AMALIAUna fuerte bofetada me hizo despertar de golpe.Aturdida, con la cabeza colgando, miré confundida a mis rodillas y mis pies.Estaba sentada sobre una silla y mis manos se encontraban atadas sobre mi regazo.— Hasta que despiertas, ¿qué te crees, que esta es tu casa? – la voz enojada de una mujer, me hace levantar la vista para fijarla en el rostro de esa rubia, la tal Vivianne, la usurpadora de mi lugar.Estamos en lo que parece una cava subterránea de vinos, media oscura y solo unas luces amarillas en el techo alumbran la instancia.— ¿Por qué me estás haciendo esto? ¿Acaso la familia real trata así a los invitados? – le pregunté mostrándome indignada, llevaba el hechizo para cambiar mi forma, no sabía si me habían descubierto, pero no regalaría mi identidad, así como así.— No te hagas más la señorita Agnes, sé muy bien que eres la zorra del Alfa Ajax – se acercó hacia mi posición, saliendo de las sombras, moviendo en su mano un afilado puñal.Mis ojos no podían apartarse de
AMALIA— ¡Suelta a mi hermano, o destripo a tu mujercita, Alfa Ajax! – gritó agarrándome por el cuello y hundiendo la punta de la daga, casi hasta llegar a mi yugular.Apreté los dientes ante el dolor de la herida.La pelea se detuvo de inmediato, tiempo que aprovechó Alfred para salir del cerco de Ajax.— ¡Suéltala, le haces daño y te juro…!— ¡No estás en posición de amenazarme, maldito Ajax, lo creas o no voy a matar a esta mujer, aléjate de mi hermano ahora mismo! – le gritó y pude ver el miedo en los ojos de Ajax al observar la herida en mi cuello y los moretones en mi rostro.Apretó los nudillos con impotencia, pero retrocedió sin dejar de mirarme.— ¡Suéltala, hagan lo que quieran conmigo, pero déjenla ir, no se imaginan las consecuencias si le hacen daño a ella! – Le rugió principalmente a Alfred, que se incorporaba llevándose la mano a las costillas con una expresión dolorosa.Su ropa hecha jirones, marcas de garras por toda la piel ensangrentada y me preguntaba por qué en es
AMALIAAjax me rugió desesperado, mis dedos a solo centímetros de la superficie reluciente.— ¡Alfred, voy a asesinarte a ti y a toda tu maldit4 familia!El tiempo pareció congelarse en un segundo, sentía los gritos de Ajax, sus pasos apresurados corriendo hacia mi posición, me gritaba en la mente que huyera, que podía destruirme la energía del cáliz sin haber sido bendecida todavía.La presencia de Vivianne se cernía detrás de mi espalda, el filo del puñal brilló con los reflejos de la luna, lo sabía, ellos no permitirían que yo viviera porque entonces, ella no tenía posibilidad de ser la elegida.Arriesgándolo todo y siguiendo mis instintos, tomé el pesado artefacto de oro en mis manos, traspasando el hechizo asesino que lo protegía de intrusos.Siseé y apreté los dientes, ante el dolor de la quemadura en mis manos unidas por las amarras, pero no lo solté, con todas mis fuerzas lo cargué por el lado más estrecho y con la adrenalina corriendo por mis venas, me giré y golpeé a Viviann
AMALIAPero de nuevo no pude llegar a él y eso me tenía demasiado nerviosa.Lo sentía, Ajax estaba en un momento crítico, demasiada ira en su interior y en el límite de convertirse también en un lobo sin humanidad.Salí corriendo por la misma puerta que había escapado Vivianne, me di cuenta de que existían varios accesos a este laboratorio.A través de túnel oscuro que llevaba a un sitio desconocido, la rastreé y la perseguí.“¡Kane, KANE!”, llamé como desquiciada a mi otra esperanza, en lo que corría desenfrenada.“¡Amalia, estamos atacando la mansión, luchando con los guardias, pero el Rey sigue vivo, siento aún el lazo con la raza! ¡¿Qué está sucediendo ahí?!”, casi respiro de alivio al escucharlo.“¡Renegados, Kane, hay como veinte Renegados sueltos por la loca de la hermana del Rey, temo por Ajax y por ustedes!”, le avisé alertándolo.“¡Amalia, esa mujer salió por aquella puerta hace unos segundos!”, mi loba me anuncia.“¡Amalia, escapa entonces, no te pongas en riesgos, Ajax es
AMALIACuando irrumpí a la sala del trono, mi loba y yo nos quedamos congeladas.Era un caos, la puerta estaba abierta de par en par y los cuerpos mutilados de los soldados del Rey se esparcían por el pasillo, las paredes manchadas con su sangre.Lo peor se encontraba en esta instancia donde parecía haberse llevado a cabo una lucha encarnizada.Como tres cuerpos de Renegados yacían con el vientre y la garganta abierta, asesinados, pintando un horrible cuadro sobre las losas antes relucientes.Megara avanzó paso a paso, oliendo el aire, buscando a nuestro mate.“Creo que lo puedo sentir, pero su aroma es raro, quizás por tanta sangre me estoy confundiendo, no sé…”“¿Será que habrá escapado?, pero no… Ajax nunca se iría por su cuenta sin nosotras” yo misma desmentí mis suposiciones.Si Ajax no estaba aquí y no lo habíamos encontrado en nuestro camino, ¿dónde estaba entonces?Un gruñido bajo hizo a mi loba voltearse sacando los caninos para enfrentar la amenaza.De una oscura esquina del
AMALIA— Por favor Ajax, te lo suplico, vuelve a mí, amor, regresa conmigo, con los cachorros, nunca te perdonarás esto… no… te lo perdona… rás – mis palabras se entrecortaron mientras cerraba su mano y sentía que el oxígeno se me escapaba de golpe.Vi la muerte de frente, miré a su otra mano levantada, las garras preparadas para bajar y rasgar mi rostro, mi garganta.Todo sucedió como un borrón y me resigné a morir, no pude llegar a ser nada, sería asesinada bajo el ataque de mi amado mate. Cerré los ojos en el último instante, sin ser capaz de ver mi final.Los segundos pasaban y nada sucedía.“Amalia, él… ¡Parece que te reconoció, está luchando contra sí mismo, háblale de nuevo, háblale!”Megara me grita eufórica y abro los ojos para ver en medio de los orbes rubíes, motas verdes de los ojos de Ajax.Las garras suspendidas en el aire e incluso está aflojando las de mi cuello, que duele insoportablemente.Aun así, me trago la sangre que sube por mi garganta e intento de nuevo sacar
AMALIATodo sucedió en el instante más importante de mi vida.El artefacto inestable cayó sobre el pecho de Ajax y yo me levanté y me arrojé también sobre su poderoso cuerpo mitad lobo y Renegado.Agarré el cáliz a pesar del dolor y miré al cielo desesperada, rezando para ser la escogida por la Diosa.Una luz como plata líquida brilló intensamente a través del tragaluz, reflejada en mis pupilas, que se ampliaban mientras el astro aumentaba de tamaño, como si estuviese justo al alcance de mi mano, como una enorme puerta oscura y misteriosa, redonda, que llevaba a otras dimensiones.Tantas maravillas, galaxias y estrellas en las tinieblas, mundos increíbles, supernovas y el universo frío e infinito.“Hija mía, ¿qué ven tus ojos mortales?, ¿qué te muestra esta epifanía?”Una voz se escuchó en mi corazón, tan etérea y mágica, tan hermosa, que lágrimas rodaron por mis mejillas.— Me muestra lo pequeños que somos en este vasto universo, lo afortunados que somos por ser parte de este todo, d
AJAXPensé y entonces recordé las caritas de dos bebés hermosos. Es cierto, yo tengo dos niños, sí, sí, son míos, míos y de mi…¿De quién más? No recordaba, pero esa voz insistente me llamaba, sanando las heridas de mi alma, así que me aferré a ella como un loco, quería verla, hice una promesa, no podía fallarle, no podía fallarle de nuevo a ella…— Amalia – su nombre salió de mis labios y abrí al fin mis ojos a la luz.Sobre mí, el rostro más hermoso, la mujer de mi vida, ella era la madre de esos cachorros, esta hembra, es mi mundo entero.— Nena, no llores, lo lamento, lo lamento tanto – subí mi mano para recoger las lágrimas que bajaban desde sus ojos, llenos de precaución y anhelo.Me juré nunca hacerla llorar, nunca herirla. He fallado de nuevo.— Ajax – se arrojó a mi pecho y la estreché contra mí, con fuerza, intentando incorporarme y cargarla sobre mis piernas.Pensé que todo me dolería, que estaría lleno de heridas, sin embargo, solo la sangre seca permanecía sobre mi piel.