Capítulo 28

He dormido apenas una hora. Simplemente no puedo hacerlo sabiendo cómo está Alexander y escuchando como se queja de cada movimiento que hace. 

—Deberías dormir, no quiero que te pongas mal— niego mientras acaricio su frente.

—No puedo dejarte así.

El doctor llega. Son las 8 de la mañana aproximadamente.

—Capitán Coleman, es un gusto verlo consciente— dice con una gran sonrisa—. Señorita —extiende su mano y yo le respondo. El hombre comienza a hablar sobre los cuidados que se tienen que tener con las quemaduras, la higiene, los medicamentos…

—Repito, la limpieza es muy importante y claro, apresurará la cicatrizac

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