Por otro lado, la belleza de hacía un momento lo escuchaba atenta. Con la barbilla en alto, sin mostrar expresión. Movía sus labios rojos para responder. Sus damas se adelantaron a tomar el lugar. Teo no tenía un oído desarrollado; así que no fue capaz de escuchar la discusión. Entonces se giró para ir a sentarse del lado izquierdo de su compañero. Oliver tenía ambas rodillas flexionadas, ligeramente abiertas. Con el codo apoyado en una de ellas, el puño cerrado sosteniendo su cabeza, aburrido. Por otro lado, Teo se acomodó, con la espalda pegada a la pared. Puso la bolsa del lado contrario para no aplastarlo; mientras detenía el cuaderno sobre su pierna, con una mano puesta sobre él y el bolígrafo. Toda las personas se fueron sentando, despejando la vista del escenario.
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