Los portones se separaron, formando una línea de luz en medio. Conforme se fueron abriendo, el aire entró, acompañado por un fuerte brillo. Un hombre a cada lado, empujaron desde afuera hasta toparlas a las esquinas. Detrás de ellos, una gran carroza estaba puesta de retroceso. Marcos, se paró enfrente. Los dos hombres se acercaron. Después, Marcos los guió a un estante, levantó una mano señalando, dando instrucciones. Como la distancia era bastante, Teo no fue capaz de escucharlo por más que se inclinar sobre la barra; por otro lado, el documento en el que escribía Marco, estaba puesto a su alcance. Los miró a ellos, luego, bajó la vista al papel. Después volvió a levantar la cara; a la vez que estiraba una mano, presionaba el papel y lo jalaba más cerca, disimuladamente. Los hombres, se adentraron en la bod
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