Alice finalmente salió de la farmacia cabizbaja, con un nudo en la garganta y el corazón agotado por tanto bombear sangre tan rápido. Lo importante es que había tomado su decisión y ya no había vuelta atrás. Si es que estaba embarazada, iba a mantenerlo en secreto de todos, incluso de Dalton hasta decidir qué haría con él bebe, podría quedarse con él o solo lo daría en adopción a Nicholas y su esposa para que cuidaran muy bien de él.Su mente divagó hacia Nicholas y su esposa. La idea de dar al bebé en adopción a ellos parecía tentadora; sabían cómo cuidar a un niño y tenían tanto amor para dar. Pero también había algo profundamente doloroso en esa opción. ¿Podría realmente dejar ir a su propio hijo?Mientras continuaba perdida en sus pensamientos, optó por dejar las bolsas en su camioneta y luego ir a tomar un paseo caminando para distraerse un poco. Esa mañana había nevado bastante, pero ahora ya había parado y las calles estaban mucho más pobladas. Alice se detuvo frente a un parqu
¿Truco o trato?Alice asintió, apretando los dientes. No podía dejar que el miedo la dominara.—¿Dónde está? —Preguntó con firmeza.—En el sótano. —Respondió Dalton mientras gesticulaba para que lo siguiera. —Lo encontraron en un departamento cerca de nuestra casa, tal parece que asesinó a los dueños y los lanzó al río Hudson.Con cada paso hacia el interior del edificio, Alice sentía cómo la tensión aumentaba en el aire. El sonido de sus propios pasos resonaba ominosamente mientras descendían por las escaleras hacia el sótano oscuro. La luz escasa apenas iluminaba el camino y su mente se llenó de pensamientos sobre lo que podría suceder cuando viera a Damián cara a cara.Finalmente, llegaron a una puerta metálica. Dalton se detuvo y miró a Alice a los ojos.—¿Estás lista? Su aspecto puede ser un poco fuerte para ti…Alice respiró hondo y asintió con determinación.—No me interesa como se encuentre, solo quiero que me deje en paz. —Dijo, aferrándose a la esperanza de que esta noche po
Caos inminenteLa habitación estaba sumida en una penumbra inquietante, iluminada solo por el parpadeo de las luces de la máquina que zumbaba ominosamente. Dalton, con los ojos fijos en el panel de control, ajustaba los diales con una determinación fría. Cada giro del voltímetro parecía resonar como un latido más fuerte en el pecho de Damián, quien estaba inmovilizado en la silla, su cuerpo convulsionando mientras la corriente comenzaba a fluir a través de él.Alice, situada en un rincón oscuro, observaba la escena con una mezcla de horror y parálisis. Su mente luchaba entre el deseo de intervenir y el miedo a las consecuencias. Las imágenes de su pasado compartido con Damián se agolpaban en su mente: miradas, secretos y por supuesto, su pelea con Dalton, su intento de asesinar a Sami y su abuso a querer sobrepasarse con ella en Italia.—¡Detente, Dalton! —La voz de Moscú resonó con firmeza mientras entraba en la habitación. Su figura imponente se recortaba contra la luz tenue, y sus
Media hora más tarde, el transporte de los sicilianos llegó, rompiendo el silencio tenso que había invadido el lugar. Un vehículo negro, elegante, pero austero, se detuvo frente a la guarida temporal de Moscú donde yacía el rubio, su rostro pálido y sudoroso mostrando la lucha interna que libraba. Damián, con su mirada penetrante y una mezcla de preocupación y determinación en su expresión, se acercó al equipo médico que salió del vehículo. Así sin poder caminar demasiado.Los médicos, vestidos con trajes oscuros y portando maletines llenos de instrumentos, comenzaron a trabajar rápidamente. Uno de ellos se arrodilló junto al rubio y empezó a evaluar su estado.—Necesitamos estabilizarlo antes de moverlo. —Dijo con voz firme mientras conectaba un monitor a su pecho.Damián sentía el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que el viaje de regreso a Europa estaba lleno de peligros, pero no podía permitir que su vida se extinguiera allí. Su existencia era valiosa; había infor
Alice lo miró por encima del hombro, sus ojos reflejaban una mezcla de emociones: alivio y temor. —Sí, lo hice. —Respondió con un susurro, como si cada palabra fuera un peso que debía cargar. Dalton sintió una mezcla de rabia y culpa. Sabía que esta decisión podía afectar rotundamente el futuro y la vida de Alice, pero también se sentía muy impotente porque ella se había deshecho de esa posibilidad sin siquiera pensarlo un poco. —Sabes que debía hacerlo, no podía tener esa carga sobre mis hombros por ahora. —Dijo Alice encogiéndose de hombros. Alice se acercó a él y tomó su mano. —Ninguno de los dos lo quería realmente. Pero aquí estamos. Solo tenemos que seguir adelante. —Musitó— Ya tendremos otra oportunidad, si es que de verdad queremos tenerla. (***) Ese día, ambos decidieron que se tomarían un descanso de sus vidas laborales y regresaron a casa, pero a pesar de estar juntos, parecía como si ambos estuvieran en dos dimensiones totalmente opuestas. Alice estaba de
Un nuevo secreto IIAlice estaba perdida entre los labios del castaño y sus caricias, su corazón latía desbocado y sus piernas temblaban por querer enrollarse en la cintura de él. Pero, de la nada, un pensamiento irrumpió en su mente, haciéndola cortar el beso. “Esta no eres tú” Le reprendió su conciencia como si se tratara de un juez.Dalton frunció el ceño ante su alejamiento y luego intentó volver a besarla, pero ella lo detuvo con un ligero empujón.—No. No puedo hacer esto… —Sentenció la castaña, con la mirada clavada en la de Dalton.—De veras que no te entiendo… En un segundo me besas y al siguiente no quieres ni respirar el mismo aire que yo respiro. —Masculló Dalton fastidiado.—Tengo muchas cosas en mi cabeza y estoy verdaderamente confundida. Ya no sé lo que quiero y necesito mi espacio.Alice se encogió de hombros con simpleza mientras que levantaba sus manos en señal de rendición.—¿Por eso es que te tomaste la píldora? ¿Por qué quieres jugar conmigo de esta forma tan enf
Un lugar para quedarseAlice, ya había empacado las maletas para irse, a pesar de que esa era su casa, Dalton había perdido la suya por su culpa, así que no podía pedirle que se fuera con su hijo y hermana. Debía ser ella quien se fuera por el tiempo que fuera necesario.Pero había un pequeño detalle, no tenía a donde ir. Volver a su antiguo departamento no era una opción, puesto que era demasiado inseguro, quedarse con su tía Lizzie y Moscú, podía meterla en problemas atrayendo más enemigos innecesarios e irse a un hotel sería demasiado costoso, y a pesar de poder costearlo, le parecía un despilfarro de dinero obsceno.Llevó sus manos a su cintura, soltando un bufido con fastidio y entonces se puso a pensar en las pocas personas que conoce a las que podía acudir. Primero fue Malek quien vino a su mente, pero sería una tortura para él que ella duerma en el mismo sitio y él tampoco tiene casa en la ciudad. Luego pensó en Deborah, pero sería irónico que le pida un espacio a Dalton para
Un respiro—No. No digas eso— Farfulló la castaña rápidamente. —Te prometo que vendré a visitarte y volveré pronto…—Eso dijiste la última vez, antes de que tú y mi papá desaparecieran en su viaje de negocios. —Musitó el pequeño con la voz al borde del quebranto.En ese instante, Alice supo que debía hacer algo especial para él antes de irse. —¿Te gustaría hacer un dibujo conmigo? —Sugirió rápidamente—. Un dibujo para recordar este momento juntos. Así lo guardaremos hasta que vuelva y te prometo enmarcarlos como símbolo de nuestra amistad.Los ojos del niño brillaron nuevamente al escuchar la propuesta.—¡Sí! ¡Vamos! —gritó emocionado y corrió hacia la mesa donde solían dibujar juntos.Alice lo siguió y sacaron lápices de colores y hojas blancas. Mientras dibujaban juntos, Alice hizo un esfuerzo consciente por disfrutar cada segundo; observando cómo Samuel elegía colores vibrantes y cómo sus pequeñas manos trazaban formas inocentes en el papel. Al final del dibujo, habían creado un