Después de que me fui, Paula me alcanzó y con cautela, me preguntó qué me pasaba.Su preocupación no fue sorprendente.En la secundaria, mi devoción por Andrés había sido tan evidente que resultaba casi ridícula. Pasé incontables noches desarrollando hierbas curativas para él, probando compuestos peligrosos en mí misma, aprovechando el hecho de que mi transformación temprana me daba mayor resistencia. Estuve al borde de la muerte por envenenamiento tres veces, y aun así, sonreía cada vez que le entregaba una nueva fórmula. Mis muestras de amor eran tan obvias que toda la manada lo sabía.Pero esa Mariana ya estaba muerta. La chica que estaba allí hoy… ya había muerto una vez, y había regresado por venganza.Carla no apareció durante el resto del día.La conocía demasiado bien: su belleza era su mejor arma, así que no lo desperdiciaría hasta estar segura de usarla con el máximo efecto. Por eso, esperé con paciencia. No tardó en llegar el fin de semana, mi padre y mi madre, el Alfa y la
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