—¿Alice? ¿Está todo bien? —Inquirió Malek preocupado saliendo al patio de la mansión Colman.Alice, que estaba sentada en una de las tumbonas al frente de la piscina, volteó a verlo y le sonrió amablemente, totalmente cautivada por su rápida llegada cuando apenas habían trascurrido unos minutos desde que lo llamó.—Sí. Estoy bien, bueno… más o menos— Masculló ella levantándose rápidamente, siendo presa de su ansiedad.La castaña caminó hacia él y ambos se encontraron a mitad de camino, ella sujetó su mano con sutileza y lo llevó hasta la tumbona en la que ella estaba sentada y luego ambos tomaron asiento en la misma silla.—Lamento haberte asustado, no era mi intención hacerlo. Es solo que necesitaba hablar con alguien que no fuera tu tía y solo en ti puedo confiar por el momento… —Se excusó Alice con la mirada puesta en sus manos, las cuales usaba como distractor para disminuir un poco sus ansías.—No tienes que disculparte. Es mi culpa por ponerme tan nervioso cada vez que hablo con
Malek sintió que el aire se le escapaba de los pulmones al escuchar las palabras de Alice. El mundo a su alrededor se desvaneció por un momento, y todo lo que podía ver era la castaña, con los ojos llenos de lágrimas y el rostro pálido por la angustia.—¿Embarazada? —repitió, con apenas un hilo de voz, lleno de incredulidad. —Pero… ¿Qué vas a hacer? ¿Y Dalton?El nombre de su esposo resonó en la cabeza de Alice martillos demoliendo lo poco de su estabilidad emocional actual. Malek había estado guardando sus sentimientos por Alice desde que la conoció, pero cada vez que la veía con Dalton, el dolor se hacía más intenso. Ahora, con esta noticia, se sentía atrapado entre su deseo de protegerla y el amor no correspondido que llevaba en su corazón.Alice se pasó una mano por el cabello, buscando claridad en medio del caos emocional que ahora los envolvía.—No lo sé, Malek. La situación con Damián es complicada, y ahora esto… No sé cómo enfrentar a Dalton, es una carga que no quiero cerca d
El silencio se apoderó del lugar por un instante eterno mientras Dalton procesaba lo que acababa de escuchar. Sus ojos se ampliaron con sorpresa y confusión, sintió una corriente eléctrica recorriendo cada centímetro de su cuerpo hasta encender la mecha de la bomba que estaba hecha de él.—¿Embarazada? ¿Con él? —Preguntó entre dientes, con un tono apenas audible. Mientras lo que quedaba de su mundo se desmoronaba, cada uno de sus muros hechos pedazos.Malek dio un paso al frente, consciente del dolor que esto le causaría a Dalton.—Dalton, créeme que yo estoy igual de sorprendido que tú por qué acabo de enterarme. —Dijo Malek con calma. —Ella no tiene la culpa, fui yo quien se aprovechó de la situación porque ella estaba ebria…—¡Tú no te atrevas a hablarme si no quieres que te extermine ahora mismo! ¡Como si fuera a tragarme eso de que estaba bajo influencia del alcohol! —Gritó Dalton empujando con fuerza a Malek. —¡Es mi maldita esposa! ¡Desde que la conoces andas babeando por ella!
Lanza la primera piedra.Esa noche ninguno de los dos volvió a casa. Alice decidió pasar la noche en un hotel, pero le fue imposible dormir, mientras que Dalton fue directo al mismo bar que tanto había frecuentado en las últimas semanas y bebió hasta perder la conciencia.Alice se encontraba en la habitación del hotel, la luz tenue de la lámpara apenas iluminaba el espacio. Sentada en la cama, miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos. La ciudad vibraba bajo el manto de la noche, pero ella se sentía completamente desconectada de todo. La decisión de no regresar a casa pesaba sobre sus hombros como una losa. Sabía que si no estaba allí en la mañana podría perder toda su herencia, gracias a la jodida cláusula en el acuerdo nupcial, donde había jurado seguir casad durante un año o todo iría directo al poder de su sucesora, la esposa de Nicholas.Mientras el reloj avanzaba lentamente, cada tictac parecía recordarle todo el infierno que había desatado la noche anterior: mentirle a
La llamadaAlice sintió cómo el mundo se desmoronaba a su alrededor en el instante en que escuchó la voz de Andrés al teléfono. Su corazón se detuvo por un segundo, y una ola de pánico la invadió.—¿Qué? ¿Cómo? ¿Estás seguro? —Las palabras salían de su boca como un susurro entrecortado, incapaz de procesar la gravedad de la situación.Andrés, con voz firme, pero comprensiva, le explicó que Dalton había tenido un accidente grave y que lo estaban atendiendo de inmediato. Alice no podía pensar con claridad; el miedo se apoderó de ella mientras su mente se llenaba de imágenes del rostro Dalton cuando explotó de ira la noche anterior. Sin pensarlo dos veces, se levantó de la cama y comenzó a vestirse a toda prisa.Cada segundo parecía una eternidad mientras conducía hacia el hospital. El camino estaba lleno de semáforos que parecían eternos y conductores que no entendían su prisa. En su mente, una tormenta de pensamientos la asaltaba: "¿Qué habrá pasado? ¿Por qué no me llamó? ¿Estará bien?
—¿Qué significa eso exactamente? —Preguntó Mia, su voz temblorosa, pero firme, buscando respuestas que parecían inalcanzables.—Significa que Dalton no recordará eventos recientes ni a las personas cercanas a él. —Respondió el doctor, con un tono que mostraba empatía por su dolor—. Es posible que no recuerde nada de lo que ha vivido en los últimos meses, podrían ser incluso un par de años perdidos, ni siquiera recordará lo que ha sucedido hoy.Alice se sintió como si le hubieran golpeado en el pecho. La idea de que Dalton no pudiera recordar su amor por ella, ni la indescriptible conexión que habían compartido, era más devastadora de lo que había anticipado.Mia se cubrió la boca con las manos, intentando contener el llanto.—¿Y eso es irreversible?—En este momento, sí. —Confirmó el médico—. Estamos haciendo todo lo posible para ayudarlo a adaptarse a esta nueva realidad. Pero necesitará tiempo y mucho apoyo emocional. Existe la posibilidad de que vuelva a recordar todo, pero sería u
Por una serie de minutos que parecieron eternos para Mia, Alice estuvo cavilando en su mente mejor forma de contarle a Mia toda la verdad, pero no estaba totalmente segura de poder confiar en ella de esa forma, después de que había sido su principal piedra en el zapato desde que conoció a Dalton.—¡Ya dímelo! —Exigió alzando su tono de voz, sacando a la castaña de su laguna mental.Alice volvió su vista a ella y luego miró hacia la ventana del conductor y vio como unos hombres corpulentos se pararon allí tapándole la vista, luego miró al frente y también tenía la vista cubierta, al igual que la ventana de su lado. Estaban rodeadas.Una descarga de adrenalina recorrió todo su cuerpo al sentirse amenazada, así que actuó rápido. Con una señal le indicó a Mia que conservara la calma y guardara silencio, al mismo tiempo que hurgaba en su bolso para sacar su revolver. Cuando lo encontró, lo sacó rápidamente; Mia al ver el arma, abrió sus ojos como platos y le susurró:—¿Qué haces con eso? ¿
Alice se cruzó de brazos, su mente trabajando a mil por hora. La revelación de Moscú sobre Damián la dejó inquieta, pero también con una chispa de determinación.—No sé quién es ese hijo de perra y no me importa ni un poco…—dijo Mia, con su voz firme. —Lo único que me importa es que no es inmortal, ni está hecho de goma; es humano como nosotros y solo basta una bala para acabar con él.Moscú asintió, su expresión seria.—La rubia tiene razón. No podemos permitir que se convierta en un jugador libre. Necesitamos actuar rápido y con inteligencia. Somos más que él y podemos tomarlo por sorpresa. En ese momento, un grupo de agentes entró en la sala, todos llevaban documentos en la mano y una mirada de urgencia en sus rostros. Uno de ellos se acercó a Moscú.—Tenemos un problema en el este de la ciudad. Las comunicaciones han sido interceptadas y hay rumores de que Damián está moviendo piezas para recuperar su influencia.Alice sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La situación se vo