Hemos llegado al hotel después de un largo e incómodo camino, los dos bajamos del auto sin decir alguna palabra, pero me sorprendo cuando la palma de su mano envuelve la mía antes de entrar en el elevador y sé que es su forma de decir que todo está bien.
Las puertas se abren en el último piso dejándonos ver basura por todo el pasillo, vasos de plástico regados, botellas de vidrio por todo el lugar y ropa de todo tipo sobre el suelo, con desagrado trato de pisar donde no hay nada de aquellas cosas para llegar a la puerta de mi habitación.
—¿Aún tienes hambre? —le escucho preguntar cuando estoy abriendo la puerta, miro hacia atrás donde él se ha quedado cerca pero no demasiado, como poniendo una fina barrera de separación entre ambos.
—Bueno ya que no completé mi desayuno, si un poco —él deja escapar una pequ
Me encuentro corriendo por los pasillos del hotel, he estado empacando todas mis cosas y no se me ha ocurrido mirar la hora en todo el día y ahora, se me ha hecho tarde para el entrenamiento de Escorpión, estoy vestida con ropa deportiva y una coleta alta como mi peinado, el elevador no tarda tanto y doy gracias a Dios por eso, abro las puertas del gimnasio un tanto agitada y miro como el entrenador, Frank y John llevan lentes oscuros para hacer menos notorios sus ojos rojos por su desvelada la noche anterior.—Siento el retraso- me disculpo saludando a los tres mientras veo como Escorpión corre a una velocidad increíble sobre la caminadora.—Está bien niña, aún no terminamos y por favor solo mantén tu tono de voz al mínimo —asiento mientras lo veo masajear su cien. Voy hacia
Empaco las pocas cosas que me han faltado con pesadez, el vuelo sale dentro de una hora y mi furia solo se incrementa al pensar en Escorpión, él quiere que sea una empleada obediente, ¡pues bien, que así sea!Dejo mi maleta ya hecha sobre la entrada de la habitación y justo en ese momento recuerdo que me falta despedirme de una persona, dejo todo listo y ordenado en mi habitación, incluso cuando sé que no debe ni siquiera que tender la cama cuando es un hotel y hay servicio para ello prefiero hacerlo por mi misma. Con todo hecho salgo rumbo hacia el bar del hotel.—Un vaso con agua por favor —El pequeño bar parece empezar a llenarse no han dado ni las ocho de la noche, y ya hay mesas con copas y tragos llenos, busco entre los trabajadores a uno en especial, veo el perfecto atuendo de Adam sobres
Una arena más, otra ciudad, otro hotel y una nueva pelea.Las ganas de Escorpión se notan por todas partes, en cuanto hemos llegado a la nueva habitación de hotel todos pensamos en descansar y desempacar pero precipitadamente, Escorpión dirigió al grupo hacia el gimnasio, no lo niego, todos tenemos una cara de frustración y cansancio pero en cambio él, no deja de saltar con un ritmo inhumano sobre una cuerda, parece todo un experto aun y cuando no lo había visto hacerlo antes.—Mi cabeza me está matando —murmura John cayendo estrepitosamente en una colchoneta para gimnastas.—Esto debe de ser alguna clase de castigo por parte de él, míralo tan fresco saltando como una dulce niña —me río an
Estoy aterrada, ni siquiera puedo expulsar el aire contenido en mis pulmones, sus fosas nasales están totalmente abiertas y aún así respira por la boca, estoy totalmente paralizada, mis músculos están tan tensos que se niegan a responder a las órdenes de mi cerebro.Estoy aterrada, ni siquiera puedo expulsar el aire contenido en mis pulmones, sus fosas nasales están totalmente abiertas y aún así respira por la boca.—Necesitas controlarte — es lo primero que sale de mi boca, una burlona carcajada se escapa de sus labios y eso me da aún más miedo, el vehículo sigue su curso y me pregunto si el chofer se da cuenta de lo que pasa por aquí atrás.—Dime la verdad —demanda con voz ronca, la
Camino por la ciudad hasta encontrar una pequeña tienda de disfraces en medio de la ciudad. Al caminar se me ha ocurrido una idea, ese hombre testarudo no puede simplemente encerrarse en su burbuja, este es uno de los malos ratos que tenemos que enfrentar, no voy a dejarlo solo justo ahora. —Señorita, ¿puedo ayudarla en algo?— una señora de mayor edad pregunta cuando me ve mirar los anaqueles desde afuera. —De hecho, sí, le haré una pequeña sorpresa a mi novio pero no me tiene que reconocer, necesito un buen disfraz que me ayude con eso—trato de parecer relajada, ella me mira con una sonrisa traviesa y me hace seguir hasta adentro del local, la veo buscar entre toda la tienda y sacar un par de prendas de distintos estantes, las analiza un poco antes de mirarme y después sonríe abiertamente para tenderme las bolsa
Lo primero en lo que se centran mis ojos es en el bulto hecho por sábanas sobre la desordenada cama pero sé que él no está ahí, el bulto es demasiado pequeño para mantenerlo dentro, escucho la cadena del retrete ser jalada y siento como he dejado de respirar, el picaporte de la puerta se mueve y en un segundo la puerta es abierta, nuestros ojos se conectan por un breve segundo pero solo eso me basta para saber que ya ha vuelto en sí. —Hola —saludo torpemente sin moverme de mi lugar. —¿Cómo has entrado aquí? —suena enojado y confundido, trato de decir algo pero entre todas las reacciones que pasaron por mi mente está es la última que esperaba. —He engañado a la seguridad, quería hablar contigo y—me encojo de hombros con una media sonrisa para tratar de ocultar mi nerviosismo pero él no cambia ese semblante de enoj
Después de varias distracciones Escorpión y yo estamos finalmente listos para salir de la habitación .—No le diremos nada a el equipo, ¿cierto?— le pregunto temerosa—Creo que son lo bastante inteligentes para darse cuenta por sí mismos de nuestra relación —hago una mueca de disgusto pues no quiero tratos especiales o miradas incómodas por el resto de la gira.—Tienes razón —confieso mientras me toma de la mano y salimos de el cuarto, el guardia se sorprende al vernos salir de la habitación pero su mirada se queda fija en mí, ¡ha descubierto quien soy sin mi disfraz!—OH! Señor, yo.. yo no sabía, ella —el pobre hombre tartamudea excus
Narrador omnisciente Los pasos del joven hombre se escuchan por todo el solitario pasillo, sus manos están hechas puños mientras trata de seguir su camino hacia delante, el nudo en la garganta le permite apenas respirar y justo cuando cree que la incomodidad no puede llegar más alto alcanza a ver la silueta del hombre mayor, está de espaldas sentado frente a una pequeña mesa pero aún así puede reconocerlo. —¿Puedo hablar contigo?— es una pregunta tonta porque no tiene opción, no en este lugar, pero algo hace que muy dentro de él algo vuelva, esa vulnerabilidad lo invade. —Hace mucho que no venías por aquí, ¿acaso no tenias ganas de visitarme? —el tono de voz del hombre mayor se carga de ironía, ambas manos están sobre la mesa y su mirada se pierde frente a él, incluso cuando no mira su rostro sabe que es la única