Capítulo 44 ¿Desde cuándo tienes amigos en el personal de servicio?Belinda se detuvo en seco al ver a Felipe en el pasillo del hospital. Su expresión de sorpresa se transformó rápidamente en una mezcla de sospecha y preocupación. Había estado llamándolo sin cesar, pero él nunca había respondido. La imagen de Daniela en la silla de ruedas, él tan cerca de ella, con esa expresión de preocupación, la inquietó aún más.— ¿Felipe? ¿Qué haces aquí? —repitió, su voz un poco más alta de lo que pretendía, mientras sus ojos se movían entre él y la mujer que lo acompañaba.Felipe se sintió indeciso. No quería que Belinda u otra persona supiera nada sobre Daniela o la situación con los niños por el momento. No quería dar tantas explicaciones en un lugar público. Además, si se supiera la verdad, la perjudicada no solo sería su madre, también los niños y Daniela. Y esta última ya tenía mucho que procesar con su estado de salud. Por esta razón, se apresuró a buscar una respuesta que no levantara má
Capítulo 45 La sabiduría de los niñosFelipe se metió las manos en los bolsillos del pantalón y se apoyó en una columna cercana. Sacó su teléfono y llamó a su chofer.— ¿Estás de regreso al hospital? —preguntó, su voz tensa.—Ya voy de vuelta —respondió el chofer.—Ven, te espero aquí. Necesito ir a casa.Aún no entendía bien por qué le había dicho a Belinda que Daniela era parte de su personal. Belinda era su amiga desde hace muchos años, pero también estaba en trámites de divorcio con Javier y aún podía verse y a ella escapársele esa información. No confiaba en Javier. Aunque en realidad no había mentido, solo omitió información, no podía arriesgarse a que Belinda le diera esa información a Javier.Javier era peligroso. Su apodo, "Tiburón", lo decía todo. En el mundo de los negocios, su reputación era temida; siempre estaba dispuesto a devorar a quienes se interponían en su camino. No era solo su agresividad lo que asustaba, sino su astucia.Estos comportamientos lo habían converti
Capítulo 46 Búsqueda del tesoro—Sí —asintió Fabián, su voz llena de seriedad—. Mami siempre quería lo mejor para ti, para todos nosotros. Ella nos decía, no se aferren a las cosas materiales, solo la familia es importante.— ¡Mamita!, —exclamo Daniela recordando las palabras de su madre y admirándola porque supo transmitir su sabiduría a todos sus hijos.—Esas cosas son para recordarte que ella está contigo—intervino Ángela, mirándola con ojos inocentes que reflejaban sinceridad —. Pero si necesitas dinero, podrías usar algunas. Mami nos dijo.Daniela se quedó en silencio. Esas pocas joyas representaban tanto amor y recuerdos, pero también una posible solución a sus problemas.—Quizás podríamos pensar en eso más adelante —dijo finalmente, intentando mantener la calma—. Por ahora, prefiero mantenerlas cerca de mí.Los niños intercambiaron miradas entre ellos, pero aceptaron su respuesta.—Podemos hablar de nuevo más adelante, cuando estés más tranquila —sugirió Manuela, acurrucándose
Capítulo 47 Señor Ortiz, ¿Nos dejará marchar?—Sabes, desde que nos conocemos he tratado de entender cuál es tu molestia —dijo Javier, cruzando los brazos con una sonrisa desafiante—. Eres el hijo legítimo. Tu padre te reconoció como su hijo legal… incluso te heredó todo lo que le pertenece, mientras que a mí solo me dio un capital ínfimo para comenzar mi negocio. Entonces, ¿qué tienes en mi contra?La provocación en su voz molesto a felipe profundamente. La arrogancia de Javier siempre lo había irritado, pero en ese momento alcanzaba un nuevo nivel.—Lo que me molesta es tu constante interferencia en mi vida y en la de mi madre. Lucy y tú han hecho de esto un juego, y lo que más me duele es que mi padre ya no está y continúan con su acoso. No te cansas ¿Por qué no pasas la página? Ya somos hombres adultos.Javier se inclinó hacia adelante, su expresión tornándose más seria.— ¿Y qué esperabas? ¿Qué me quede de brazos cruzados mientras tú te haces con todo? No soy un niño, Felipe. Y t
Capítulo 48 Flotando en una nubeFelipe sintió un nudo en el estómago al escuchar el tono cortante de Daniela. Le debía una explicación. No sabía realmente por qué sus palabras y su tono le molestaban. Se acercó un poco más, tratando de suavizar su voz.—Daniela, necesito hablar contigo. ¿Podríamos ir dentro de la casa, por favor?Fabián observó a su hermana y contempló a Felipe con desconfianza. Se interpuso entre ellos, con los brazos cruzados y una expresión decidida.— ¡Déjala en paz! —dijo, su voz firme y protectora.Felipe lo escuchó con calma; El niño solo quería proteger a Daniela, pero él quería hablar con ella.—Por favor, Fabián —insistió Felipe, tratando de mantener la calma—. En verdad necesito hablar con ella un momento.—No. —Fabián lo apunto con el dedo, —tú estás aquí para hacerla sentir mal. No quiero que la hagas llorar.Daniela no quería más discusiones que inquietaran a los niños, pensó que mientras más rápido atendiera a Felipe, mucho más rápido se marcharía—Fab
Capítulo 49 No puede ser…Daniela se olvidó de lo que iba a decir y se acopló contra su cuerpo duro y musculoso. El silencio que siguió fue roto solo por algunos jadeos, gemidos y suspiros.Sus labios se encontraron en un beso ardiente y lleno de furia, como si el mundo exterior hubiera desaparecido. La intensidad de su deseo encendía cada fibra de su ser, y ambos se entregaron a la pasión sin reservas.Felipe la tomó por la cintura, sintiendo la suavidad de su piel bajo la tela ligera de su franela. La besó con fervor, como si cada roce de sus labios pudiera borrar las dudas y los miedos que los separaban.Daniela, sorprendida por la fuerza de su deseo, respondió con igual fervor, sus manos enredándose en el cabello de Felipe mientras lo atraía más cerca.Las emociones se desbordaban entre ellos, el sabor de sus besos era dulce, mezclado con anhelo y desesperación.Felipe y Daniela se separaron lentamente, sus frentes aun tocándose mientras recuperaban el aliento. El silencio que ant
Capítulo 50 Hablaremos a mi regreso—No puede ser… ¿Eres virgen? ¡Explícame eso! ¿No eres la madre de los niños? ¿Has estado mintiéndome?Daniela se bajó del mesón, buscó su ropa y se la colocó rápidamente. Estaba avergonzada y preocupada. Se culpó a sí misma. Se dejó llevar por la pasión. ¿Cómo pudo olvidarlo? ¿Cómo pudo olvidar la mentira que había dicho que era la madre de los niños? Ahora Felipe sabría qué le había mentido.En el jardín, los niños disfrutan de sus juegos. Fabián estaba atento a Renata, quien aplaudía con los juegos de las niñas. Ángela y Manuela jugaban un juego de manos. Ángela estaba sentada en un banco de madera, mientras Manuela estaba de pie frente a ella.Eugenia había salido a tomar el sol, sentada frente a una de las mesas del jardín.No muy lejos de allí, vio jugar a los niños sin ver por ninguna parte a su maldita madre o a su cuidadora. Una rabia inmensa la invadió al pensar que ellos eran el producto de la relación ilícita de Federico con esa mujer y d
Capítulo 51 Esa mujer me ha estado mintiendoEsa noche, la mansión de los Ortiz estaba envuelta en un silencio tenso, interrumpido solo por el suave murmullo del viento que atravesaba el jardín.Felipe, aun con la preocupación marcada en su rostro, regresó con Eugenia del hospital. Aunque lo que Eugenia tenía solo era un esguince, se quejaba tanto como si fuese a morir pronto, no permitiendo que Felipe se alejara de su lado.Georgina, siempre vigilante, se acercó solícita a Eugenia. Su expresión era preocupada.— ¿Cómo se siente, señora? Desea cenar o algo de beber. Yo misma se lo prepararé—preguntó con un tono de preocupación y nerviosismo.Eugenia se dejó caer en el sofá, sintiendo que el dolor en su pie era más leve. —Estoy bien, solo es un esguince. —balbuceo, recordando a Fabián. Ver a ese niño le hacía recordar no solo la traición de su marido, también su parecido innegable, era como volverlo a ver de nuevo.—Señora, no debería permitir que ese niño se le acerque. Es un peligro