A la mañana siguiente, camino a nuestro desfile hacia la esclavitud, con un dolor un poco agudo en mi estómago, esa punzada incómoda la reconozco desde hace un tiempo, pero como toda vieja terca, no quise decirle nada a mi hermana y así me vine a trabajar. —Buenos días, Chucky. —saluda Andrea. —Buenos días, pecas. —Se cruza de brazos con una expresión de extrañeza. —Oye Chucky, te ves un poco pálida ¿estás bien? —Creo que solo es indigestión, ya se me pasará. —barro mi mano en el aire para no darle importancia, aunque estoy consciente de que no es eso. Por motivos de estrés pasados, tuve problemas de alimentación y eso afectó mucho el hecho de que coma porquerías, como Virginia le llama. ¿Porquerías? Es una blasfemia. Me dirijo a mi lugar de trabajo y ahí está el Samuro ese, le hago mala cara antes de sentarme a organizar mi día. Sigo tecleando las nuevas órdenes, y organizando la distribución de las tiendas, no he podido concentrarme, el dolor se vuelve más fuerte de lo que pu
Cuando llego a Fontaine, evito al señor presidente, pido a Sammy que le comunique que me iré unas horas, no le dije el motivo, en la carta escribí personal, no tiene por qué importarle que haré en mis horas de permiso libres.Samuel, lo sabe y le pedí discreción al respecto. Me dijo: no te preocupes, no le diré a nadie que vas al loquero, y sí, lo dijo en voz demasiado alta, no hice más que brindarle una mirada de desaprobación, este hombre es el más indiscreto que he conocido en mi vida.Estoy haciendo un drama con respecto a Valentino, lo sé, solo pedí que me acompañara con la psicóloga que nada le costaba, tal vez sí, pero ¡vamos! se supone que es mi amigo. Estoy consciente que la embarré toda de caca, pero me disculpé cuando lo llamé, solo que él no me escuchó…No escuchó porque te disculpaste cuando ya había colgado.En fin, llego al consultorio de la doctora Lara, psicológicamente me estoy preparando, me acuesto en el típico sillón de cuero y abro la boca para contestar sus pregu
Cuando llego a Fontaine, evito al señor presidente, pido a Sammy que le comunique que me iré unas horas, no le dije el motivo, en la carta escribí personal, no tiene por qué importarle que haré en mis horas de permiso libres. Samuel, lo sabe y le pedí discreción al respecto. Me dijo: no te preocupes, no le diré a nadie que vas al loquero, y sí, lo dijo en voz demasiado alta, no hice más que brindarle una mirada de desaprobación, este hombre es el más indiscreto que he conocido en mi vida. Estoy haciendo un drama con respecto a Valentino, lo sé, solo pedí que me acompañara con la psicóloga que nada le costaba, tal vez sí, pero ¡vamos! se supone que es mi amigo. Estoy consciente que la embarré toda de caca, aun así, me disculpé cuando lo llamé, solo que él no me escuchó… No escuchó porque te disculpaste cuando ya había colgado. En fin, llego al consultorio de la doctora Lara, de forma mental me estoy preparando, me acuesto en el típico sillón de cuero y abro la boca para contestar su
Me siento muy nerviosa, no sé qué es lo que tenemos Fabrizio y yo, siendo sincera, los nervios por saberlo me están matando, en este corto tiempo de conocernos he pasado situaciones un tanto vergonzosas con él, pero no se ha ido, ha estado siempre a mi lado, tampoco me ha criticado o juzgado por mis debilidades o recaídas. Sus padres no se encuentran en casa, han salido a cenar fuera, según me comenta, tienen citas de vez en cuando para que no se apague el romanticismo, y se mantenga viva la llama del amor, eso es hermoso. Son las nueve de la noche y muero de hambre. Entramos a la casa y subimos a la habitación de su hermana, no sin antes tomarme de la mano, esa sensación en mi estómago me alarma, porque me gusta sentir su tacto. Fabrizio me gusta y mucho, no puedo negarlo Toca la puerta y el «delante» de Samanta, nos hace pasar. La habitación está iluminada, la observamos viendo televisión sentada en su cama con un bote enorme de helado, por lo que se nota el sabor es chocolate bl
Me despierto en los brazos de Fabrizio, su “muralla” la almohada que puso, no sería de protección en ese momento en el que me tiene aprisionada contra su cuerpo, después de lo de anoche no me siento cómoda con su compañía, me siento usada. Es muy temprano, y decidida a marcharme, llamo a la agencia de taxi, me cambio con rapidez de ropa y salgo como un descarado ladrón, en el camino me encuentro con una chica de la servidumbre con sus ojos verdes mirándome sorprendida, le doy una sonrisa nerviosa y le pido que me lleve a la salida. Su sorpresa es evidente cuando le digo que soy amiga de Fabrizio, y que, según ella, nunca había llevado amigas a casa de sus padres. No, porque las lleva a la suya. El taxi se estaciona justo a tiempo cuando veo a Fabrizio salir descalzo con el cabello alborotado y agitado gritando mi nombre, lo ignoro por completo. Me subo al taxi, saludo al señor que siempre me envían. Rodolfo, me dijo que es de Nicaragua. Un señor moreno con unos cincuenta años con u
Le doy muchas vueltas a la conversación con los gemelos, estaban tan calmados como siempre, en la familia yo siempre he sido histérica, pero los muy malditos se mantienen tan tranquilos ¿Cómo lo hacen? La semana pasa no tan rápido como habría deseado, después de que regresé del almuerzo, me encontré con la cara arrugada de Fabrizio, y con una pila de trabajo que no sé de dónde demonios había salido, él solo se limitó a darme órdenes y no me volvió a molestar con que debíamos hablar, mejor para mi estado de ánimo y sumándole la noticia de mis primos, tenía suficiente. No logro concentrarme en el trabajo, mi mente divaga en la conversación que tuve con los gemelos en el restaurante. *** —¿Qué mi tío que cosa? —por poco me atraganto con el agua. —Va a jubilarse y mi tío Edgar, tu padre, no puede quedarse solo a cargo de la empresa porque le ha dejado las riendas a nuestro padre. —Tienes que hacerte cargo de la empresa junto a Virginia. —Miren copias baratas, no pienso hacer para na
Duermo plácidamente hasta que mi celular suena notificando una llamada entrante de un número que no tengo registrado, ¿ahora qué se traen que me llaman tanto? Dudo, sin embargo, por la insistencia, contesto de muy mala gana —Si no es una emergencia como algo que se está incendiando te aseguro que voy a untar tu cuerpo en miel y se lo daré a comer a las hormigas. — Su voz ronca resuena detrás de la línea. —Buenos días para ti también, cuñada. —¿Alessandro? —Emm, si ¿cuál otro cuñado tienes? —Lo siento, es que… Oye, ¿Quién te dio mi número? —bostezo. —Sam, no quise pedírselo a mi hermano, lleva días que anda de un humor demasiado pesado. —¡Vaya! Así que también contigo, dime ¿a qué se debe el honor de tu llamada? —Ni siquiera te molestas en ocultar tu sarcasmo. —Que te puedo decir, es un don. —Ahora entiendo muchas cosas. —No entiendo. —Olvídalo, dentro de pocos días será el cumpleaños de Virginia, sé que lo recuerdas y necesito me ayudes a escoger un regalo para ella, ¿tien
Cuando llego a casa, guardo el regalo que le he comprado a mi hermana, ella está con Alessandro en el cine así que aprovecho para empacarlo y guardarlo. Me siento muy agotada, mi día ha sido tan ajetreado, no tengo sueño así que me dispongo a guardar mis cosas de la clase en el dichoso cuarto. Sí, logré abrir la puerta que está sin cerradura, por esa vez que la destrocé con el b**e de beisbol para desaparecer la pintura que había creado. La original era una fotografía que venía como marca de agua en las invitaciones de la boda, hice una réplica de esa fotografía donde Rodrigo estaba de traje negro y yo vestida de novia mientras él me sujetaba por la cintura. Amaba esta imagen no voy a negarlo, era el hombre que amé con toda mi alma y al que odié con la misma intensidad. El reloj marca las cinco de la tarde, después de torturar a Fabrizio, vengo dispuesta a hacer de ese sitio, mi lugar de refugio y hacer lo que me gusta, pintar. Tomo un enorme respiro y enciendo el interruptor, el c