Capítulo 22
La tarántula, perdón Izma, digo Priscila, hace acto de presencia como todos los putos días.

—Buenos días —saluda por sobre el hombro—, dile a Fabri, que ya estoy aquí. —es raro en ella que salude.

—Buenos días, señora, como usted es tan íntima del señor, pase con confianza —responde Sammy. La mira ceñuda, yo aprieto mis labios para no soltar una sonora carcajada.

—¡Bien! —se va contoneando las caderas, que, por cierto, no tiene.

—Sam —la reprendo.

—¿Qué? —se encoje de hombros sin darle importancia a mi reprimenda.

Quince minutos después, sus siluetas salen de la oficina del jefe, él mira con ceño fruncido unos globos de carita feliz que Alessandro me ha enviado junto a una caja de chocolates blancos sin nueces.

Dijo que era para alegrarme mi día, no sin antes recriminarle que él es de mi hermana, a lo que riendo me aclaró que los que le envió a ella, eran con forma de corazones.

¡Tan lindo mi cuñis!

—¿Otro regalo? —pregunta.

—¡Aja! —digo metiendo en mi boca un trozo de chocolate y degu
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