A pesar de la situación, Alena intentó razonar con su padre para que se calmará. Porque cada segundo que pasaba, la situación se estaba volviendo insostenible, su padre estaba alterado y Erika no estaba mejor, sentía que iba a terminar mal si no lograban llegar a un punto medio. —Papá por favor, cálmate… y a ustedes, no me van a hacer sentir mal, nosotros no estamos equivocados, estamos haciendo lo correcto al denunciar a ese hombre de violación, y no estoy buscando venganza, sino justicia, si a ustedes les cuesta entender, es su problema. Dicho eso, tomó la mano de su padre y salió allí, dejando a Erika y a Julián con una creciente sensación de molestia. —¡Es una idiota esa mujer! Que no puede ver más allá de sus narices. —No te preocupes, vamos a lograr sacarlo de allí, llamaré al abogado, toma la llave del auto y conduces tú mientras hablo. Así lo hizo, llamó a sus abogados y le pidió presentarse en la estación policial central, cuando cortó la llamada Erika le hizo saber cómo
Erika y los demás, intercambiaron miradas mientras Rayito seguía hablando emocionada. La niña, a pesar de su corta edad, tenía un aire de determinación que les sorprendía, y aunque sabían que era peligroso para ella estar encima de la vitrina, no podían evitar sentir cierta admiración por su valentía y ocurrencias. Finalmente, Erika se acercó a la niña y le tomó de la mano. —Ven vamos a bajar, te puedes caer de allí y te vas a lastimar. —No mami, deben mostrarme el video, soy más grande que ustedes, deben cumplir con su palabra —discutió frunciendo las cejas con seriedad. —Está bien Rayito, haremos como dices, siempre y cuando resulte que en verdad seas más grande que yo, te dejaré ver el vídeo ¿Te parece? —preguntó Julián y ella asintió. —¡Ya gané! —dijo emocionada, pero segundos después abrió la boca sorprendida cuando vio a su padre subirse en la vitrina a un lado de ella —¿Qué haces papi? —Creo que no podrás ver el vídeo porque aún no eres más grande que yo —dijo Julián, mirá
Ella correspondió el beso, de manera apasionada, sentía como si una llamarada de fuego ardiera en su interior, el calor era sofocante, se besaban como si no hubiera un mañana, como si el resto del mundo hubiera dejado de existir y solo fueran ellos dos.Luego ella se separó y lo miró a los ojos. Él estaba maravillado por el beso y más aún porque no había esperado que su esposa reaccionara de esa manera, pensó que ya no tenía ningún sentimiento por él, pero ahora podía comprobar que el amor seguía allí. Erika quiso levantarse para poner distancia entre ellos, sin embargo, Julián no se lo permitió y le habló en tono suplicante.—Por favor mi amor, no me rechaces, permíteme demostrarte cuánto te amo y todo lo que te he extrañado, tú eres mi único amor Erika, nunca te he olvidado, porque te he tenido grabado en cada poro de mi piel.La pasión entre ellos se sintió palpable en el aire, el aroma de los cuerpos de ellos se mezcló con la fragancia dulce y floral de Erika, enloqueciendo a Jul
Ella se quedó pensativa con una mano en el mentón, mirándolo como si estuviera decidiendo qué responderle. —No estoy muy segura… primero estabas en evaluación para ver si te dejaba ingresar a mi vida… te he aprobado —él estaba a punto de celebrar contento cuando ella lo detuvo—, pero espérate, no celebres aún, todavía el puesto no es tuyo, porque a partir de hoy inicia el período de prueba, veremos si cumples las expectativas ¿Tú crees que lo hagas? —dijo mientras extendía sus brazos y lo rodeaba por el cuello.De inmediato él asintió y correspondió a su abrazo, con una sonrisa y la besó, sabiendo que aunque ella se estuviera haciendo la dura lo había perdonado, la levantó y la recostó en la cama con cuidado, dispuesto a darle otra hora de placer, cuando escuchó unos golpes en la puerta.—Mamá ¿Dónde estás? ¿Mi papá está contigo? —interrogó Salva—, es que necesito que vea lo que está sucediendo, es una situación muy urgente.Ella le había dicho a Julián que no hablara, pero al oírlo d
Gerardo y Nardo al darse cuenta de la presencia de Julián se pusieron de pie, sorprendidos de que pudiera llegar allí burlando la seguridad del internado y que la secretaria no les hubiera avisado. Enseguida detrás de Julián, entró la secretaria con una expresión de preocupación. —Lo siento, señor Ramírez, él ni siquiera se anunció, pasó como perro por su casa —pronunció en un tono de angustia la mujer. —No se preocupe, señorita, a mí nadie me detiene ¿Acaso no sabe quién soy yo? —le dijo con cierto aire de soberbia. —¡Salga de aquí, señorita! Después usted y yo hablamos —pronunció el director con severidad. Enseguida el director Ramírez, intentó recuperar la compostura mientras se levantaba de su silla. —¿Cómo ha entrado aquí? No puede presentarse en mi oficina sin mi autorización ¿Qué es lo que quiere? —preguntó con voz temblorosa. Julián sonrió con suficiencia mientras se acercaba al escritorio, ignorando las preguntas del director. —A usted no debe importarle de qué manera
Aníbal se quedó en silencio, es que sentía que las palabras que pudiera pronunciar no tenían sentido, estaba derrotado, nada le estaba saliendo bien. Se dio cuenta que haberse entregado había sido una gran estupidez, en el mismo momento cuando supo que su lucha no sería justa. Se arrepintió una vez más de no haberle hecho caso a Julián y a Erika, porque a solo minutos de ser llevado hasta la estación policial, el oficial que lo detuvo y quien se había comportado con amabilidad, le notificaron que sería trasladado a otro lugar y a partir de allí todo se convirtió en un caos para Aníbal.No había podido contactar con nadie porque le prohibieron incluso hacer la llamada que por derecho le correspondía.Ese mismo oficial, antes de irse, alcanzó a decirle que se cuidara, que trataría de contactar con Julián, para decirle que lo habían traslado de la estación, y que aunque intentó encontrar ayuda para él, nadie estaba dispuesto a ayudarlo, porque lamentablemente allí, solo les importaba e
Aníbal se preparó para lo peor. Él no era dado a las peleas, aunque eso no significaba que no supiera pelear, porque desde temprana edad su madre lo había inscrito en artes marciales, así que no tenía miedo, sabía que tenía que defenderse, aunque también sabía que no podía perder el control. Tomó una respiración profunda y antes de que los hombres atacaran, él se levantó de la cama y arremetió en contra de uno con tanta fuerza que terminó estrellándolo contra la reja de la celda.El hombre se sorprendió con el ataque, de hecho no se lo esperaba, mientras tanto los otros comenzaron a lanzarle golpes, él comenzó a moverse, con celeridad se agachó y terminó pasando por debajo de la pierna del hombre más alto y que estaba más cerca de él, luego se levantó con rapidez y golpeó al hombre con el codo directamente en la mandíbula, justo en el mismo momento que un gemido de dolor salió de la boca del hombre.Mientras este caía al suelo, retorciéndose del dolor, el primero que había golpeado s
—No, no estoy loco… aunque sé que es una locura, pero necesito que me denuncies por bigamia.—No lo entiendo, ¿Para qué quieres que te acuse de bigamia, si sabes que no es cierto? Yo mandé a falsificar ese papel para que te casaras y meterte a la cárcel, pero eso era cuando te creí culpable… pero no voy a hacer eso y menos cuando me acabas de decir que los Del Pino nos quieren hacer blanco de sus maquinaciones ¿Quieres que les dé cartucho para que nos ataquen? ¡Nooo!—Escúchame por favor, no te cierres, Aníbal está en riesgo… tengo alguien que me va a ayudar, todo va a salir bien, tenemos algunos aliados, aunque no de tanto peso para ir contra el comandante —alegó el hombre tratando de convencerla.—¿Y por qué esa persona que te quiere ayudar, no ayuda a Aníbal a salir? Esa me parece la solución más razonable —declaró ella molesta.—No puede, porque la orden del comandante de la policía es no dejar salir a Aníbal, y nadie va a arriesgarse… en cambio, en mi caso, accionarán con una den