—No entiendo… ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste hacerme esto, Ana?—le dice en un susurro derrotado.—Lo que no entiendes, Marcos, es que ya no tengo que explicarte nada. Todo lo que necesitabas saber, ya lo sabes. Y lo que sientas ahora, no es más que el eco de tus propias decisiones. No es mi problema. Yo... me cansé. Me cansé de ser la tonta que te soportaba. Me cansé de esperar algo que nunca llegó. Y no seré la esposa ciega que deja pasar un engaño— le dice ella, mirandolo, con indiferencia y desprecio.Marcos, con la mirada perdida, no sabía si gritar, golpear algo, o simplemente desvanecerse. Pero, en lo más profundo de su ser, entendió que había llegado al final de su propio camino.—Y a ti Laura... No te perdonaré por todo esto. No solo por lo que me hiciste, sino por lo que implica. De ahora en adelante estás muerta para mí.—No pienso pedirte perdón, Ana. En el corazón no se manda. Yo no lo hice por venganza, lo hice por mí. Quizá algún día lo entenderás.Gregory sintió una ganas
Leer más