vieron orgullosos—, nos va a matar por no decirle antes.—Ya lo llamo —pero antes de siquiera comenzar a marcar, tocaron la puerta y la secretaria anunció a Julián.—¡Vam
A medida que se acercaba la hora del compromiso, Nataniel sentía un nudo en el estómago que no podía ignorar. Los minutos parecían pasar más lentamente, mientras sus pensamientos se centraban en cómo eludir ese destino que le parecía tan insoportable. No amaba a Yasmina y no podía imaginar atarse a alguien que no despertaba en su interior el verdadero amor, eso solo lo lograba Rayito, su Rayito.Cuando llegó a su casa, lo recibió el silencio, al parecer todos se había puesto de acuerdo para desaparecer y dejarlo solo en ese momento que sentía que se acercaba lentamente al infierno.Subió a la habitación y se sentó en la cama, pasándose las manos por la cabeza en un gesto de desesperación, tratando de calmarse antes de enfrentar la ceremonia que cambiaría su vida.Se levantó y antes de entrar a ducharse, miró por la ventana y suspiró, deseando poder estar en cualquier otro lugar, lejos de esa realidad que lo atormentaba, no dejaba de culparse, por cómo había dejado que eso llegara a es
Nataniel miró el anillo que Rayito le mostró, ese mismo que le había entregado cuando eran solo unos niños. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras recordaba los momentos compartidos y las promesas que le había hecho. Sin dudarlo, tomó su mano y se lo colocó en el dedo, sintiendo una conexión profunda con Rayito y con su amor de la infancia, ese que había crecido y se había hecho adulto con ellos.―Quizás es hora de renovar esa promesa ―susurró Nataniel, mientras sus labios se acercaban a los de Rayito en un beso tierno y lleno de un significado profundo.El aire se llenó de alegría y alivio, los dos se abrazaron como los enamorados que eran, mientras salían juntos de aquel lugar, henchidos de felicidad y liberados de un compromiso que no deseaban. Sus corazones latían al unísono, unidos por el amor que habían compartido a lo largo de los años.La luna brillaba radiante encima de ellos, cuando de pronto un hombre apareció frente a ellos, por un momento se asustaron, pero cuando r
―¿Cómo es eso posible? ―dijo Nataniel―, ella se hizo una prueba de embarazo y salió positiva ―protestó el chico.Mientras él hablaba, Rayito no sabía cómo reaccionar a las palabras de la doctora. ¿Cómo era posible que no estuviera embarazada? La prueba había dado positiva, además, tenía unos días de retraso, y los síntomas típicos de un embarazo, pero nunca pensó que podría tratarse de otra cosa.Nataniel también parecía sorprendido y confundido. No sabía cómo consolar a Rayito en ese momento. ―A veces es posible que algunos síntomas que parecen del embarazo fueran causados por otras enfermedades, por virus, el retraso de la menstruación el estrés, preocupaciones, en fin ―explicó la doctora.―¿Y cómo dio positiva la prueba? ―interrogó ella.―Quizás fue un error de laboratorio. Sin embargo, Rayito no se sentía aliviada. Había estado emocionada por la idea de convertirse en madre, y ahora todo se había desvanecido. ―Le habíamos comprado todo, nuestros padres estaban ilusionados.La d