Cuando Bastian había escuchado la fatídica noticia de que el cachorro de su protector había muerto, otra vez sabía lo que iba a ocurrir. Por lo que no se impresionó verlo salir corriendo astillando la ventana y perdiéndose en los árboles que rodeaban la inmensa mansión. Lo que si lo impresionó fue que Falco lo detuviera agarrando su brazo.Bastian pudo jurar que todos los vellos de su cuerpo se erizaron. Miedo, pánico y el recuerdo de esos ojos llenos de odio en dirección a él. No le tenía miedo a Falco como tal, sino al rechazo total de él, como había ocurrido esa noche y que lo había hecho llorar hasta esa mañana, haciendo que sus ojos dolieran.Por lo que había escapado cuanto antes para no escucharlo otra vez. Si él lo odiaba prefería que solo fuera en su mente. Sus palabras lo destruirían y en ese momento se tenía que mantener fuerte. Él era el apoyo de Dante y no podía quebrarse.Así que se transformó y corrió siguiendo su rastro.El alfa había usado su habilidad desplazándose r
Ser alfa de una manada inmensa, esposo atento y padre, las tres cosas a tiempo completo, como que era algo bastante difícil. Sobre todo, para Dante, que caía en la cama, todas las noches, después de hacer todas sus tareas y se dormía profundamente abrazando a su esposo. Y aun así estaba pendiente por si él necesitaba algo o tenía alguna pesadilla.Resultado… su ajetreada vida le estaba pasando factura, pero a él le encantaba. Tenía días en que las ojeras adornaban su hermoso rostro y Lukyan era llamado por Falco para que lo obligara a dormir, y él tenía un método especial para que él hiciera su voluntad. Más no se quejaba.Un día normal en la vida de Dante era levantarse en la mañana y despertar a su esposo llenando su cuerpo de besos. Desde la frente hasta sus pies. Lo hacía suave, dedicado, con cariño y expresando todo su amor a pesar de que ya llevaban tiempo juntos. Nunca se aburría. Y una vez que Lukyan había abierto sus ojos, dependiendo el ánimo de ambos, tenían un desestresant
A pesar de haber tenido seis embarazos, cinco de ellos efectivos, Lukyan no estaba adaptado a la excesiva atención que recibía en su nueva manada. Era algo realmente estresante para él. Y lo decía, tanto en el buen sentido como el malo.Desde que se levantaba tenía a Dante verificando cada uno de sus movimientos, y hasta tenía que gruñirle para que lo dejara, al menos, ir al baño solo. La intimidad era algo que estaba perdiendo poco a poco, y a él le gustaba tener su espacio.Y no era que no le gustaba la atención, es que era tanta que se agobiaba. Y no solo era por Dante, incluso Bastian asistía cada mañana para atenderlo, peinarlo, ayudarlo a vestir y demás. Lukyan, toda su vida, dependió de él mismo, así que tener a alguien que hiciera eso era algo realmente extraño e incómodo.Como resultado, siempre terminaba huyendo a cualquier lado de la manada con tal de respirar. Dante siempre tenía mucho trabajo. Había días en que incluso no se veían mucho, a no ser en la noche y caía tan ca
AdaptaciónDante, alfa de la Manada de Plata, no daba crédito a lo que sus ojos veían. Dos de los hijos de su mayor enemigo estaban arrodillados ante él; implorando que derrocara, nada más ni nada menos, que a su padre. Esa sí era una broma de muy mal gusto. No era una persona cerrada de carácter, pero le gustaría darles unos buenos correctivos a aquellos dos cachorros que osaban burlarse de su persona. O tal vez, aquello era simplemente una estrategia de su padre para acabar con su poder.
El calor era sofocante. Su garganta dolía al tragar debido la sed, no recordaba la última vez que el preciado líquido había pasado por ella. Los grilletes rozaban la piel agrietada de sus muñecas y tobillos estremeciendo todo su cuerpo. Los latigazos en su abdomen se multiplicaban a cada segundo quitándole la respiración.Su barriga, que había crecido en los últimos cuatro meses, manteniendo en ella su próximo cachorro, ahora estaba perdiendo dimensión tras un charco de sangre debajo de sus piernas. No le importó, tal vez así era mejor, su cuerpo estaba tan débil que terminar un embarazo le sería imposible y simplemente estaba abortando. Si solo todo desapareciera«¿Qué había hecho para merecer aquell
Días antesSasha miró sobre su hombro mientras corría a toda velocidad por el pasillo, cuidándose de su perseguidor. Los pulmones se le apretaban y ardían en busca de aire, mientras el cabello marrón se alborotaba sobre sus ojos.Dobló la esquina, esquivando una mesa, cuando el olor de su enemigo estaba detrás de él. Su cabeza era un torbellino como para pensar en un plan. Lo sentía tan cerca, pero dónde, no era a su espalda. No podía permitir que lo agarraran, no ahora.Una figura más alta se cruzó por el camino. Sasha se detuvo en seco y tensó sus músculos. Tenía que escapar, tenía que...-Sasha, desgra
Los cachorros tragaron en seco al ser descubiertos y una ligera capa de sudor cubrió sus cuerpos, pero se tranquilizaron al oler, a su espalda, la esencia de su hermano mayor.-Fallen- Axel se giró y mostró una mueca incómoda- Solo estábamos dando un paseo. Ya volvemos a nuestras habitaciones para cambiarnos para la cena-explicó nervioso.El lobo de cabello castaño, al igual que ellos, pero sujeto en una larga trenza a lo largo de la ancha espalda miró en dirección al pasillo que terminaba la oficina de su padre. Su hermoso rostro se contorsionó.-¿Oyeron lo que dijo?- preguntó con el ceño fruncido.Sasha levantó las manos en rendición y duda.-No sé de qué estás hablando- si había algo que Fallen nunca hacía era molestarse, pero pobre del que estuviera cerca cuando ocurriera.El lobo mayor les volvi&oac
Axel y Sasha corrían lo más rápido que sus piernas lo permitían. Axel arrastraba a su hermano por el bosque, esquivando los árboles con dificultad sobre el terreno pantanoso después de la lluvia. Habían cometido el peor error de toda su vida.Habían pensado que todos los hermanos estaban juntos en esta causa, en salvar a su madre de las garras del alfa. ¡Qué ilusos! La traición dolía y más cuando era la primera vez. Aún no habían salido de la conmoción de ver las circunstancias en que estaba el anterior líder de su manada cuando volviendo a sus alcobas habían visto a su hermano mayor y primogénito de los cinco, Matías. Al igual que su padre, los ignoraba y si podía humillarlos lo hacía, así había sido enseñado. Era tan fiel a su padre que daba asco verlo, pero seguía siendo su hermano e hijo de aqu