— Y esa gran sonrisa se puede saber a qué se debe...La voz de Kurt llega a mis oídos y me hace sonreír, hoy estoy de muy buen humor, la noche de ayer fue mágica, Rexon y yo logramos remendar aquella conexión que parecía haberse roto, desgastado. Nos permitimos reír, jugar, recordar nuestra historia, los momentos buenos y los que no tanto, porque incluso los problemas forman parte importante de nosotros. — Digamos que pude arreglar las cosas con Rexon, logramos fortalecer nuestro vínculo de pareja que se encontraba desgastado, poco a poco todo comienza a ser mejor. — Me da gusto por ustedes, ya sabía yo que se arreglarían, un amor tan fuerte como el suyo que ha pasado por tanto no puede acabar, es infinito y mutuo. Kurt sonríe, pero esa sonrisa está impregnada de un poco de nostalgia y dolor... hablar de parejas y amor lo pone mal aún, no había querido tocar el tema, ya que él no se ha prestado para hablarlo, ni siquiera ha hecho mención de Nala, a él no le pregunto nada pero los d
El corazón se me detiene al instante y un escalofrío que me recorre el cuerpo entero me enfría sangre, puedo escuchar los latidos de mi corazón en los oídos y el sonido de mi propia respiración, incluso puedo percibir el aroma a metal del arma que se encunará a escasos centímetros de mi rostro, el cañón está apuntando directo a mi frente. — ¿¡Pero qué mierda?!.- Kurt grita y pretende lanzarse contra el hombre frente a nosotros hasta que otra voz lo detiene de golpe. — Yo que tú no haría eso.- un hombre alto, de cabello rojizo aparece detrás del hombre frente a mí, acompañado de otros dos más, no muevo mi cuerpo ni un centímetro incluso contengo la respiración.— Los lobos somos rápidos, pero no más que una bala, te recomiendo que no grites ni hagas nada estúpido si no quieres que la humana termine con un agujero en la cabeza. Kurt aprieta la mandíbula y los puños a los lados, el hombre misterioso se acerca a donde estamos, se planta al lado del que tiene el arma contra mí, mis ojos
Me acostumbró un poco a la luz, frente a donde estamos esta una gran ventana, el sol está en una posición en la que da directamente al lugar, lastimando los ojos si se mira en su dirección, miro lo que hay a mí alrededor, es un cuarto deteriorado en el que se encuentran dos camas con colchones viejos y estropeados, un retrete y un lavabo que tienen pinta que no han estado en contacto con jabón en años, el lugar desprende un aroma poco agradable a humedad y tierra, es una celda. —¿¡Dónde mierda estamos?! ¿Te encuentras bien? ¿Te hicieron algo?.- Kurt se frota los ojos y después mira en mi dirección, me toma de los hombros y me inspecciona de pies a cabeza. — Estoy bien, a juzgar por el lugar estamos en la celda de una prisión. — ¿En una que, de qué?... me observa confundido, me acerco a los barrotes oxidados tratando de mirar al frente en donde está el sol dando directamente. — Una prisión, es un lugar en donde se encierran a todos los humanos... malos, a los que rompen las leyes,
Nala.Los latidos de mi corazón me taladran los oídos, aire... necesito aire, siento que me asfixio, que mi ropa se me pega al cuerpo impidiéndome respirar correctamente; paso corriendo evadiendo a varias personas hasta que llego al exterior del edificio a un pasillo en el exterior donde no hay nadie, me dejo caer de rodillas y me tapo el rostro con ambas manos, mi cuerpo tiembla sin control, estoy muy alterada, sorprendida, un montón de emociones revueltas, no me puedo enfocar en una sola, son tan fugaces y me golpean con fuerza el pecho. Lluvia... no me esperaba volver a verla de nuevo y debo admitir que al tenerla frente a mí una parte sintió un alivio inmenso, pensé que había muerto por mi culpa, que la había matado, me llena de felicidad saber que está viva, pero enseguida de eso el pensamiento fugaz de que estaba haciendo ahí encerrada se vio interrumpido, por Kurt. Suelto un sollozo lleno de dolor, tengo muy plasmada en mi mente la imagen de sus ojos enfurecidos, de su rostro
Lluvia. Confirmar nuestras sospechas me deja un sabor amargo en la boca, como lo dije antes todo lo malo que nos pasa últimamente tiene el nombre de esa mujer grabado, lo que me sorprende es que nuestro secuestrador parece ser manipulado de alguna manera por ella, no me interesa mucho que digamos el porqué, pero si quiero saber él con que, ¿Con qué lo está amenazando? Quizás podremos ayudarlo de alguna manera y todos juntos hacerle frente a esa mujer. —¿Con qué es lo que ella te está amenazando para que nos secuestraras?.- él suelta una risa sin gracia. — Me amenazó con dar nuestra ubicación a la guardia imperial si no te mataba... dentro de poco lo más probable es que pida pruebas, no es nada personal humana, pero no podía dejar que ella nos delatara y sacrifiquen a mi gente. —¿¡Sacrificar!?.- Kurt levanta la voz a mi espalda. — ¿De qué estás hablando? Nadie los quiere sacrificar. La mirada molesta de ese lobo pelirrojo, se posa en Kurt, como si lo hubiera ofendido de algún modo
Kurt. Esto debe ser una broma, ¿qué clase de maldita pesadilla es esta? Sobre todo siento como si el destino se estuviera riendo de mí en la cara, por todo los cielos. Lluvia desaparece en el interior de esa oficina con aquel lobo misterioso, sé que estará bien, que no le hará daño, como bien dijo si quisiera ya nos hubiera eliminado, en el fondo solo era una patética escusa para que no me dejara aquí, solo... con ella. Mi costado quema ante su presencia, puedo sentir la intensidad de su mirada sobre mí. En cuando esa puerta se cierra completamente yo me doy vuelta y camino lo más rápido que puedo al único lugar del que hace unos momentos quería escapar, aquella maldita celda alejada de todo.— Kurt...- su voz me acelera el corazón, ocasionando que cada latido sea doloroso, agónico, no puedo hablar con ella, no quiero verla, no estoy listo. — Déjame, si Lluvia me busca dile que regresé a la celda... No volteo a verla, apresuro el paso ignorando las miradas de los demás lobos del l
Rexon. Los platos de comida se están enfriando, tengo las manos enlazadas por encima de la mesa y miro el reloj que se encuentra en la pared con mucha desesperación. Lluvia siempre es muy puntual, me sorprende que no haya llegado a la comida. En las mañanas me levanto temprano para atender con mi padre los asuntos del lugar, después voy a mis sesiones con el doctor que no hace más que alagarme al final de cada una de ellas por el avance que he tenido, después regreso a casa, justo a la hora de la comida, en donde Lluvia y yo nos reunimos, el día de ella comienza un poco más tarde que el mío, está en sus entrenamientos y cuando terminan se da una ducha y el tiempo extra hasta que llego lo emplea para estar con los bebés; me sorprende que no llegara aún, han pasado ya 10 minutos, teniendo un extraño presentimiento que me golpea el pecho decido salir a buscarla, voy directo a nuestra habitación. Al abrir la puerta me encuentro con las chicas de servicio que están alimentando a los be
Lluvia. No puedo evitar sentirme nerviosa en cuanto esa puerta se cierra y me quedo a solas con el intimidante lobo pelirrojo, tiene el cabello corto de los costados, pero un tanto largo de arriba, todo músculo por donde lo vieras y alto, muy alto, rasgo general de los lobos al parecer. Él se sienta al otro lado del escritorio, se deja caer en la silla y sube sus botas arriba, me hace una seña al pequeño sillón que se encuentra al frente pegado a la pared. — Toma asiento princesa humana, creo que tenemos mucho de que hablar. - sin apartar mi mirada de él voy y me siento, hay algo en ese lobo que me parece familiar, pero por el momento no dejo que sea eso lo que me consuma la mente. — ¿Sabes que es lo que planea Devora?.- suelto la pregunta en cuánto me siento, él se queda pensativo un poco, apartando su mirada de mí y enfocándose en sus botas. — A gran detalle no, solo sé que quiere el trono, ser la próxima reina, pero para lograr eso le estorbabas tú... al principio me ofreció qu