Alice tragó saliva con brusquedad mientras caminó hacia cualquier lado de la habitación, sin rumbo fijo, con la mirada perdida en la nada. Se sentía como si acabaran de lanzarla un cubo de agua helada en la cabeza.Dalton se había olvidado de ella, olvidó su trato, olvidó que es su esposo, olvidó el embarazo. Pensó que sería una oportunidad de librarse de él. Pero, no se sentía bien, después de tanto desearlo, el universo quería arrancarlo de su vida, pero ahora Alice no quería que eso pasara. Por fin cuando comenzaba a hacerse a la idea luego de su meditación nocturna, ahora había perdido la oportunidad de convivir con él.Mia respiró hondo, intentando controlar su nerviosismo.—Alice, no puedo ni imaginar lo mal que te sientes por esto. Pero debemos ser pacientes, esto puede ser traumático para él cuando descubra que no está casado con Jennifer y que Samuel ya no es un bebe recién nacido. —Dijo con la voz temblorosa. —Si quiero que tengas la oportunidad de conversar con él, pero no
Alice se quedó paralizada un momento, sintiendo cómo el enojo burbujeaba dentro de ella. La actitud de Jennifer era fría y arrogante, como si no le importara el dolor que todos estaban sintiendo en ese momento. ¿Cómo se atrevía a venir fingiendo que es su esposa?—¡No puedes simplemente entrar así! —Gritó Alice, su voz resonando en el pasillo. —Dalton está luchando con cosas que ni tú ni yo entendemos. No es solo un momento cualquiera, y sabes perfectamente que tú no eres nada para él.Jennifer se detuvo, girando lentamente la cabeza para mirar a Alice con desdén.—¿Y qué sabes tú de lo que él necesita? —Respondió con una sonrisa burlona. —Soy su esposa, y tú solo una mujerzuela trepadora que solo está con él por el dinero.Jennifer hizo una pausa, sus ojos destilando desdén mientras evaluaba a Alice.Alice sintió que su corazón se aceleraba; la injusticia de la situación la llenaba de frustración. Hasta parecía que todo hubiera estado planeado cuidadosamente.—Lo que importa es que e
La atmósfera en el bar se volvía cada vez más densa, como si el aire estuviera cargado de electricidad. Alice sabía que estaba jugando con fuego, pero la adrenalina la mantenía viva. Su mirada se desvió hacia las rusas, quienes la observaban con interés, listas para ejecutar el plan en cuanto esta diera la señal, algo tan insignificante como un suspiro “deseoso”. Solo eso bastaría para que ellas pudieran ponerse creativas.El barman, atrapado en el hechizo de Alice, asintió con una mezcla de deseo y curiosidad.—Claro, preciosa. Conozco un lugar perfecto. —Dijo mientras le guiñaba un ojo.Alice sintió que su corazón latía con fuerza; cada paso que daba la acercaba más a su venganza. Aunque este hombre solo era una desafortunada marioneta de Damián, era necesario que Alice lo castigara para enviarle un mensaje a su querido primo de que ya era hora de que empezara a tenerle miedo.—¿Qué tal si me cuentas más sobre este lugar mientras vamos? —Sugirió Alice, sin quitarle los ojos de encim
Alice se encontraba parada en la larga fila para su entrevista de trabajo, totalmente nerviosa y ansiosa, tanto que de vez en cuando se mordía las uñas sin darse cuenta. Con la mirada fija en la chica que tenía enfrente, la detalló minuciosamente y notó que esta iba muy arreglada y maquillada, se dio la vuelta y descubrió que la chica que se encontraba detrás de ella, también estaba exageradamente elegante y arreglada, luego se inclinó hacia adelante e inspeccionó a las demás chicas que hacían fila, algunas incluso parecían modelos de pasarela europea, con sus piernas largas, vestidos costosos y bolsos de marca.La joven no pudo evitar pensar en que quizá había ido al sitio equivocado para buscar empleo, claramente ella no le llegaba ni a los talones a ese montón de mujeres perfectas y estiradas. Abrumada por sus inseguridades, dirigió la vista hacia abajo y observó fijamente su pulsera de la suerte, esa que le había regalado su madre. Al principio se sintió un poco aliviada porque s
8:20 AM.Alice llegó corriendo a la compañía Monroe, estaba demasiado nerviosa y preocupada, puesto que iba un poco tarde y no quería darle motivos a su nuevo jefe para juzgarla. Se adentró en el edificio y de inmediato fue con el recepcionista para anunciarse y pedir indicaciones.—Buenos días, Soy Alice Davis, el señor Monroe me está esperando— Masculló Alice hiperventilando. —Buenos días, el señor Monroe justo acaba de llegar, tome el ascensor de la izquierda y diríjase al último piso, al llegar tome asiento en la sala de espera junto a este y pronto alguien irá a recibirla— Explicó el hombre amablemente, aunque estaba metido en su ordenador y casi no le prestó atención.—Gracias…— Musitó confundida por no entender muy bien sus indicaciones.La castaña fue hasta los ascensores y justo vio que un hombre alto, muy elegante y de traje costoso, estaba entrando en este, así que comenzó a correr para alcanzarlo antes de que las puertas se cerraran.—¡Detenga el ascensor, por favor!— Pid
El pequeño Samuel solía ser un niño muy tranquilo y cariñoso, hasta que sus padres se divorciaron y él no volvió a ver a su madre. Desde entonces, su padre se ha encargado de buscar a alguien que cuide de él, pero el pequeño siempre busca la manera de ahuyentar a cualquiera que su padre contraté como niñera puesto que a pesar de su corta edad, el pequeño es muy inteligente y ya él había descubierto un patrón, patrón que todas sus niñeras anteriores siempre llevaban a cabo. Al principio, se comportaban cariñosas y amables, estaban al pendiente de él e intentaban hacerse sus amigas, pero luego comenzaban a buscar a su padre, él no entendía muy bien porque, solo sabía que cuando esas mujeres le pedían que las llamara “Mamá” y se comportaban extrañas con su padre, él de inmediato sabia que algo andaba mal, el no quería tener otra mamá, en su joven conciencia de infante, era una locura y su carácter lo llevaba a hacerle travesuras a las niñeras para evitar que su padre las convirtiera en
La tensión entre ambos era tan espesa que casi podía cortarse con tijeras, ambos se miraban fijamente a los ojos sin articular palabras, aunque ambos sentían emociones distintas, sus expresiones eran las mismas, ninguno estaba dispuesto a doblegarse frente al otro. Dalton inspiró hondo y comenzó a negar con la cabeza en señal de desaprobación y luego se fue sin decir nada.En ese momento, luego de que la bestia se fuera, Alice dirigió su mirada hacia el pequeño Samuel y rápidamente se acercó a él para intentar consolarlo por lo que había visto, la castaña había olvidado que el pequeño estaba allí, estaba tan cegada por la impotencia que olvidó su presencia en el comedor y por más que su padre sea un hijo de puta, Samuel no era culpable de eso y no debió haber presenciado su discusión.—Sami, lamento que me hayas visto de esa manera— Musitó la castaña envolviendo al niño con sus brazos —No sé qué me pasó, yo no soy así. Perdí los estribos.Samuel correspondió su abrazo con emoción, per
Días después. Alice estaba sentada en el asiento trasero del auto que Dalton le asignó para llevarla a cualquier sitio que necesite de forma segura y puntual. El chofer la llevaba al hospital en el que se encuentra su madre, durante todo el camino, Alice iba mirando por la ventanilla, aunque realmente no estaba viendo nada, solo estaba sumida en sus pensamientos. A pesar de verse tranquila en su exterior, su interior estaba hecho un caos. Ella sentía que su corazón estaba en un lienzo en blanco, como si no hubiera más que eso, desde hacía un tiempo, cuando su madre enfermó, todo era igual, de pronto su futuro era incierto, ella vivía cada día sin más, ya no tenía esperanza, ni aspiraciones o sueños. Simplemente, no existía nada más para ella que el bienestar de su madre y estaba pagando el costo de mantener a su madre viva por el alto precio de abandonar todo atisbo de ilusión y fe en sí misma. Cuando recién salió de la escuela con una beca completa para la universidad ella aspirab