Todos los capítulos de Mi luna atrapada. Conquistaré tu corazón: Capítulo 51 - Capítulo 60
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51. EL ATAQUE SORPRESA
KAESAR:Sabía que la pregunta la había tomado por sorpresa; su reacción delataba que aún había dudas en su interior. Me dolía verla así, dividida entre la pasión que nos unía y los fantasmas del pasado que todavía persistían en su mente.—No es solo el celo, Kaesar —dijo finalmente, levantando la mirada para encontrar la mía—. Es todo lo que quiero que seamos juntos.Me acerqué de nuevo, más despacio esta vez, como si un movimiento en falso pudiera romper la tregua que habíamos logrado en ese instante. La besé de nuevo; esta vez no hubo prisa, solo un profundo entendimiento y una promesa silenciosa de amor y respeto.Por un momento, me permití soñar con un futuro más allá de esta cabaña y del miedo que ambos sentíamos. Con ella a mi lado, podía imaginar un mundo donde nuestras naturalezas coexistían, donde el amor era más fuerte que el miedo y la magia unía nuestros destinos en uno solo. Sin embargo, todo parecía demasiado bueno para ser verdad; teníamos demasiados enemigos y asuntos
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51. EL ATAQUE SORPRESA
KAESAR:La presencia caída de Otar en el suelo encendió un fuego inigualable en mi interior. Con el corazón latiendo con furia, sentí la amenaza que se avecinaba como una tormenta implacable. Mis pensamientos eran un torbellino mientras intentaba procesar la traición de mi propia sangre.—Llévenlo para que lo curen —ordené de inmediato, mirando los ojos asustados de mi Luna.Pero antes de que cumplieran mi orden, Kaela se agachó rápidamente a su lado. Sus manos se movían con suavidad sobre sus heridas, invocando una magia curativa que emanaba desde lo más profundo de su ser. Observé con asombro cómo la energía luminosa fluía de sus palmas, cerrando las heridas de Otar y llenándome de admiración y amor por ella.—¿Quién te enseñó eso, mi Luna? —pregunté, mirándola con admiración.—Las personas que me criaron —contestó enseguida—. Y papá me decía muchas cosas por teléfono. Estarás bien, Otar —le susurró Kaela con determinación—. Pero no puedes luchar. Dime algo, ¿Nina es una traidora?—
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52. LA SORPRESA INESPERADA
LUNA ARTEMIA: Mi padre y yo nos mirábamos fijamente, como dos titanes en una batalla silenciosa, donde solo el más fuerte prevalecería. Su mirada, que una vez me había hecho temblar, no lograba moverme ni un ápice. La seguridad que emanaba de mí ahora era un manto que cubría cada rincón de mi ser. Dentro de mí resonaban los ecos de una autoridad recién descubierta; la Luna que siempre había vivido en las sombras finalmente brillaba. Él, mi enemigo, el monstruo del pasado, empezaba a dar pasos hacia atrás. Su instinto de lobo le decía que cambiara de táctica; enfrentarse a mí sólo significaría la derrota.—Sabes que esto no termina aquí —gruñó, con un tono que intentaba esconder su inseguridad.—Lo sé —respondí, sin un rastro de miedo—. Pero esta vez estoy lista para cualquier cosa. Estaba sintiendo el cambio; su hija había dejado de ser su juguete y se convertía en la Luna que debió ser desde el inicio. Por ahora, había ganado, pero conocía a mi padre: no se rendiría tan fácilmente.
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53. LA BATALLA
KAESAR:Frente a las imponentes puertas del palacio, el paisaje se transformaba en un centro neurálgico de destino y desafío, donde las fuerzas convergían luchando por el poder. Mientras mi mirada recorría el horizonte, una figura emergió en las torres del palacio. ¡Era mi madre!No podía creer que ella le estuviera plantando batalla a su propio padre. Mi mente la recordaba siempre luchando por ceder a los requerimientos de la manada de mi abuelo. ¿Qué había sucedido para que estuviera defendiendo el palacio? Miré el escenario, evaluando la situación y escuchando a los guerreros más ancianos que habían luchado junto a mi padre.—Mi Alfa —dijo un lobo muy viejo—. Su abuelo está atacando desde todas direcciones. Ha reunido a todas las manadas que temen a los Alfas Reales y no quieren que regresen. Lo más sabio es dividirnos y rodearlos.Su consejo resonaba con la sabiduría de años en batalla, pero mi corazón titubeaba. Pensaba que en la unión estaba la fuerza. Separarnos nos debilitaría
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54. EL REGRESO DE LAS DUDAS
KAELA:El corazón me latía acelerado mientras corría al lado de Kaesar, con mis dos Betas detrás, cuidando que nadie se me acercara. No podía negarlo; aunque hacía un gran esfuerzo por no demostrar mi miedo, estaba aterrada.—¡Deja de temblar, Kaela, que me desconcentras! —rugió mi loba en mi cabeza—. Confía en mí, no nos pasará nada.Desde el refugio en la mente de mi loba, donde me había refugiado, podía experimentar y ver todo lo que ella hacía, a pesar de que le había cedido el control por completo de nuestro cuerpo de loba. Cada zarpazo desgarrando gargantas, cada vez que sus colmillos se hundían en el cuello de un lobo, el sabor de su sangre me helaba. Por primera vez en mi existencia, estaba entendiendo lo que realmente era: una bestia salvaje capaz de acabar con todo el que se interpusiera en mi camino.—¡Somos lobas, Kaela! —rugió mi loba al sentir en su mente cómo yo me debatía entre todo lo que había aprendido en mi vida como humana y lo que realmente era—. ¡Y una loba muy
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55. SIENDO JUZGADA
LUNA ARTEMIA:Desde mi lugar, pude ver toda la batalla entre Kaesar y mi padre, ese momento justo en que Kian, loco de furia, le rasgó la garganta. Aunque me enfrentaba a él y sabía que no era su favorita, verlo caer muerto hizo que mis rodillas flaquearan. Ahora no había marcha atrás; mi familia nunca me perdonaría, y cuando Kaesar se enterara de lo que había hecho, estaba segura de que seguiría el mismo destino que mi padre.Por eso, debía ser muy astuta. Tenía que ganarme la confianza ciega de mi hijo para que no creyera a nadie más que a mí. Lo ayudaría a acabar con toda mi familia, especialmente con aquellos que conocían mis secretos. En particular, mi hermana Artea y su hijo Arteón. Me levanté y corrí hacia las mazmorras, decidida a acabar con sus vidas, solo para descubrir que los habían liberado y logrado escapar.Eso no era nada buen
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56. DE REGRESO EN CASA
KAELA:La luz de la luna bañaba la escena frente a mí con una claridad espectral, donde cada sombra parecía cobrar vida con la esencia de historias no contadas. Nina, con sus ojos moviéndose rápidamente, esperaba mi reacción.—Nina —la llamé, deseando entender la profundidad de su presencia todavía en mi manada—. Pensé que te habías marchado. ¿Qué haces aquí? Eres una Arteona, deberías ir a ver qué sucederá con tus padres.—¿Qué sucedió en la batalla? ¿Ganaron o perdieron los Arteones? —preguntó con un hilo de voz.—¿Crees de verdad que si ellos hubieran ganado estaría aquí? ¿Por qué no me dijiste que tu alfa me quería para él y que planeaba atacar a Kaesar? —pregunté, mirándola furiosa. Si hubiera hablado a tiemp
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57. KIAN ESTÁ AQUÍ
KAELA: Cerré los ojos, recostando mi cabeza en el respaldo, con las manos descansando sobre el libro cerrado y los espejuelos a un lado. Lo acaricié y luego lo olfateé, sintiendo el olor de mi adorado padre en él. Abrí sus páginas para descubrir anotaciones hechas con su impecable caligrafía. Eran palabras de consejo y advertencia, escritas para guiarme más allá de lo que sus brazos nunca podrían. Pero lo que más llamó mi atención fue cómo mi nombre aparecía en cada página del libro.  Papá me extrañaba tanto como yo a él; podía percibir marcas de lágrimas secas en las páginas y supe cuánto había sufrido por tenerme lejos y por haber perdido a mamá, el otro nombre que estaba escrito en todas partes. —Oh, papá, no debiste mandarme lejos, debiste dejarme aquí contigo —dije, abrazando el libro y soltando el llanto que había retenido desde que escuché al abuelo de Kaesar decir que estaba ayudando al asesino de mi padre. ¿Sería verdad o solo una mentira más par
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58. LA PROMESA
 KAESAR:Después de terminar la reunión con mi madre, que se esforzó en hacerme creer que estaba de mi lado, aunque yo podía oler desde donde estaba las mentiras en sus palabras, mandé un aviso a mi Luna con el omega de mi Beta Otar. Me dediqué a recorrer los límites de mi territorio. El gran ejército de veteranos que había reunido el Alfa Ridel se ubicó entre mi manada y la de mi Luna.Luego regresé al palacio. Aunque moría de ganas de ir a hablar con mi Luna, no era el momento de abandonar a mi manada. Acababa de sostener una guerra y de enviar el cuerpo de mi abuelo a su manada, por respeto a que era de mi sangre y no podía dejar que se lo comieran los buitres. Además, debía organizar toda la defensa, aunque el consejo decía que debía aprovechar el apoyo de Kaela para acabar con todos los Arteones.Pero antes de la guerra, quer&iacut
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59. INTRUSOS EN EL PALACIO
LUNA ARTEMIA:Un leve sonido me despertó; venía de la ventana. Había tomado la precaución de cerrar todos mis aposentos muy bien. Esa noche era peligrosa y no quería correr riesgos. Me di cuenta de que Kaesar no confiaba completamente en mí, pero tampoco desconfiaba. El gesto de enviar a mi padre para que le dieran sepultura me sorprendió. Me levanté despacio y caminé hasta la ventana.—Mi Luna, soy yo, el omega Ilán —escuché que susurraba.—¿Qué haces en mi ventana a esta hora de la noche? —pregunté sin abrir.—Alguien atacó al Alfa Kaesar en el palacio y me manda a avisar que se cuide, y que no se preocupe, está bien.No podía creerlo. Abrí la v
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