J.P Andrade
— No te quiero. — murmuré.
Dejó el vino a un lado y se levantó, lentamente acortó la distancia que nos separaba, y con la punta de sus dedos tocó mi barbilla, su mirada se paseó por mi boca y luego se detuvo en mis ojos-Tampoco te amo, princesa, y no pretendo hacerlo. Dijo estas palabras con total frialdad y se alejó, sentándose de nuevo, lo que me hizo enfadar-¿Por qué luchar en un torneo por mi mano entonces, todo por ser una princesa?
— Eres una princesa de Lancaster y necesito un heredero digno — dije —. Ojalá mi vientre estuviera tan seco como las arenas del desierto, comandante. Me miró fijamente y vi un destello de ira en sus ojos oscuros, pero en el mismo instante la ocultó y puso en su lugar su sonrisa cínica.-En ese caso tendríamos que intentarlo muchas veces querida, hasta que tu vientre se volviera menos seco, lo intentaría incluso durante el resto de mi vida. — replicó maliciosamente.
En un torneo por la mano de la princesa Helena Lancaster ve como su destino se cruza con John Chase, un temible comandante y guerrero, con una peculiar personalidad era todo lo que ella odiaba, posesivo, audaz, autoritario y dominante en extremo, y era el que más posibilidades tenía de ganar el torneo por su mano. Pero John Chase era mucho más que un comandante de la Isla del Cuervo, ocultaba un oscuro secreto que cambiaría su vida para siempre. Una isla llena de hombres misteriosos, con sus propios secretos y conflictos, y ella sería su amante, pronto Helena descubriría que un gran peligro acecha en la isla, ¿podría confiar en que su marido la protegería?