Por una semana pasé con el guarda de Sebastián cuidándome la espalda, siempre mantenía su distancia y jamás tuve ningún reclamo de él. A decir verdad, me sentía más segura de tener a alguien que me cuidara. Erick no había dicho nada sobre la última conversación que habíamos tenido y yo preferí tampoco comentar nada al respecto. Tan solo seguí con mi trabajo y ayudando a mis padres.
Después de que ese anuncio saliera a la luz, me siento un poco mejor, ya no oculto nada a nadie y las personas sienten tanta vergüenza que no se atreven a preguntar nada al respecto y a los valientes que lo han hecho, solamente les he sonreído y he dado la vuelta, ignorándolos totalmente. Hasta el momento nadie después de eso se atrevía a preguntar nuevamente. Era una suerte para mí que al menos entendieran el mensaje, pero estaba más queLa madre de Erick salió varias horas después, con un genio incontrolable y lanzando a todas las personas en frente de ella a un lado. Tal parece que sus exigencias no pudieron ser cumplidas. –Mariana, te espero en mi oficina en 5 minutos –dijo Erick–.Alisté todos los documentos de los contratos que tenía pendiente, además de sus citas y reuniones. Imaginaba que esa reunión se trataría de eso, además del asunto de su madre, que ignoraba cual era exactamente. Entré a su oficina.–Toma asiento por favor–.Hice caso. –He traído todo lo que tenemos pendiente –dije–.–Bien, comencemos por eso–dijo–.10 minutos después habíamos acabado con todo lo relacionado al trabajo. –¿Me puedo retirar? –pregunté una vez terminado–.–No, de hecho, hay un tema personal que quiero conversar contigo–.–Imagino que tu madre no me desea aquí–dije. –En eso no te equivocas, no lo quiero, pero no puede hacer nada al respecto. Mientras yo sea el encargado, no hay nada que ella pueda hacer–.–¿Qué harás conm
Por mucho tiempo he visto mi vida pasar, tan solo siguiendo órdenes de los demás, he llegado a sentirme la marioneta en la vida de mis padres, “Los Black” un gran apellido y el peso que yo debo cargar por eso. Yo soy Erick Black y esta es mi historia.Desde que recuerdo, tanto mis padres como todas las demás personas a mi alrededor me han dicho que hacer, como actuar, como presentarme ante los demás, a quienes tener de amigos, como tratar a las personas, como caminar, como comer, como vestir, en fin… todo lo que he aprendido ha sido por alguien más y con la orden de seguir sus mandatos tal cual. Mis padres, nombres reconocidos y públicos, no podían hacer nada sin que la prensa se enterara. De pequeño, era una estupidez todo lo relevante a la prensa y a los medios de comunicación, ahora, he entendido lo que la prensa puede hacer por una persona, ya sea para bien o para mal, he visto como ha f
Mucho tiempo después de la muerte de Ana, mi vida pareció no tener rumbo alguno. La versión de mí que ella dejó seguía siendo la que trataba de mantener en su honor. Al menos eso le debía, haberme convertido en una mejor persona. Sin notarlo y debido a mi dolor, me aparté de todos, incluyendo a mis padres y cuando mi madre comenzó a sufrir al enterarse de la aventura de mi padre, yo ni siquiera estuve ahí para consolarla. Años después me arrepentí de eso. De no haber enfrentado mi dolor, sino que lo encapsulé, intentando solo hacerme daño a mi mismo, pero sin notar que con mi ausencia también hacia daño a las personas a mi alrededor.De cierta manera, después de lo ocurrido con Ana, me sentí culpable y dejé que mi padre me tratara como un trapo, por no haberles obedecido una persona que sin duda hacía mejor este mundo hab&iacut
El 13 de octubre, uno de los días más fríos del año, se cumplía el primer mes desde que fui nombrado presidente de la empresa. Me debía encontrar con Sebastián en una cafetería de la Calle 52 Altamira. A Sebastián al igual que a mi padre, le encantaba aquel lugar. En lo personal era un lugar encantador, tenía una terraza hermosa y llena de árboles pequeños, solo personas refinadas lo frecuentaban, pero yo no me acostumbraba a la idea de estar en un lugar así, solo, sin compañía alguna, mi autoestima no era tan buena para enfrentar la soledad frente a otras personas. Cuando llegué al lugar, miré a Sebastián hablando con una hermosa joven. Nada extraño debo decir, era un hombre con necesidades al igual que todos. Lo saludé y me llamó. –Hola Erick, que bueno que hayas venido. Te presento a Felicia, ha sido admiradora tuya desde hace mucho tiempo. Rogó por conocerte y bueno, la verdad no me pude negar–.–Un gusto Felicia–dije–.–No sabe la emoción que siento al conocerlo señor Erick, us
Tres semanas después de haber anunciado a mis amigas y conocidas, el rumor de la doble vida de Mariana había salido a la luz, pude impedir que llegara a los medios, pero no pude evitar que los demás comenzaran a hacer comentarios de ellas que terminaran afectando su negocio. Por un tiempo me di a la tarea de averiguar quien había sido la persona que había divulgado esa información, pero me fue imposible dar con su paradero. Desde entonces, comencé a seguir a Mariana, esperando encontrar una oportunidad para ofrecerle un trabajo.No sé como había soportado tanto y como seguía levantándose cada día y luchando por su sueño. Verla desconsolada cuando la echaron de la tienda, fue mi mayor decepción. Ese día estaba lloviendo y miré como el arrendatario del lugar, la sacó sin dejarle llevar nada, alegando que todo aquello era dinero mal habido. Mariana, ni siqui
Una vez más acepté que no sentía nada por Mariana. Aun sabiendo que me engañaba a mí mismo. Parte de lo que decía Sebastián era verdad, jamás le dije mis sentimientos, pero es que, a decir verdad, aún no estaba seguro de ellos. La nota que había dejado Ana, había sido como mi maldición y me seguirá por siempre por haberla puesto en tal peligro.A pesar de no quererlo aceptar, Sebastián tenía razón, el ahora se encontraba con Mariana, y sea cual sea la historia entre ellos no me compete. Decidí seguirla ayudando, como un amigo, como esa persona que le tiene mucha estima, pero una vez más fue casi imposible. Una de las noches cuando iba para mi casa, me encontré a alguien en la entrada. Los guardas no estaban y la sombra de aquel individuo se me apareció de repente.–Jamás te había visto tan frágil
Llegué a casa y me tendí en la cama, con la única preocupación de que ese hombre estaba detrás de una de las personas que más quería, Mariana, y lo más detestable es que su único objetivo era lastimarme, ¿Como advertirle? Mariana ya me odiaba, saber que ahora estaba en la mira de uno de mis enemigos, la haría odiarme más. Me quedé ahí pensando en todo y a la vez en nada, hasta que un impulso de mi cuerpo me hizo levantarme de la cama, me senté en el escritorio de mi habitación y abrí la última gaveta, levanté el forro, ese que había pedido que me hicieran con toda discreción para ocultar cosas secretas. Saqué un papel amarillento, los años habían hecho que perdiera poco a poco el color.“Querido Erick, quiero agradecerte el haberme hecho la persona más popular y a la vez más miserable
La sensación de que alguien me perseguía me atormentaba constantemente, no lograba ver la vida con tranquilidad desde aquella noche, el hombre estaba ahí, frente a mi apartamento, yo lo miré, estoy segura de eso.Por días he tratado de pensar que aquello solo fue parte del sueño, una pesadilla quizás, pero el sentimiento de miedo sigue conmigo, siento su presencia en todo lugar, no logro dormir tranquila a pesar de contar con la compañía de Sebastián, me he sentido paranoica y casi demente de tener ese sentimiento tan constante. ¿Algún día me dejará en paz? Quiero estar tranquila y hasta este momento es lo menos que he conseguido.–Mariana, me preocupas, no te veo bien ¿de verdad lo estás? –preguntó Sebastián esa mañana–.–No sé qué me pasa–dije, no logré contener las l&aacut