Fui a la empresa al siguiente día, con toda la actitud de ser la persona más proactiva. Erick miró mi motivación y aunque no hizo una pregunta directa, lo miré con ganas de preguntarme algo.
Ese día tenía la primera cita con Sebastián y la emoción se me notaba por los poros. Me había dicho que no podía aceptar ninguna relación de alguien que conociera a Erick, pero no sabía porqué con Sebastián todo era diferente. Si era posible lo haría funcionar. Una relación realmente me hacía mucha falta. Ese día, después del trabajo, Sebastián me llegó a recoger al trabajo. Tomamos la ruta hasta el centro de la ciudad y cenamos en un fino restaurante. Al principio pensé que íbamos caminando hacia su auto, pero en realidad tuve que caminar unas 50 calles hasta llegar al centro de la ciudad. Fue algo cansado,–¿Puedo saber que haces en mi apartamento? ¿Cómo entraste? –pregunté de mala gana–.–¿Estás saliendo con Sebastián? –Preguntó sin darme la cara–.–¿Qué? ¿Has venido hasta aquí por eso? Pudiste habérmelo preguntando en la empresa–.–Quiero una respuesta ahora–.–¿Eso que importa? Creo que habíamos dejado claro que mi vida personal, es solo mía–dije–.–No quiero entrometerme, solo quiero saberlo, así podría librarme de una vez de este sentimiento–.Seguía viendo hacia las luces del callejón o quizás no miraba a ningún lado, tan solo estaba dándome la espalda. Yo comencé a colocar cada cosa en su lugar, desde mi cartera hasta mis zapatos. –¿Qué sentimiento? ¿De qué hablas? –pregunté–.–El sentimiento que tengo por ti. Ese que he tenido desde siempre–.–¿Cuál de todos será? ¿El de desaprobación y lastima? ¿O quizás el de compasión? –.–El de amor–.–Pues ese debes tenerlo solo en tus adentros, porque hasta ahora no has demostrado otra cosa más que desaprobación–.–Te equivocas, desde sie
Todos se miraban tensos en aquel piso, se miraban unos a otros como mandando al más valiente a enfrentarse al miedo, pero en ese puñado de cobardes, no existía ningún honorable. Yo continué mi trabajo con ganas de llorar, pero sin demostrarlo. Miré llegar a Sebastián y su visita era la que menos esperaba. Ni siquiera sabía que tenía cita con Erick, no la tenía registrada en la libreta.–¿Ha pasado algo aquí? Veo a todos como extraños –dijo Sebastián–.–Hubo una situación que los tiene así a todos–dije–.–Ya veo, bueno, dejando a un lado eso, ¿Podrías avisarle a Erick que estoy aquí? –dijo–.–Claro–dije–.Tomé el teléfono para avisarle a Erick cuando miré que Antonio entró a la oficina de Erick. Todos lo quedaron viend
Después de contar mi triste historia, Sebastián y yo nos quedamos callados, quizás él pensaba sus próximas palabras y yo me seguía cuestionando, si aquello había sido lo correcto. Le conté toda la verdad, la razón de mi baile en aquel lugar, claro que tuve una aventura en aquel lugar, pero no creí que fuera buena idea contarla, le dije que mi trabajo era bailar para todos los sarnosos que nos visitaban y que al final me incluía en la lista de sarnosos al trabajar ahí. Siempre he pensado que todas las personas que frecuentaban aquel lugar, no tenían en su interior más que el inconforme vacío de demostrar que pueden tener a todas las mujeres, llenarse de un ego banal, es una estupidez, aunque también era el lugar de marginados y cobardes que llegaban a demostrar que podían estar con alguien, aunque ni siquiera después de acostarse con alguna de las chicas tomaban un poco de coraje para hacer su vida fuera de aquellas paredes. A fin de cuentas, aquel lugar mantenía a flote a muchas mujer
Los chicos salieron sonriendo como dos grandes amigos después de unos 45 minutos, Sebastián llevaba en su mano un par de documentos con los que no había entrado. Ambos me quedaron viendo al salir de la oficina y de cierta manera me hicieron sentir incómoda. Yo por otro lado, me volteé hacia el computador para continuar con mi trabajo.–Mariana, por favor vienes a mi oficina–dijo Erick–. Sabía que se trataba del asunto del nuevo contrato para un proyecto gigantesco, quizás era ese proyecto el que le daría el reconocimiento que el deseaba.–Claro, tendré todo listo enseguida–dije–.Sebastián se marchó, no sin antes darme un beso en la frente. Ese fue el beso que nos delató, pero quizás él al igual que yo, no podía contenerse.Entré a la oficina de Erick ignorando el beso que Sebastián me acababa
Sebastián y yo tuvimos una cena espectacular, luego nos disfrutamos nuevamente en mi diminuto departamento que cada vez con la compañía correcta, no parecía tan malo, ahora el espacio y la poca pintura en alguna de las paredes, ya no era un problema tan grande, ya había pensado en comprar papel tapiz para sellar esa parte y en comprar un par de adornos para mejorar el interior. Sin embargo, me bastaba con los recuerdos que tenía ese lugar, para sentirlo tan mío y olvidar lo sola que en algún momento me llegué a sentir.–He visto a tu jefe muy emocionado últimamente –comentó Sebastián con una taza de café en la mano-.–Lo está, tiene algo entre mano y confía en que todo le saldrá bien–dije, evitando dar detalles sobre el tema–.–Ya veo. Ese debe ser su boleto hacia la libertad–.–Lo es o al meno
Sebastián y yo nos quedamos dormidos después de esa gran conversación. A decir verdad, me costó mucho dormir esa noche. Eran miles de pensamientos rondando en mi mente. Deseaba saber más sobre esa nueva información. Una hermandad entre Erick y Sebastián era lo que menos me esperaba. ¿Acaso Sebastián sabe que Erick fue un loco enamorado mientras interpretaba a Marianette? ¿Es por eso que Erick no acepta la relación con Sebastián? ¿Cómo ocurrió ese amorío entre el padre de Erick y la madre de Sebastián? En ese momento mientras todos los pensamientos rondaban en mi mente, recordé que el padre de Erick me había hecho un comentario ese día cuando nos encontramos en el lugar en el que se llevará a cabo el proyecto. Finalmente, después de horas de pensamientos y preguntas sin respuestas, el cansancio y el sueño se apoderaron de mi cuerpo y cedí ante ellos. Cayendo en un profundo sueño. Me desperté a la mañana siguiente a la segunda alarma. Sebastián se encontraba haciendo el café, la sonris
Salí del edificio con todas mis cosas, Sebastián me llevó a su casa. Vivía en un apartamento muy distinguido de la calle remota de la ciudad. Según decían, esa era la zona en donde cada persona debía de pagar hasta por respirar el olor a aire fresco.–Debemos hacer una parada antes de ir a mi casa–dijo–.–Claro–.Salimos del auto y nos adentramos en un enorme caserón, viéndola desde largo, superaba por todo a la casa de Erick.–¿Es la casa de tus padres? –pregunté–.–Lo es–.Jalé su mano y me detuve.–Oye, no creo que sea buena idea, no sé qué haya sido exactamente o cuando salió esa noticia, pero no soportaría que otra persona más me juzgue esta noche–.–Salió en la noticia de hoy, lo leí antes de venir a casa y
Después de todo eso, finalmente descansé y puedo decir que más de lo esperado. Pasé una semana en el apartamento de Sebastián. Desde su punto de vista era solo un apartamento, pero para mí parecía una casa completa. No le falta comodidad, eso es más que evidente. –¿Hablarás con tu mamá? –pregunté–.–Debo explicarle todo lo ocurrido. También hablaré con Javier–dijo–.–No creo que sigamos en una relación después de esa conversación–.–Todos tenemos un pasado, mi madre no juzga a nadie por las cosas que ha hecho, sabe que no tiene derecho. Ella verá si eres una buena o mala persona, además, soy yo el que decidiré con quien estaré–.–Eso no me consuela mucho–.–Puedes estar tranquila, yo realmente quiero estar contigo y espero que el sentimiento sea mutuo–.–Lo es, me gusta estar contigo–.–Me agrada saberlo–.Durante toda la semana que pasé en el apartamento de Sebastián, Erick se había ausentado de la oficina, llegaba y se marchaba de inmediato y s