Ni te lo imagines

Lukyan disfrutó el corto tiempo que pasó con sus hijos, pero tuvo que respirar agotado. Ellos se habían pasado tanto tiempo pegados a él que necesitó que Bastian se los llevara, aunque sea un momento, para poder descansar y pensar con claridad todo lo ocurrido. Además, cada vez que lo abrazaban o se colgaban detrás de su cuello lo lastimaban y él solo escondía la mueca de dolor, no quería que supieran con lo que estaba lidiando. Como resultado la herida pulsaba impidiéndole levantar los brazos.

-¿Estás listo?- Dante entró a su habitación rato más tarde.

-Si- le dijo se forma suave con los ojos cerrados y respirando pausado -¿Puedes recogerme el pelo?- lo miró por encima del hombro –No creo que pueda hacerlo yo mismo-

Dante frunció el ceño y se acercó hasta estar detrás.

-¿Te duele tanto?- se

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