Todos os capítulos do La pequeña huérfana: Capítulo 1 - Capítulo 5
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CAPÍTULO 1
De tez color café y una pequeña cicatriz sobre su mejilla derecha que daba una claridad luminosa a su lindo rostro, Florencia era una joven de veintitrés años. Ella es una mujer joven que proviene de una familia que antaño era rica. Hace unos años, Florencia y su familia vivían felices. El padre era funcionario y la madre, una gran empresaria. Florencia no era hija única para sus padres. Ella es, por supuesto, una de cinco hijos. Ciertamente ella es la mayor y respeta mucho a su padre y a su madre. Ella era una joven muy luchadora. Después de su nacimiento, su madre dio a luz a dos niñas gemelas, Fidélia y Fidéliana. Después de estos, siguieron dos muchachos. Los dos niños no nacieron al mismo tiempo; lo que significa que Siro y Joslio no eran gemelos. Syrus era el más joven de la familia Titi.De hecho, la familia Titi vivió feliz hasta el día en que una gran desgracia llamó a su puerta. El viejo Titi, que antaño era un gran funcionario y proveía a todas las necesidades de su familia
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CAPÍTULO 2
La oscuridad lamía ya los muros y las concesiones cuando la vieja puerta de Titi, hecha de unos cuantos tablones y una vieja chapa, se cerró de golpe al cabo de unos segundos. En el patio de la casa acababa de aparecer una mujer joven, que llevaba sobre la cabeza una palangana cargada con unas cuantas varas de caña de azúcar.A unos centímetros de la entrada, una anciana estaba sentada con el puño en la barbilla.- Mamá, ¿por qué la mano en la barbilla?", comentó la recién llegada, con cara de sorpresa.La mujer de unos cincuenta años, ante esta pregunta, no contestó inmediatamente. En lugar de una respuesta, dos gotas de lágrimas salpicaron sus párpados.- Mamá, ¿puedes decirme, por favor, qué te pasa?", dijo la recién llegada, colocando suavemente su palangana en el suelo y doblando las rodillas entre las piernas de su madre.La anciana, preocupada y entristecida, respondió que estaba cansada de la vida.- ¿Qué? -gritó Florencia aún más fuerte-. ¿De qué estás cansada? ¿Y a quién me
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CAPÍTULO 3
Tras la puesta de sol, el crepúsculo extendió sus rayos. La oscuridad permanecía a la espera de que el crepúsculo se alejara y le diera su turno. Vehículos y motocicletas circulaban por la acera. Los peatones pasaban cansados por la acera. El cielo estaba oscuro, negro y muy nublado. Había una fuerte amenaza de lluvia. Los truenos avisaban a los valientes, que estaban preparados para todo. Mientras tanto, Florencia, que volvía de su tienda, se apresuraba como una niñera pensando en su bebé, que llegaría a casa llorando. Llevaba el tazón de caña de azúcar bien cargado sobre la cabeza. A pesar de la velocidad de sus pasos, no había peligro de que el tazón cayera sobre su cabeza. De repente, la llamó alguien que, a pesar de la amenaza de truenos, estaba sentado en una moto aparcada. Sin vacilar, la joven se dirige hacia el desconocido. Desde la distancia, no pudo mirar al hombre por falta de la oscuridad de la noche, que poco a poco se había hecho visible. Aunque tenía prisa, no rechazó
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Capítulo 4
El crepúsculo de esa tarde se iba desvaneciendo poco a poco, dando paso a las tintas negras de la oscuridad que se instalaban cuando Florencia, muy preocupada, regresó a la casa.-¿Qué estupidez me he hecho? Se preguntó. ¿Por qué no había aceptado tomar su número? se reprochó a sí misma.Unos minutos de caminata después, la hija de Titi logró llegar al umbral de la casa.–Hija mía, ¿parece que has aguantado mucho hoy? Una voz en la oscuridad le señaló.El recién llegado, incluso en la oscuridad, sabía de quién era la voz.-Mamá, ¡lo siento! Es porque tuve un pequeño problema al volver a casa.- ¿Ah, bien? ¿De qué se trataba?—Mamá, no te preocupes, pero sabes, ¡tenemos algo que decirte!- En realidad ? Así que ven y siéntate, ¡porque ya puedo leer una especie de tristeza mezclada con pánico en tu voz!-Así es, mamá, ¡estoy muy preocupada! Pero dame un momento por favor.Florencia caminó hacia la puerta de la sala y salió unos segundos después con una pequeña linterna que encendió y co
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Capítulo 5
Las dos hermanas gemelas, después de pasar dos horas en casa de su costurera, finalmente regresaron. Ambos se sentaron en una estera que acababan de extender debajo del árbol de mango.– Pero Fidélia, ¿qué opinas de las palabras del joven esta mañana?– Dame tu opinión al respecto, respondió la persona interrogada.-¿Cómo puedes hacerme la misma pregunta? ¡Dame tu opinión primero!– Bueno, francamente, ¡me gustaría que lo visitáramos!- ¡Igual que yo!- Excelente ! Pero la única preocupación que me preocupa es si debo hablar con mi mamá sobre esto.– ¿Cuál mamá?–¿Cuántas madres tenemos?-¿Y qué tiene ella que ver con nuestros asuntos? ¡Ignorala!- ¿Hablas en serio? Bueno, sólo puedo estar en connivencia contigo. Pero tengo miedo de que nos pase algo peligroso.– ¿De qué peligro hablas? No habrá ningún peligro para nosotros, querida mía.- Comprendido.Mientras ambos conversaban, una mujer salió de la habitación y caminó hacia ellos: era su madre. Inmediatamente cambiaron de tema, fin
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