73: El infierno

Cómo un saco de papas, Dalton lanzó a Alice a la cama y luego comenzó a desvestirse, dejando todo en el piso, sin apartar la mirada de la de Alice ni un segundo. En los ojos de Alice podía verse el deseo ardiente, mientras jadeaba con urgencia, entre tanto los ojos de Dalton eran intensos y perversos, tenía las pupilas dilatadas como un animal al acecho que está a punto de desmembrar a su presa.

Cuando estuvo totalmente desnudo, con sus veinticinco centímetros de gruesa hombría palpitante, se trepó sobre Alice y comenzó a besarle el abdomen, succionando y mordiendo cada tanto; Dejaba su rastro por toda la zona, claramente quería demostrarle a quien sea que pudiera desnuda, que Dalton Monroe estuvo allí.

Continuó descendiendo con destreza, controlado por su enfermizo frenesí, el cual había. Mantenido a raya por demasiado tiempo. Hábilmente, sujetó los muslos de la castaña para luego tirar de ellos hacia afuera, abriéndola como puertas de iglesia en domingo.

—¿Por qué te humedeces sin m
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