Aníbal, después que escuchó las palabras de Nardo y la defensa que le hizo su amiga, no pudo evitar sentirse mal, porque aunque él no era esa persona que el hombre estaba acusándolo de ser, la confusión de lo ocurrido ese día de la graduación de bachillerato lo atormentaba, nada estaba claro.Salió al jardín y comenzó a caminar, esperaba que el frescor de la noche bañara su rostro, aplacara sus demonios y lo tranquilizara, tomó el estuche de cigarrillos y sacó un cigarro, lo encendió, le dio una calada y comenzó a fumarlo lentamente.Cerró los ojos apretándolos con fuerza, creyendo que de esa manera podía acallar esos pensamientos que intentaban abrirse paso, pero no fue así y enseguida los recuerdos de lo sucedido lo invadieron."—Aníbal, ¿Ya decidiste si vas a asistir a la fiesta de graduación? —le preguntó Geraldo, uno de sus compañeros de curso.—No lo sé, realmente no me apetece mucho ir —declaró.—Todos apostaron que el cerebrito del colegio no iría, al parecer tenían razón… qui
Aníbal se quedó sin habla mientras observaba a Alena de pies a cabeza, tratando de recordar todo lo que había sucedido aquella noche. Recordó flashes de una mujer hermosa, con cabello largo y oscuro, pero no podía estar seguro de si era ella o no. Alena, por su parte, lo miraba con un poco de desdén en su rostro, en un principio sin decir una palabra, aunque con la. simple expresión de su rostro era suficiente para saber cuánta rabia sentía ella por él. Finalmente, tomó la palabra y habló con voz firme: —¿Quién es él? —interrogó con un evidente tono de recelo. —Tienes años pidiéndome respuesta de lo ocurrido ese día… no dejas de preguntarme quien fue el responsable de todo lo que ocurrió… creo que llegó el día de darte una respuesta —dijo Nardo con una rictus de maldad en su expresión —. ¿Estabas buscando al hombre que abusó de ti? Bueno, allí lo tienes, fue el gran Aníbal Lemus quien lo hizo él fue tu violador. Ante su acusación los ojos de Aníbal se abrieron de par en par, mien
Fue inevitable sentirse conmovida por las palabras de Julián, tenía una lucha consigo misma para no caer en la tentación, sin embargo, él no tenía pensado desistir, todo lo contrario iba a seguir insistiendo hasta minar sus reservas y hacer uso de cualquier estrategia a su alcance para convencerla de aceptarlo de nuevo en su vida.—Ambos debemos aprender de nuestros errores… —comenzó a decir ella de manera pausada—, tal vez sea bueno darte la oportunidad… pero de conquistarme, no solo a mí, sino también a tus hijos, sobre todo a Salvador… aunque te advierto es un hueso duro de roer.—Con tu ayuda puedo lograrlo, debes hablarme de ellos, saber que les gusta, su comida preferida, sus juegos, quiero saberlo todo, solo de esa manera podré ganarme su corazón, el de los dos —pronunció tomándole la mano con suavidad.—Aníbal se logró ganar a Salva, aunque siempre ha estado en contacto con él, ambos tienen la tecnología en común, es un hacker y le ha enseñado todo lo que sabe. Esa puede ser
Kaire daba vueltas a la cama, esperando escuchar los pasos de su madre, estaba muy inquieta.—Salva ¿Escuchaste esos ruidos? —preguntó.—Duerme Rayito, es solo el viento —respondió el niño girándose y poniéndose la almohada en la cabeza para no escuchar las constantes interrupciones de la niña a su sueño.Pasaron solo diez minutos y de nuevo la suave vocecita de Rayito llenó la habitación.—Salva, Salva, hermano, ¿Estás dormido? —preguntó y un suspiro se escuchó en la cama vecina.—Lo estaba Rayito, hasta que me despertaste ¿Qué quieres? —pregunta el niño impaciente— ¿Por qué no terminas de dormirte de una vez?—Yo quiero a mamá o a mi papá… tengo mucho miedo —sollozó—, no me gusta que todo esté oscuro… y si vienen los malos y me llevan de nuevo.El niño se sentó y la abrazó.—No llores Rayito, estamos a salvo, además, no permitiré que nadie nos haga daño. Confía en mí… soy capaz de enfrentarlos a todos por protegerte —expresó el niño con sinceridad y la niña por fin se quedó tranquil
—Lo siento oficial, pero esta no es la residencia del señor Lemus, debería ir hasta su casa y entregarla allá ¿Por qué tendríamos que ver nosotros con él? —dijo con seriedad Julián.El policía reconoció al hombre frente a él, y suavizó la postura severa que traía cuando llegó.—Señor Del Pino, disculpe la molestia, pero recibimos información de que el señor Lemus se encontraba escondido en esta casa, por eso hemos venido a buscarlo —respondió el agente, con amabilidad, temía provocar la molestia en Julián, después de todo era innegable la influencia que tenía.—Pues quien le dijo eso le mintió, ya ve que no está en esta casa… aquí como sabrá vive la señora Erika Del Pino, mi esposa y mis hijos, no hay nadie extraño a nuestro núcleo familiar —expresó con firmeza.—Lo siento, señor Julián, jamás mi intención fue molestarlo, seguramente alguien se confundió —dijo el hombre apenado.—Seguramente, aunque si usted cree que debe revisar la casa, no tengo ningún problema en que lo haga quien
Ella le dio una mirada intensa y luego lo abrazó con todas sus fuerzas, llorando desconsoladamente.―No, mi amor, te quiero muchísimo, no puedo imaginar mi vida sin ti. No importa como llegaste a mí, eres mi tesoro y te quiero con toda mi alma. ―susurró entre lágrimas, besando sus negrísimos cabellos. ―Yo te amo mucho, mami, eres la mujer de mi vida ―le dijo con una sonrisa tierna que llenó su corazón de emoción.Su hijo la abrazó de regreso, hasta que se quedó dormido en su pecho, le acarició el cabello, con una mirada que traslucía el profundo amor que sentía por él. Recordó la promesa que se había hecho aquel día, jamás contarle la verdad sobre su origen, porque no quería lastimarlo, su hijo era sensible, amoroso, cariñoso, y esa, verdad, podría lastimarlo y sumirlo en una profunda tristeza.Sin embargo, ahora el destino había jugado una mala broma, y secretos del pasado regresaban, no faltaba mucho tiempo para que los rumores sobre su origen fueran cada vez más fuertes, y que el
Aníbal no podía creer lo que Julián le acababa de decir, pero la prueba era irrefutable, era su hijo. Se quedó mudo por varios segundos, no pudo evitar que miles de emociones se desataran dentro de él y no sabía por cuál dejarse dominar. Por una parte, estaba feliz de saber que tenía un hijo, por otra, sabía que si le hacían la prueba terminarían acusándolo de violación, la gente que no lo conocía lo señalaría, incluso ahora, algunos que debían confiar en él, no lo hacían, como el caso de su padre que lo había juzgado, sentenciado sin siquiera escuchar su versión de los hechos.Miles de pensamientos se agolparon en su mente, pensó en todo lo que le dirían a su hijo, cómo lo señalarían “¿Será justo que cargue con el estigma de tener un padre violador? Aunque no recuerde nada de eso y las cosas no hubieran sucedido como la están diciendo, la gente no vería eso y menos si sigo huyendo”, se dijo.Sabía que tenía que hacer lo correcto, enfrentar las acusaciones y tratar de salir lo mejor
Cuando los oficiales lo escucharon lo miraron con incredulidad, como si no pudieran creer que alguien se atreviera a entregarse tan fácilmente. Pero después de unos segundos de silencio, uno de los oficiales tomó las esposas y se acercó a Aníbal.―¿Estás seguro de esto, hijo? ―preguntó el oficial mientras le colocaba las esposas.―Sí, estoy seguro ―respondió Aníbal con decisión.Su padre observaba con una mezcla de orgullo, aunque le pareció también ver una mezcla de preocupación al mismo tiempo. Aníbal lo observó, pero no le dijo nada, solo esperaba que todo saliera bien, enseguida los agentes policiales comenzaron a guiarlo hacia la salida por los pasillos del centro médico, mientras lo llevaban la gente iba saliendo y se aglomeraba para observarlo.No supo cómo, pero enseguida cuando llegaron a la puerta principal del hospital, estaba reunido un montón de gente gritándole.“¡Violador!”“¡Todo el peso de la ley para él!”“¡Es un desgraciado, merece lo peor!” Aníbal tragó saliva, s