Sus cejas estaban fruncidas y juntas, con la boca entre abierta. Al final no se atrevió a hablar; así que se volteó y se marchó. Teo no perdió el tiempo y lo siguió enseguida. Edgar, vigiló las gradas, haciendo un gesto con la cabeza para que pasara. Oliver, pasó de largo. Bajó la entrada y miró hacia arriba. Teo se quedó parado arriba hasta que oyó a Oliver decir - no te puede ver - bajó - vete rápido - dijo sin bajar la cabeza.
Teo se acercó y antes de marcharse pudo una mano en su hombro - gracias.
Sin embargo, él no le dedicó ni una mirada - vete ya.
Bajó la mano - estaré en el instituto - dijo mientras caminaba.
Corrió, atrave
Por otro lado, la belleza de hacía un momento lo escuchaba atenta. Con la barbilla en alto, sin mostrar expresión. Movía sus labios rojos para responder. Sus damas se adelantaron a tomar el lugar. Teo no tenía un oído desarrollado; así que no fue capaz de escuchar la discusión. Entonces se giró para ir a sentarse del lado izquierdo de su compañero.Oliver tenía ambas rodillas flexionadas, ligeramente abiertas. Con el codo apoyado en una de ellas, el puño cerrado sosteniendo su cabeza, aburrido. Por otro lado, Teo se acomodó, con la espalda pegada a la pared. Puso la bolsa del lado contrario para no aplastarlo; mientras detenía el cuaderno sobre su pierna, con una mano puesta sobre él y el bolígrafo. Toda las personas se fueron sentando, despejando la vista del escenario.
Aunque no le gritó, Teo sintió la presión de cada palabra - Entiendo - forzó el susurro.Entonces, alguien se acercó a la entrada - ¡¿Teo?! - estiró el cuello a la oscuridad. El viejo dio un paso atrás. Teo pasó enfrente, saliendo de las penumbras como si fuera una manta que se deslizaba de su cuerpo. Enseñando los pies, las piernas, el torso y por último la cara - ¿lo encontraste? - Oliver preguntó; mientras Edgar esperaba en la calle con los brazos cruzados.-Sí - levantó la mano, agitando el bolígrafo y el cuaderno en ella. Luego, los metió en su bolsillo. La bolsa con el postre colgaba del otro lado.Bajaron las gradas; en tanto los portones se cerraron - hoy la luna alumbra más, se ve
A la mañana siguiente, salió como de costumbre. Sin importarle qué día era. Fue a la bodega para encontrarse con los amplios portones cerrados. Los fines de semana nadie llegaba a trabajar; sin embargo, no era a eso por lo que había llegado. Se acercó, mirando de lado a lado. Tomó el picaporte y lo intentó abrir. Comprobando que realmente estaba asegurado. Después, puso las palmas en la madera, agitándola varias veces.La gran estructura apenas se vio inmutada. Un suave chirrido se escuchó en las bisagras. Implementó toda su fuerza en empujar; pero su estado físico era pobre. Por tal motivo, se cansó antes de lograr algo. Dejó caer los brazos. Su aparición por ese lugar sólo era para asegurar que no había nadie dentro. Entonces, pasó de largo en la calle.<
Teo sintió la pesadez de sus palabras. Quiso aliviar la tensión contrarrestándola con falta de miedo. Frunció las cejas, respondiendo sin mirar atrás - ¿qué te molesta?. Simplemente te devolví lo que era tuyo - sacó el pecho - no es de mi agrado deber algo y menos aún que me persigan para cobrarlo.La otra persona guardó silencio por un tiempo; pero estaba claro que le seguía los pasos. Después habló como si hubiera buscado la respuesta correcta - eso era una invitación de mi parte para que no tuvieras que correr a pedirle dinero a tu padre - Realmente, cada vez sólo terminaba más humillado. Apretó los labios, negándose a pronunciar otra palabra - pero eso no es lo que me molesta.Caminó más rápido. Ya no estaba dispuesto a recibir más insultos. Olvidó el libro que necesitaba; en su lugar, iba a regresar a casa. Los niños pasaron corriendo a su lado. Teo casi
Teo sacó el dinero - no la conocía - las dejó en la palma extendida - siempre voy a la del otro lado.La joven sonrió, empuñando la mano - oh, conozco esa librería, pero el señor es bastante serio - Teo le devolvió una ligera sonrisa. De pronto, la joven levantó un dedo y lo señaló - por cierto, tus ojos son muy bonitos - bajó la mano, apoyándose en el mostrador - incluso son más claros que la miel.Teo parpadeó, sin saber muy bien cómo responder. Tranquilizó su expresión, sonrió y levantó el libro - Gracias - dijo antes de darse la vuelta.-Vuelve pronto, aquí tenemos una gran variedad de libros - escuchó al salir.E
Cambió de pregunta, de esa amenos tenía conocimiento. La siguiente le causó duda; pero respondió. De otras, se desenvolvió detallando las partes y en muchas usó su propio conocimiento. Cuando terminó el examen, el sudor le goteaba por la frente. El salón ya estaba casi vacío. Se levantó, se acercó al profesor junto al escenario y le entregó la hoja antes de salir.Apoyados en la pared de enfrente estaban dos personas. Se acercó - ¿les fue bien? - preguntó.Los chicos dejaron de hablar para responderle - me fue pésimo - Oliver sacudió la cabeza, con un gesto torcido.Por otro lado, con la espalda hacia él y un hombro apoyado, Edgar dijo - no me fue mejor que a él - hizo un ademán co
Las ventanas del segundo nivel estaban vacías. El patio sólo lo ocupaba el carruaje. Cubierto únicamente con tierra. Teo recorrió la vista por toda el área. La bodega terminaba antes de llegar a la pared de la puerta. Desde ahí, empezaba el angosto pasillo que dirigía a la biblioteca o al menos eso supuso. Sin embargo, el caminó era tan estrecho que Teo no logró ver nada por más que estirara el cuello y se pusiera de puntillas.Con precaución, miraba hacia las personas dentro antes de estirarse un poco más. Sin embargo, dos de ellos se dirigieron adentro; mientras que Marcos cruzó los brazos y se quedó vigilando. Teo dio un paso atrás antes de ser visto. Resignado, regresó con el propósito de formar un plan. Rodeó la construcción; de tal manera que llegó por el lado contrario. Entr
-casi fuiste visto por tu padre en ese estado - la voz profunda cortó el silencio - después de que él y Marcelo se fueran, te traje aquí para que no te vieran todas las personas que comenzaban a salir del instituto.Teo ladeó levemente la cabeza - ¿mi padre no me vio? - quiso asegurarse.-¿por qué te preocupa eso?.Teo abrió la boca, dejando salir el aire; mientras recomponía el cuello - por nada - dijo torciendo un lado del labio hacia arriba. Retrajo las piernas y se impulsó; sin embargo, una mano en su brazo impidió que se parara.-puede que no quieras decirlo, pero esto tiene que saberlo - escuchó - estas enfermo, ¿no es