—¿Qué crees que estás haciendo? —le espetó Alena a Marina con los ojos llenos de ira, mientras la sujetaba con fuerza del cabello.Marina no se atrevió a responder, simplemente balbuceó algunas súplicas para que la soltara. Alena la miró con desprecio y la soltó. —¡Eres una atrevida! ¿A cuenta de qué vienes de esa manera provocativa a mi casa a seducir al padre de mi hijo en su presencia? Si no te enseñaron a respetar ¡Yo lo haré! Y puedo darte una lección gratis e inolvidable —espetó molesta, señalándole la salida del apartamento.Marina se quedó viendo a Aníbal, al parecer lo hacía esperando que él la autorizara y eso volvió a desatar la furia en Alena.—Él no tiene nada que responderte porque esta es mi casa, así que ¡Fuera! Sin darle un minuto más de reponerse, empezó a empujarla.—Por favor mi abrigo —pidió la mujer.Como si estuviera sincronizado, el pequeño Nataniel lo tomó del suelo y se lo lanzó a la mujer.Aníbal observaba la escena con asombro y preocupación. No podía cre
—¡Abuelita de mi corazón! Te he extrañado tanto —le dijo la niña abrazándola mientras las lágrimas rodaban por las mejillas de la mujer.—Yo también mi cachorrita —dijo doña Pierina conmovida.—No abuelita, ya no me digas cachorrita, que yo no soy ningún perro, ni de ningún animal pulgoso… mi mami me dice Rayito, porque dice que yo soy un rayito de luz que ilumino cualquier parte donde voy —expresó la pequeña de manera orgullosa.Doña Pierina sonrió.—Tu madre tiene razón, por eso desde hoy te diré Rayito —la mujer vio a los lados como buscando algo y la niña se dio cuenta.—Abuelita, ¿Por qué andas de fisgona viendo a las casas ajenas? Tú siempre me has dicho que eso es malo ¿Por qué lo haces entonces? —dijo con seriedad.—No Rayito, no estoy fisgoneando… yo solo quiero ver a los gemelos, quisiera tanto conocerlos —habló la mujer con tristeza.—Ay, abuela, no creo que mis hermanos te vayan a querer… mi madre es su adoración y ellos creen que tú eres una vieja bruja —se tapó la boca a
Erika se puso de pie, su expresión seria mientras observaba a Elisa, sus ojos chispeantes de la rabia. Rayito se levantó corriendo y escondió detrás del sofá acurrucándose como una bolita, su hermano Salva la vio y corrió tras de ella y la abrazó, lo mismo hizo Salva, cada uno se puso de un lado estando ambos dispuesto a protegerla.El ambiente era tenso, pero Erika, tenía muchas cuentas pendientes con su hermana y quería cobrarse la factura, la miró con desprecio.—¡La ignorancia es atrevida! ¿De qué hija estás hablando? Porque sabes muy bien de que Kaire es mi hija… y tú no tienes nada que ver con ella —respondió Erika con fiereza, caminando lentamente hacia Elisa.Elisa soltó una risa burlona, caminando hacia el sofá y sentándose con desdén.—Oh, por favor. Sabes que yo soy la madre de Rayito, la cargué nueve meses, mi cuerpo se deformó mientras ella crecía en mi vientre, fui yo quien la sintió por primera vez, la que la di a luz ¿Tú que hiciste? ¿Poner tus óvulos? Eso no te hace m
Julián se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar lo que su hijo le acababa de decir. —No entiendo, ¿Dónde va? —preguntó Julián con preocupación— ¿Qué quieres decir con que no recuerda nada de lo que hizo? —tratando de sonar calmado. —Bueno, exactamente eso, en Estados Unidos, le pasó un par de veces, se fue a una fiesta, pero en esa oportunidad mi tío Aníbal la recogió, la llevó a la casa y la acostó, cuando despertó al día siguiente y le preguntamos qué había pasado, ella dijo que no recordaba nada de lo que había sucedido durante esa hora. Mi tío intentó convencerla para que la llevara a un médico, pero ella se negó de manera categórica, le quitó importancia al asunto diciendo que no era nada. —¿Y luego cuando se perdió aquí? —interrogó frunciendo el ceño. —Fue el día de tu boda, ella desapareció por unas horas y luego apareció, con la diferencia que esa vez llegó sola, y estaba bien, le pregunté que dónde había estado y no me respondió. Julián se quedó en silen
Erika se quedó en silencio pensando en lo ocurrido, mientras él hablaba tenía mucho miedo de lo que pudiera suceder, la primera vez que sufrió un episodio y lo supo, creyó que era algo casual, que era sonámbula, se inventó cualquier cantidad de cosas con tal de no asumir la realidad.Y las otras dos veces que le había dado ni siquiera quiso pensar en eso y ahora le había vuelto a ocurrir, no pudo evitar las gruesas lágrimas saliendo de sus ojos, los cerró tratando de contener esa tristeza que la invadió.—Tengo miedo… no quiero estar loca, ¡¿Qué va a hacer de mis hijos?! —sollozó.—No estás loca, a lo mejor es un desorden, quien sabe, pero si nunca vas a un médico no lo sabrás, además aquí estaré junto a ti, nunca te dejaré sola mi hermosa muñeca —pronunció con voz ronca mientras besaba la frente con ternura.—¿Los niños saben de mi escapada? —preguntó con preocupación.—Solo Salva, sabes que ese niño es demasiado inteligente para poder ocultarle la verdad y está muy preocupado. Creo
Julián se detuvo en seco, sorprendido por la petición de Erika. Por varios segundos se quedó sin habla, por completo congelado. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podría pedirle el divorcio después de esa noticia? ¿Acaso no entendía que estaban en esto juntos, para apoyarse mutuamente en las buenas y en las malas? ¿Cómo podía estar pensando en el divorcio en un momento como ese?—¿Qué estás diciendo, Erika? —preguntó, tratando de mantener la calma.Ella lo miró con una expresión de dolor, podía intentar ocultarle la verdad, pero sabía que él no era tonto, que si lo intentaba engañar se daría cuenta.—No quiero que tú y los niños tengan que lidiar con esto, no merecen tener una esposa y madre enferma que se va a parar a media noche sin saber ni quién es —respondió Erika con determinación.Julián la miró con tristeza y compasión. Sabía que su esposa estaba pasando por un momento difícil, pero nunca se había imaginado que llegaría a esto.—Erika, cuando nos casamos juramos qu
Julián se dirigió a la estación policial donde estaba Loretto, había conversado con sus abogados antes, para establecer un acuerdo, ahora se lo iban a presentar, solo esperaba que el hombre accediera, lo único que quería es que Elisa pagara por todo lo que hizo.Entró a una pequeña sala, donde ya estaba el hombre sentado en una mesa.Julián se acercó sin decir nada y tomó asiento, antes de que hablara lo hizo Loretto.—Tengo las pruebas que necesita en contra de Elisa ¿Qué me ofreces a cambio? —interrogó mirándolo con interés.—Eso depende de la información que tengas… aunque no me gustan los traidores, un día lo traicionan a uno y al otro, traicionan al siguiente, no son dignos de confianza —expresó molesto Julián.—Hay muchas cosas que uno es capaz de hacer por amor… Elisa fue el amor de mi vida, quien me ayudó a conseguir el empleo.—¿Eran amantes? —preguntó más por curiosidad que porque lo interesara.—Nunca tuvo más ojos, si no para usted, está obsesionada… ella no me dio lo que
Alena se quedó paralizada, sin embargo, segundos después, disfrutó de sus besos, sintió esa calidez que solo él la había hecho experimentar, cerró los ojos para tratar de llevar aire a sus pulmones, porque tenía la sensación de que colapsaría en ese momento.Se apartó de él, colocando su mano en el pecho y lo miró con incredulidad.—Eso… eso fue… —tartamudeó.—Era para demostrarte que no tienes razones para estar celosa, y para que te des cuenta de que me importas —dijo Aníbal con un brillo divertido en sus ojos—. ¿Crees que si no me importaras estaría aquí?Sintió la boca de Aníbal descender por su cuello, y tuvo la sensación de que cada una de las terminaciones nerviosas de su cuerpo vibraba, para segundos después sentir que cayó en un vacío, y un golpe del impacto de la cabeza cuando aterrizó con el piso.Alena se despertó sobresaltada, no podía creer que se hubiera quedado dormida en el sofá después de haberlo curado, y lo del beso solo había sido producto de su sueño, suspiró con