Después de todo eso, finalmente descansé y puedo decir que más de lo esperado. Pasé una semana en el apartamento de Sebastián. Desde su punto de vista era solo un apartamento, pero para mí parecía una casa completa. No le falta comodidad, eso es más que evidente.
–¿Hablarás con tu mamá? –pregunté–.–Debo explicarle todo lo ocurrido. También hablaré con Javier–dijo–.–No creo que sigamos en una relación después de esa conversación–.–Todos tenemos un pasado, mi madre no juzga a nadie por las cosas que ha hecho, sabe que no tiene derecho. Ella verá si eres una buena o mala persona, además, soy yo el que decidiré con quien estaré–.–Eso no me consuela mucho–.–Puedes estar tranquila, yo realmente quiero estar contigo y espero que el sentimiento sea mutuo–.–Lo es, me gusta estar contigo–.–Me agrada saberlo–.Durante toda la semana que pasé en el apartamento de Sebastián, Erick se había ausentado de la oficina, llegaba y se marchaba de inmediato y sComencé a contar mis inicios en el Club y como había conocido a Erick. La historia de una joven bailarina y el joven enamorado a primera vista, parecía no haberla convencido del todo, pero era la verdad. Así conocí a Erick, yo bailaba con una máscara y él siempre llegaba luego de mi presentación a llevarme flores y mensajes de amor, que nunca leí en el camerino, siempre las leía en el apartamento que compartía con mi única amiga y ahora fallecida, pensando que habían sido escritas por mi príncipe azul, pero que en parecido tenía más a Sebastián que a Erick. Le conté como salí del club y la mala racha que tuve. –Jamás escuché hablar de esa compañía–dijo –.–Comenzaba a volverse popular cuando tuve que cerrar, la presión de parte de las personas se había vuelto insoportable y yo no estaba preparada para soportarlo–dije–.–Ya veo–.–Entiendo–.–La idea de volver a tenerla sigue en pie–. –Te felicito, es una gran decisión–.Seguí contando mi historia, ahora cuando Erick me propuso traba
La gran noticia de los doctores de que el infarto de mi padre había sido solo un anuncio, nos preocupó, pero al mismo tiempo nos alivió un poco. Lo llevamos a casa a la mañana siguiente y se miraba mejorado. Al menos estar tan cerca de la muerte lo hizo sentirse un poco más cerca de mí.–Se siente tan bien este abrazo–le dije–.–Lo sé, lamento no haberte enseñado nada sobre la vida y espero que puedas superar todo lo que está pasando. El reporte del periódico me dio una estocada al corazón, pero sé que estarás bien, eres una joven fuerte, de eso no tengo duda. Solo supera todo eso y deja a un lado los prejuicios–dijo mientras me seguía abrazando fuertemente–.Dejé a mi papá descansando en su habitación y me dirigí a la cocina. Mamá se encontraba haciendo un delicio estofado, el olor era irresisti
Desde donde yo lo veía solo me quedaban dos opciones: Renunciar a la empresa o seguir sin importar todo lo que haya pasado. Ninguna de las dos opciones me entusiasmaba, por mi mente solo pasaba el hecho de que mi secreto había sido revelado a todo el mundo. Bueno, era yo contra el mundo nuevamente. Salí del baño y tomé mi puesto como secretaría del Señor Erick Black, una vez más. Miré a Erick salir de su oficina con la lista de las reuniones que debía atender esa semana y con el aspecto de ser el amo y señor de todo. Su aspecto arrogante, aunque siempre lo hacía ver más deseable, no me gustaba demasiado, pues era cuando la idiotez se apoderaba de su ser. Me dispuse a seguir trabajando, la idea de depender de alguien ni siquiera la toleraba como pensamiento. No es malo que las personas te ayuden, pero depender de su dinero, de su voluntad por ayudarte y todo el resto que abarca la dependencia, es demasiado para ser soportado por cualquiera. Quizás en la época en que los padres decidí
Por una semana pasé con el guarda de Sebastián cuidándome la espalda, siempre mantenía su distancia y jamás tuve ningún reclamo de él. A decir verdad, me sentía más segura de tener a alguien que me cuidara. Erick no había dicho nada sobre la última conversación que habíamos tenido y yo preferí tampoco comentar nada al respecto. Tan solo seguí con mi trabajo y ayudando a mis padres.Después de que ese anuncio saliera a la luz, me siento un poco mejor, ya no oculto nada a nadie y las personas sienten tanta vergüenza que no se atreven a preguntar nada al respecto y a los valientes que lo han hecho, solamente les he sonreído y he dado la vuelta, ignorándolos totalmente. Hasta el momento nadie después de eso se atrevía a preguntar nuevamente. Era una suerte para mí que al menos entendieran el mensaje, pero estaba más que
La madre de Erick salió varias horas después, con un genio incontrolable y lanzando a todas las personas en frente de ella a un lado. Tal parece que sus exigencias no pudieron ser cumplidas. –Mariana, te espero en mi oficina en 5 minutos –dijo Erick–.Alisté todos los documentos de los contratos que tenía pendiente, además de sus citas y reuniones. Imaginaba que esa reunión se trataría de eso, además del asunto de su madre, que ignoraba cual era exactamente. Entré a su oficina.–Toma asiento por favor–.Hice caso. –He traído todo lo que tenemos pendiente –dije–.–Bien, comencemos por eso–dijo–.10 minutos después habíamos acabado con todo lo relacionado al trabajo. –¿Me puedo retirar? –pregunté una vez terminado–.–No, de hecho, hay un tema personal que quiero conversar contigo–.–Imagino que tu madre no me desea aquí–dije. –En eso no te equivocas, no lo quiero, pero no puede hacer nada al respecto. Mientras yo sea el encargado, no hay nada que ella pueda hacer–.–¿Qué harás conm
Por mucho tiempo he visto mi vida pasar, tan solo siguiendo órdenes de los demás, he llegado a sentirme la marioneta en la vida de mis padres, “Los Black” un gran apellido y el peso que yo debo cargar por eso. Yo soy Erick Black y esta es mi historia.Desde que recuerdo, tanto mis padres como todas las demás personas a mi alrededor me han dicho que hacer, como actuar, como presentarme ante los demás, a quienes tener de amigos, como tratar a las personas, como caminar, como comer, como vestir, en fin… todo lo que he aprendido ha sido por alguien más y con la orden de seguir sus mandatos tal cual. Mis padres, nombres reconocidos y públicos, no podían hacer nada sin que la prensa se enterara. De pequeño, era una estupidez todo lo relevante a la prensa y a los medios de comunicación, ahora, he entendido lo que la prensa puede hacer por una persona, ya sea para bien o para mal, he visto como ha f
Mucho tiempo después de la muerte de Ana, mi vida pareció no tener rumbo alguno. La versión de mí que ella dejó seguía siendo la que trataba de mantener en su honor. Al menos eso le debía, haberme convertido en una mejor persona. Sin notarlo y debido a mi dolor, me aparté de todos, incluyendo a mis padres y cuando mi madre comenzó a sufrir al enterarse de la aventura de mi padre, yo ni siquiera estuve ahí para consolarla. Años después me arrepentí de eso. De no haber enfrentado mi dolor, sino que lo encapsulé, intentando solo hacerme daño a mi mismo, pero sin notar que con mi ausencia también hacia daño a las personas a mi alrededor.De cierta manera, después de lo ocurrido con Ana, me sentí culpable y dejé que mi padre me tratara como un trapo, por no haberles obedecido una persona que sin duda hacía mejor este mundo hab&iacut
El 13 de octubre, uno de los días más fríos del año, se cumplía el primer mes desde que fui nombrado presidente de la empresa. Me debía encontrar con Sebastián en una cafetería de la Calle 52 Altamira. A Sebastián al igual que a mi padre, le encantaba aquel lugar. En lo personal era un lugar encantador, tenía una terraza hermosa y llena de árboles pequeños, solo personas refinadas lo frecuentaban, pero yo no me acostumbraba a la idea de estar en un lugar así, solo, sin compañía alguna, mi autoestima no era tan buena para enfrentar la soledad frente a otras personas. Cuando llegué al lugar, miré a Sebastián hablando con una hermosa joven. Nada extraño debo decir, era un hombre con necesidades al igual que todos. Lo saludé y me llamó. –Hola Erick, que bueno que hayas venido. Te presento a Felicia, ha sido admiradora tuya desde hace mucho tiempo. Rogó por conocerte y bueno, la verdad no me pude negar–.–Un gusto Felicia–dije–.–No sabe la emoción que siento al conocerlo señor Erick, us