La sensación de que alguien me perseguía me atormentaba constantemente, no lograba ver la vida con tranquilidad desde aquella noche, el hombre estaba ahí, frente a mi apartamento, yo lo miré, estoy segura de eso.
Por días he tratado de pensar que aquello solo fue parte del sueño, una pesadilla quizás, pero el sentimiento de miedo sigue conmigo, siento su presencia en todo lugar, no logro dormir tranquila a pesar de contar con la compañía de Sebastián, me he sentido paranoica y casi demente de tener ese sentimiento tan constante. ¿Algún día me dejará en paz? Quiero estar tranquila y hasta este momento es lo menos que he conseguido. –Mariana, me preocupas, no te veo bien ¿de verdad lo estás? –preguntó Sebastián esa mañana–.–No sé qué me pasa–dije, no logré contener las l&aacutEl día de la mudanza había llegado y mi corazón latía tan emocionado y feliz como nunca antes.–Bienvenida a tu nuevo hogar Mariana–dijo Sebastián recibiéndome–.Realmente me sentía muy afortunada. Tenía un par de días libres, así que los aproveché mudándome a mi nuevo hogar. Sebastián tenía lista la habitación con un nuevo closet para mí, el espacio era enorme y lo había adornado como parte de la sorpresa.–No es mucho, pero espero te guste –dijo apenado–.Lo abracé con tanta emoción, era la primera vez que podría caminar en un closet y que pudiera considerar mío. Pasé todo el día arreglando mi espacio, mis atuendos, mis libros, en fin, no era mucho, pero quería mantenerlo todo en orden.–¿Cómo te sientes? &nd
–No esperaba verte tan bien, pensé que te estarías revolcando en algún callejón, sin ganar ni un centavo, pero al parecer las cosas no salen como uno las planea–dijo Eliot, con esa cara tan burlesca que lo caracterizaba–.–¿De que hablas? –pregunté–.–Qué bien–dijo ignorando mi pregunta. –Pensé que no tendrías oportunidad en otro lugar, después de la quiebra tan desastrosa de tu negocio, es una lástima y bueno, después de eso también perdiste a tu amiga, que cosas más terribles las que te han pasado–.–¿Desea algo o solamente necesita a alguien a quien dañar? –pregunté, con una mirada desafiante y enfurecida–.–Tu lugar es en un burdel, quizás también en un Night club, pero de esos no muy finos o bien la calle, ¿crees que, por vestirte bien y tener un trabajo, tu pasado se ha borrado? Para todos los que te conocemos seguirás siendo aquella niña tonta que bailaba en un tubo cada noche–.–Mi lugar es donde yo decida estar, no donde los demás quieren que esté–.
Salimos encantados del teatro con la presentación que habían dado los muchachos, fue un grupo de 5 chicos y chicas, que imitaron muy bien las canciones de nuestro artista querido.–Me causaba curiosidad el postor que te tenía tan en alto–dijo una voz a nuestras espaldas, volteamos a ver y Eliot se encontraba en la salida–.–Vamos –dijo Sebastián–. Aún no nos llevaban el auto, así que nos quedaba otra opción más que esperar–.–No tienen que ser tan descortés y actuar como si no me conocieran–dijo Eliot–.–Actuamos como alguien que no quiere hablar contigo, es una lastima que no entiendas las acciones de las personas–dije–.Se lanzó una risa irónica.–Sabes Mariana, pensé que era mentira que estabas con un buen postor, pero ya veo que toda esa grandeza y superioridad que sientes
Sebastián había notado que mi actitud cambió cuando miré que tenía el control de la situación, no entendía como había pasado, pero ¿Cómo fue posible que todo salió como el pensó que saldría? ¿acaso tiene todo premeditado? ¿acaso nuestro encuentro también fue planeado? No sabía donde me encontraba exactamente, pero me sentía que estaba caminando sobre arena movedizas y que en cualquier momento me podría hundir.–¿Estás bien? –preguntó.–No. La verdad no sé como lograste que todo saliera como lo planeaste–dije–.–¿De que hablas? –preguntó–.–De ayer, ¿Cómo sabias que Eliot llegaría y que la policía también? Todo me parece extraño–.–Mariana, ¿por qué dices
Erick y Sebastián comenzaron a comentar sobre el proyecto, temas legales y de proyección de Gastos y costos en los que yo me sentía casi en medio de la nada. Ahora entendía porque Erick me pidió quedarme. A pesar de su mal carácter, me había dicho que me enseñaría como ser una buena administradora para mi negocio y esa fue una de las muchas lecciones que me ha dado para estar preparada para cuando retome mi negocio nuevamente. Me involucraba a mí en temas del costo final y de arreglos que debían hacerse, sobre las reuniones en las que yo estuve presente. Samantha llevaba la parte legal e interrumpía cada vez que algo fuera en contra de lo establecido en los contratos, ya fuera de parte de EB Concesionarios o de parte del cliente.–Chicos, entiendo que debieron agregar estas cláusulas, ¿Por qué no lo hicieron? –preguntó Samantha–.–Di
Salí de la oficina de Erick, tomé mis cosas y seguía caminando rumbo a la salida del edificio. No sabía que pensar, que decir o que hacer. Todo me parecía tan confuso. Salí con Sebastián del edificio y su carro nos estaba esperando.–¿Vamos? –preguntó extendiendo su mano–.–No quiero ir contigo a ningún lado–dije enfurecida–. –¿Cuándo pensabas decirme sobre ese trato? ¿Qué otras cosas me ocultas? –.–Mariana, no te he ocultado nada, de haber sabido que ella estaría aquí, ni siquiera hubiera venido–.–¿Erick no te lo dijo? –pregunté–.–No lo hizo, es la verdad y bien, lamento no haberte dicho, realmente no es un tema que pase por mi mente a menudo, ni siquiera lo recordaba hasta que ella lo mencionó–.–No te creo y quiero estar sola, pensar, alejarme de todos–dije y comencé a caminar hacia la carretera–.–Mariana, no es seguro que andes sola, al menos deja que Ramón te acompañe–.–Quiero ir sola y lo haré bajo mi propio riesgo–miré un espacio en la
–Mariana, espera ¿Qué haces? –preguntó Sebastián antes que entrara al elevador–.Solo lo miré sin decir nada. Llevaba una caja conmigo en donde guardé todos los adornos que había comprado para mi escritorio. Había renunciado, pero no me sentía bien, me sentía atrapada, viviendo una mentira que todos los demás habían fabricado. Era una mezcla de emociones en mi interior que no sabía a donde me llevaría, me sentía enojada por el engaño de Erick y Sebastián, frustrada y deprimida porque ahora no tendría dinero para ayudar a mis padres, triste por haber dejado un trabajo que me gustaba e insegura por esa persona que me seguía y de la que no tenía la mínima idea de quien era. Llamé a Jenny, una de las muchachas del club que había cambiado su vida, necesitaba hablar con alguien y era la única persona
Pasaron algunos días desde aquella conversación, Sebastián continuaba haciendo de todo para que yo lo perdonara, pero la realidad es que después de todo lo que me había ocultado, no podía disculparlo tan fácilmente. Me contó lo que había sucedido con Samantha. Javier mandó a Sebastián a Inglaterra para que el padre de Samantha le prestara una gran cantidad de dinero para sustentar una deuda enorme que Javier tenía en ese entonces, con la condición de que cuando sus hijos tuvieran edad suficiente para casarse, lo harían y el se convertiría en socio del negocio en el que Javier había invertido el dinero prestado. La madre de Sebastián no pudo hacer nada, es más, posiblemente ni se enteró en ese entonces del trato que Javier había hecho, sino mucho tiempo después cuando la presión de parte del padre de Samantha por adelantar la boda d