Los dos se abrazaban como si no hubiera nadie más, y, al final, se besaron frente a todos. Él rodeaba su cintura con sus brazos, con total confianza, mientras ella lo tomaba de los brazos, como si fuera lo más natural del mundo. A su lado, yo parecía una extra en mi propia película. La gente alrededor me miraba con burla, y más de uno murmuró a mi lado:—Si yo fuera Elena, quisiera que la tierra me tragara —comentó uno.—El prometido se mete con la hermana y ella todavía es capaz de quedarse ahí parada como violinista en velorio.Yo sabía perfectamente lo que todos esperaban… que hiciera el ridículo, que armara el escándalo de siempre, para que él, con suerte, me prestara un poco de atención. Wyatt también me miró en ese momento. Y, cuando notó que yo no haría nada, suspiró satisfecho. Estaba a punto de decir algo, pero no le di el gusto de rebajarme. Me di la vuelta y me fui de una vez. Llamé al chofer, y, cuando estaba por subirme al auto, cuando un coche negro frenó junt
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