—Vamos dentro, ¿Está tu mamá? —interrogó Julián.—No, ella salió hace poco tiempo con Aníbal —respondió Santi, quien vio cómo la expresión de su padre cambió en segundos.—¿Papá estás molesto por qué mamá salió con tío Aníbal? —interrogó el niño con curiosidad.—¿Yo? ¡No! ¡Para nada! ¿Por qué tendría que ponerme celoso? —dijo con tranquilidad, sin embargo, en su semblante era evidente su molestia—, vamos Kaire, por favor, entra.—Quiero quedarme jugando un poco más —pidió la niña en un tono de súplica. —¿Vas a jugar sola? —preguntó con preocupación.—Sí, ya va, ya los alcanzo —respondió la niña mientras planificaba qué hacer.“No quiero que mi Titi deje a mi papá porque yo le recuerde la traición… él la ama mucho y ha sufrido… en cambio, no sufrirá por mí, porque no me quería antes, y puede dejar de quererme pronto”, se dijo internamente convencida de sus pensamientos.Entretanto el otro par entró a la casa y Julián se esforzó por mantener una conversación casual con su hijo, pero su
Corrieron por el camino que habían tomado Salva y Santi durante su fuga, buscando cualquier rastro de la pequeña Kaire. La noche ya había caído, la preocupación y el miedo se apoderó de ellos. —¡Kaire! —gritó Erika corriendo desesperada, lo mismo hizo Julián y los niños. Caminaron hacia el patio de la casa, se dirigieron hacia la parte lateral de la propiedad, pero no la encontraron, Aníbal llamó a los guardias de seguridad y pidió a uno de ellos que llevara el auto.—Erika, yo iré a dar un recorrido con Aníbal para ver si la encontramos —informó deseando que se calmara, porque se veía demasiado angustiada y temía que le ocurriera algo.—Yo quiero ir con ustedes —pidió ella.—Lo mejor es que te quedes aquí y estés pendiente por si aparece, nos avisaremos cualquier novedad.Subieron al auto e hicieron el recorrido buscándola, primero hacia arriba de la calle y luego regresaron hacia abajo, pero lamentablemente no la encontraron, no apareció por ningún lado.—No se vino caminando, es
Elisa al cortar la comunicación con Julián se quedó pensando sobre todo en sus palabras sobre la inseminación artificial. —¿Por qué me dijo que me habían inseminado con su esperma y óvulos de otra mujer? —interrogó en voz alta, mientras los engranajes de su cerebro no dejaban de funcionar. Decenas de hipótesis surgieron en su mente, doña Pierina, que no había tenido más remedio que ir en el mismo auto con ella, la miraba susurrando y la veía con recelo mientras se mantenía atenta a sus palabras, había empezado a desconfiar de ella. —Eso no puede ser ¿Será posible fue una inseminación artificial, no una fecundación o sí? —la mujer no podía creer que eso fuera cierto. Aunque habían pasado varios minutos desde que salió de la estación policial, decidió volver. —¡Deténgase! —ordenó. —Lo siento, pero no puedo hacerlo, las instrucciones que tengo es llevarla a la casa —dijo el hombre, sin embargo, las palabras de la mujer lo hicieron detenerse. —Te detienes o me lanzó del vehículo ¿Tú
Kaire reconoció la voz del hombre, la había escuchado antes en la casa de su padre, estaba segura de que era uno de los guardias de seguridad, por un momento estuvo tratando de recordar su nombre hasta que por fin lo logró. “Se llama Loretto”, pensó, aunque no entendía por qué la había secuestrado. Se quedó tranquila en completo silencio, aunque sin poder evitar estar asustada, sin poder contener los sollozos, no quería que terminaran metiéndola en un closet, porque poco le gustaban los lugares cerrados y la oscuridad y estar donde coincidieran dos cosas que no le gustaban, le causaba un profundo temor. —Así está mejor mocosa, más te vale que me hagas caso, voy a soltarte, pero si vuelves a portarte mal, nadie podrá salvarte —expresó mirándola con molestia, al mismo tiempo que la liberaba y la dejaba sentada en la silla. La niña montó los pies en el asiento, se abrazó, a sí misma y cerró los ojos apretándolos con fuerza. “¿Será posible que le importe a alguien?, seguro mi papá va
El hombre se inclinó sobre el borde de la roca, miró hacia abajo y alumbró con la lámpara, allí vio a Kaire tendida en el suelo, con la cabeza sangrando y un brazo doblado en un ángulo extraño.Un escalofrío recorrió el cuerpo del hombre al darse cuenta de lo que había hecho. No había sido su intención provocar esa situación, solo quería llevarla de vuelta con Elisa.Se pasó la mano por la cabeza en un gesto desesperado, descendió de la roca y al llegar junto a ella se agachó. Loretto se quedó allí, inmóvil, mirando el cuerpo de Kaire tendido.El miedo había desaparecido del rostro de la pequeña y había sido reemplazado por una expresión que no podía definirse: algo entre la tristeza, aunque la vez una mueca de sonrisa, la levantó en sus brazos con cuidado.Kaire estaba inconsciente, su cabeza había golpeado fuertemente contra una roca. No se movió, su cuerpo estaba inerte y no se le sentía su respiración. El hombre estaba claro que tenía que hacer algo rápido, pero no sabía qué. No e
Erika se irguió, en todo lo que le daba su estatura, mirándola fijamente, tenía tantas ganas de restregarle la verdad en la cara, por un momento pensó en hacerlo, pero la leve negativa de Aníbal con la cabeza la hizo desistir de la idea. —No creo que me conozca —dijo cambiando la voz—, aunque desde ahora en lo adelante sí —pronunció con una sonrisa—, es un placer conocerla señora Del Pino —mencionó arrastrando las palabras y extendiendo la mano al mismo tiempo—, soy la madre de un par de compañeros amigos de Rayito. Elisa estiró la mano, se sintió demasiado inquieta ante la presencia de esa mujer. —¿Rayito? ¿Quién es ese? —interrogó sin ocultar su creciente desconfianza. . —Disculpe, es que así le decimos a Kaire, lo hacemos de cariño —respondió Erika. —No sé… de verdad que tengo la impresión de conocerla ¿Cómo se llama? —preguntó. —No creo que. me conozca, señora. Soy Cata —dijo con frialdad. —Vayamos y sentémonos a esperar —propuso Julián tratando de quitar la atención de Elis
—Titi Erika es su tía, Kaire siempre la ha amado y admirado, lamentablemente no se encuentra con nosotros, lo más probable es que haya soñado con ella —respondió Julián con premura, porque había visto la expresión de Erika y la conocía lo suficientemente para saber que estaba a punto de confesarse.Las palabras del hombre causaron malestar en Elisa.—¿Cómo no va a estar obsesionada con Erika, si tú la tienes por todos lados? Prácticamente, la niña ha crecido bajo la sombra de ella, porque tiene un padre que no asumió que su primer amor estaba muerto y que nunca nadie se la va a regresar del más allá —expresó sin ocultar su expresión de maldad.En los ojos de Erika se reflejó una pequeña luz de triunfo.“Si supieras hermanita que nadie me tiene que regresar del más allá porque nunca me fui”, pensó deseando que llegara el momento de poder revelarse frente a ella y todos esos que quisieron hacerle daño.—Quiero ver a mi hija —dijo Elisa con decisión.Enseguida la preocupación se hizo evi
Kaire no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Erika era su verdadera madre? Todas las piezas comenzaron a encajar en su mente, sintió una sensación extraña en el estómago, mezcla de emoción y miedo. Sin embargo, en ese momento la miró con una expresión de angustia al darse cuenta de ¿Por qué si era su madre biológica la había abandonado en primer lugar? Ella había visto las fotografías de su mamá Elisa, embarazada y cargándola cuando la dio a luz. Mostrando una confusión en su rostro se alejó.—¡No! Eso no puede ser… me estás mintiendo, ¿Por qué lo haces? ¿Cómo es posible? Yo vi a mamá Elisa en una fotografía cuando me tenía en su panza… y vi en tu casa unas fotografías cuando tenías a los gemelos en la tuya —de pronto se quedó en silencio— ¿Yo también soy gemela de mis hermanos? —preguntó abriendo los ojos, con ilusión.Erika notó la expresión confusa de su hija y trató de explicarle, en ese momento se dio cuenta de que quizás no debió confesarle eso en ese momento y de esa manera