Cierro la puerta de mi casa tan despacio como puedo.
—Espero que tengas una muy buena excusa para aparecer a esta hora.
Brody se encuentra apoyado en el borde del sofá de la sala. Su mirada es la de un perro buldog a punto de atacar y estoy más que seguro que sus manos ya se han fusionado a sus brazos de tanto tenerlos cruzados sobre el pecho.
—¿Soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera?
—Bueno, recoge tus cosas y vete de mi casa. —Sus dedos se entierran todavía más en los brazos—. Si ya estás tan grande para hacer tu propio camino, ¿qué estás haciendo aquí?
Me recargo contra la puerta.
—Lo siento.
Brody señala la cocina con el pulgar.
—Ve a la cocina, desayuna algo y hablemos de esto.
Doy grandes zancadas hacia la cocina donde un nutritivo desayuno me da la bienvenida. Quizás Brody hizo todo eso para él solo, pero como aparecí mágicamente, la cosa debe compartirse. Alcanzo un tazón y me sirvo porciones igua
A las tres en punto estoy en la puerta de la casa de Liam con una mochila llena de sus cosas. En todo el camino hasta aquí mi cuerpo atravesó todas las estaciones del año: sudé como loco, temblé de solo pesar que él podría solo sacar las cosas y cerrarme la puerta en la cara y hasta quise tener fiebre al imaginar que no me recibía, sino sus padres eran quienes recogían las cosas y yo me quedaba con ganas de verlo. —¿Vas a entrar o solo me dejarás las cosas y te irás? Vuelvo la vista hacia la puerta ahora abierta. Él está allí, con suaves rizos enmarcando su bonito rostro y rozando sus hombros. También están los mismos ojos expresivos que me persiguen en la noche. Tengo que reconocer que lo extrañé… Lo extraño tanto. —Si quieres que pase, lo haré. Los dos caminamos en silencio hasta su cuarto. Cuando entramos, no se ve como si el apocalipsis hubiera sucedido. Todo está en su lugar y me sorprende la cantidad de almohadas y peluches que hay en su
Toda la semana anduve suspirando como estúpido, tratando de concentrarme en la escuela o la cocina para que la herida invisible dejara de doler, pero la realidad es que me va a perseguir por un largo tiempo, más que otras cosas que antes me han pasado. Al menos Irina no me ha molestado con otro trabajo ni tuve que estar pendiente de las hazañas malignas de sus primos. En casa, Brody movió uno que otro mueble y pintó la madera de las sillas. No ha vuelto a tocar el tema de lo que ahora hago, tampoco me pregunta más de lo necesario y a veces siento que también carga con una herida tan profunda como la mía. Todo lo que me pasa es mi culpa. Primero le dije algo que jamás debió salir de mi boca y luego espero que alguien a quien aparté vuelva a recibirme como si no hubiera sucedido nada. Dejo de escribir la lista de compras para el supermercado y me estiro lo más que puedo en la silla de la mesa de la cocina. —El domingo me ocuparé del patio trasero —dice mi tutor
Salgo de mi casa pateando la puerta y lanzando mi bolso por las pequeñas escaleras. Las seis de la mañana, un sábado, otra vez. Irina espera por mí en una motocicleta. —¡Seis de la mañana! ¡dos sábados seguidos! —¡Sube de una puta vez, princesa! Agarro el casco color lavanda en la parte trasera de la motocicleta, luego observo a la reina del fastidio. —¿Qué? —Con una repentina sonrisita fingida, palmea el casco que debo usar—. ¿Muy macho para ti? —Es muy temprano para soportarte. Sin más energía para protestar, subo a la parte trasera de su Harley y como no tengo de d
Como en la noche los dos debemos asistir a la fiesta del socio del tío, tuvimos que pasar algunas horas buscando trajes para la ocasión. En eso tardamos más de lo que debíamos porque Irina no estaba convencida si debía usar traje o algún vestido corto, aunque estos los usa muy pocas veces. En mi caso, dejé que ella escogiera lo que sea y así poder acabar con la tortura de una buena vez. En el recorrido por diferentes tiendas de ropa esperaba preguntarle por qué en el almuerzo con el socio todo el mundo la miraba como si deseara que se equivocara una vez para poder sacar un arma y volarle la cabeza. Sé que no es normal que una chica se ocupe de estas cosas, pero jamás vi a nadie estar tan atento y lanzar tanto veneno por la mirada en un mismo ambiente. Por desgracia, no pude ni siquiera abrir la boca porque ella hablaba y hablaba de colores que le podrían quedar bien, si se veía más femenina con tal o cual modelo de vestido, si los tacones eran muy bajos, si el color caramelo
Observo los cuerpos bailando, sonriendo como si todo lo que hicieran estuviera bien y coqueteando con quien sea que le haga ojitos de desesperación. Las cosas típicas en este tipo de noches donde se puede fingir que todo está en orden y buscar algo que termine desordenando una vida hasta el momento tranquila. Amor o drogas, ambos son estupefacientes eficaces. Exhalo, colocando los dedos en mis sienes porque el dolor de cabeza me está matando. Dormí muy poco antes de venir aquí y tener que perseguir a la niña en botas altas por cada rincón donde pasaba a saludar; pero a pesar de eso le estoy agradecido por no introducirme más de lo necesario en todo este asunto. —Mason. De todas las personas que odio, ¿por qué tiene que seguirme justamente esta? Dejo caer mis manos para prestar atención a ese rostro angelical con perfectos labios rojos, ojos azules y tanto veneno oculto en medio de toda esa belleza. —Keelan, es una desgracia volver a verte.
Llegamos a mi casa a eso de las siete de la mañana del día siguiente. Brody ni siquiera estaba, cosa que me parece extraña porque normalmente aprovecha los fines de semana para ocuparse de su hogar. Al menos, cuando vuelva, no me matará porque ahora sí recuerdo avisarle a dónde estoy o al menos con quien. Al llegar a la cocina, Irina se sienta en la encimera y mueve sus piernas mientras yo termino de calentar un poco de caldo de pollo que encontré en la nevera. Podría haber cocinado algo, pero me pareció mejor agilizar la cuestión. —Eso huele fantástico —dice, espiando desde donde está—. No me vas a envenenar, ¿verdad? —No creo que el veneno sea suficiente para matarte. —Colombo, un ex socio del tío, se ha declarado enemigo de los Sídorov y Romano le dio su apoyo —cuenta, frunciendo el ceño—. Eso significa batallas por territorio, negocios y mujeres. ¡Por la m****a! ¡¿Por qué demonios los viejos tienen que ser tan ineptos?! Cont
Abro la puerta y en un instante toda la calma que logré recolectar en estos días se cae en pedazos. El principito está frente a mí, tan guapo con esos rizos delicados alrededor de su cara, y vestido casi por completo de blanco. Siento como si se estuviera formando un remolino en mi interior que, además de sacudirme por completo, me estremece tanto que debo plantar mis pies para no sentirme mareado. —¿Podemos hablar un momento? —me pide, espiando un poco por los costados—. A menos que estés muy ocupado. Supongo que cuando Brody abrió la puerta escuchó mis gritos y supuso que me estaba divirtiendo con alguien, pero eso no debería de importarle. Pasó mucho tiempo, estoy seguro de que tiene novio. —Podemos hablar —le digo. Al salir de mi casa, el viento chocando en mi cara casi parece una necesaria cachetada de advertencia para que no estropee más las cosas. ¿Qué se supone que haga ahora? Todo acabó antes de empezar. L
Deslizo mi mano detrás de su nuca y lo acerco hasta que nuestras respiraciones chocan una con la otra. —No es bonito lo que tengo guardado dentro. —Será difícil que me dejes de gustar. —El principito inclina su cabeza —. No quiero presionarte. Si todavía deseas estar solo y pensar sobre ciertas cosas, entenderé. —Más que estar solo, he querido reparar el error que cometí la primera vez que quisiste besarme. —Sonrío mientras admiro el brillo que hay en sus ojos—. Realmente debí aprovecharme de ti hasta el último minuto. Acaricio sus mejillas hasta que solo falta un milímetro para unir nuestros labios. Tal vez para darme confianza, el principito envuelve mi cuello con sus brazos y juega con los pequeños cabellos que rozan mi nuca. Dejo que mis labios vaguen por los suyos con calma, intentando probar si esto resulta cómodo y es querido tanto por él como por mí. El beso se vuelve íntimo cuando rodeo su cintura y no pongo ninguna objeción al momento