Julián firmó la notificación justo cuando Erika apareció y no tardó en preguntarle.—¿Qué pasa mi amor? ¿Qué es eso? —inquirió la mujer.—No te preocupes, no es nada —dijo para tratar de tranquilizarla, temiendo una nueva crisis en ella.Sin embargo, Erika no se detuvo y se acercó donde él estaba firmando, tomó el documento y comenzó a leer, pero antes de que terminara de hacerlo a él no le quedó más alternativa que contarle lo que estaba ocurriendo.—Es Elisa, está demandando pidiendo la custodia de Rayito —soltó mientras el rostro de Erika palidecía.Por un momento no dijo nada, es como si estuviera analizando sus palabras, hasta que finalmente habló.—Te lo dije, ella no se iba a quedar tranquila… tú no puedes permitir que se quede con la custodia de nuestra niña —dijo Erika sin poder ocultar si desesperación.Julián se pasó la mano por la cabeza con preocupación.—No lo hará, el juicio en su contra por lo que te hizo empieza pronto.—Sí, pero el suyo por la custodia de Rayito empi
Julián frunció el ceño, confundido por las palabras de la mujer. ¿Qué era lo que ella tenía que decirle que necesitaba un trago fuerte para poder hablar? Sin embargo, no podía negar que estaba curioso por saber más acerca de esta mujer misteriosa y cómo era eso, que era la madre de Erika.Con resignación, Julián se levantó de su asiento y fue a su mini bar. Sirvió dos vasos de whisky, uno para ella y otro para él, porque tal vez lo iba a necesitar. Regresó a su silla y se lo ofreció a Evelina, quien lo tomó agradecida y le dio un sorbo antes de comenzar a hablar.—Yo soy la madre biológica de Erika—, empezó a explicar Evelina—, pero no la crie yo. Después de que ella nació, no estaba preparada para ser madre, sentía que me ataba, que estaba muy joven para esa responsabilidad, y me fui dejando a mi marido y a mi hija. Dos meses después de irme de su lado, le pedí el divorcio a su padre. Él intentó persuadirme para que por lo menos la visitara unas tres veces al año y yo me negué, quer
Erika sintió que el mundo se le caía encima al escuchar las palabras de Elisa, su despreciable hermana. No podía creer que estuviera haciendo tal petición. Jamás permitiría que eso sucediera.—No puedes ser tan despiadada y despreciable, existen límites y hasta tú deberías conocerlos —dijo en voz baja, intentando contener esa mezcla de rabia y tristeza que se agitaba en su interior.Elisa se levantó de la silla y se acercó a Erika. La miró a los ojos fijamente con prepotencia y dijo: —Sí, puedo. Y si no aceptas mi propuesta no verás más a Kaire, tendrás que decidir dejarme pasar una noche con tu marido y tu hija será tuya para siempre, o no me acuesto con él, pero me llevo a la mocosa para siempre y jamás volverás a verla. Así que piensa bien lo que vas a hacer. Tienes cuarenta y ocho horas para decidir que es cuando comienza el juicio. Escoge bien.—¿Por qué me odias tanto? Somos hermanas, toda la vida te he cuidado, protegido, incluso siempre he puesto tus intereses por encima de l
Erika se giró con un gesto de disgusto en su rostro, pero mantuvo la compostura.—No te preocupes, Julián. Ella ya se va —dijo y se dirigió hacia Elisa—¡Vete! No tienes porque seguir aquí, ya hablamos y solo tienes que esperar mi respuesta —expuso con firmeza.—¿Qué hace ella aquí? ¿Acaso no di la orden en la entrada que no la dejaran pasar? —preguntó Julián con autoridad.Elisa soltó una risa malvada y se acercó a Julián con una mirada desafiante.—Oh, mi querido Julián, Erika y yo teníamos una conversación interesante… cosas que se quedan entre familia ¿Verdad hermanita? Y es que tú no sabes, pero las mujeres en nuestra familia siempre buscan la forma de conseguir lo que quieren ¿Y qué crees esposito? —inquirió con una sonrisa pícara—, te quiero a ti desde que éramos jóvenes y te vi por primera vez, y creo que estoy muy cerca de lograrlo.Erika sintió un nudo en la garganta, mientras su corazón latía con fuerza.—¡Sácala! —ordenó de nuevo a la chica de servicio.Por un momento Erika
Julián asintió y sacó su teléfono, allí había registrado el número de móvil de la madre biológica de Erika. Cuando la llamó, después de unos minutos de hablar, acordaron reunirse en un restaurante cercano en el centro de la ciudad en horas nocturnas. Erika se vistió de manera sencilla y elegante y se preparó para lo que sería un encuentro emocionalmente agotador. A medida que se acercaba al restaurante, su corazón latía con fuerza en su pecho. ¿Qué diría su madre biológica? ¿Cómo se sentiría al verla por primera vez? ¿Se parecería a la madre que la crio? Numerosas eran las preguntas que se agolpaban en su mente inquietándola.Finalmente, llegaron al restaurante, Erika vio a una mujer sentada en una mesa al fondo y supo que era ella su madre biológica porque, era idéntica a su madre de crianza. Julián se sentó en una mesa cerca, para darle privacidad. Al momento de ir acercándose a la mesa, Erika se dio cuenta que tenía el mismo color de pelo y ojos que ella, no podía negar que
Los dos días siguientes a la audiencia de custodia, Erika no podía dejar de estar nerviosa, no quería apartarse de la niña y curiosamente la pequeña tampoco deseaba alejarse de ella, para donde se movía su madre ella la seguía.El ambiente era tenso, todos tenían la sensación como si algo malo hubiese a ocurrir.Julián a pesar de tener todo controlado, los testigos que declararían en contra de Elisa, afirmando que maltrataba a la niña, no podía dejar de sentirse preocupado, en ese momento estaban en la cama, con Rayito durmiendo entre los dos, Erika se dio cuenta y no pudo evitar preguntarle.—No te veo tranquilo, siento que hay algo que te carga preocupado ¿Acaso piensas que mañana podemos perder la custodia de la niña? —interrogó nerviosa.—Las pruebas y todo está a nuestro favor, el juicio vamos a ganarle, no tenemos porqué preocuparnos —dijo Julián tratando de tranquilizarla. —Pero a pesar de saber eso estamos inquietos, preocupados, y la verdad es que nunca he sentido tanto mie
Antes de la audienciaRayito aprovechó que sus padres estaban hablando con los abogados y sus hermanos estaban entretenidos con sus tablets, y salió de allí, se fue por la puerta trasera, que daba por un pasillo de muchas puertas, miró a todos los lados, para ver si alguien la estaba viendo, pero al no ver a nadie respiró aliviada.Caminó tratando de hacer el menor ruido posible, sabía que si sus padres se daban cuenta de su escape e incluso los gemelos la llevarían de vuelta a la sala donde estaban todos. Comenzó a leer los porta nombres ubicados en la parte superior de las puertas, escritas con letras doradas, donde aparecían los nombres del juez y tribunal.La niña esbozó una sonrisa contenta cuando se detuvo frente a una puerta cerrada con el nombre del juez que estaba buscando.—Elías Fer… nández. Juez qui… quinto de Me…nores —leyó y sonrió contenta ¡Había encontrado lo que buscaba! Sabía que ese era el juez que tomaría la decisión sobre su custodia, necesitaba ayuda… porque deb
Cuando Rayito vio la ira de Elisa, y que corría detrás de ella para atraparla, decidió huir y el lugar que se le ocurrió fue en el piso superior, así que corrió escaleras arriba, pero se dio cuenta de que no sabía cuál habitación ocupar, así que fue abriendo las puertas una por una, para ver cuál le gustaba más, dejando un rastro de lodo por toda la casa.Como escuchó los pasos de Elisa, tuvo miedo que la alcanzara, por nada del mundo le permitiría que la maltratara, ya era una niña que sabía defenderse y mientras más Elisa la lastimara ella se portaría peor. Así que entró en la habitación más bonita que encontró, cerró la puerta y se escondió debajo de la cama.Respiró pausadamente y trató de mantenerse en silencio para no ser descubierta.Pero no pasó mucho tiempo antes de que Elisa llegara a la puerta, miró al suelo y se dio cuenta por el barro que la niña había huido, allí, con una sonrisa maliciosa, volvió a cerrar la puerta y le pasó seguro dejando a Rayito encerrada.—Te vas a