Finalmente, Gabriel levantó la mano, con timidez, y la apretó con cautela. Isaac sintió el pequeño contacto, un golpe en su corazón que lo hizo sentir la magnitud de lo que estaba pasando. Este era su hijo. El niño que había dejado atrás sin saberlo, que había crecido en un espacio vacío en su vida.—¿Sabes? Tu mamá me ha hablado mucho de ti —dijo Isaac, tratando de romper la barrera con una sonrisa que, aunque forzada, le permitió acercarse más a su hijo.Gabriel lo miró, y por un momento, pareció relajarse un poco, aunque la incertidumbre seguía en sus ojos. Isaac sentía una mezcla de felicidad y tristeza, sabiendo que este momento sería solo el comienzo de algo mucho más complicado. No podía volver atrás. No podía recuperar el tiempo perdido, pero en su corazón sentía que había algo más importante que jamás podría haber imaginado: una segunda oportunidad.—Vas a conocerme mejor, Gabriel. Y quiero estar en tu vida. Quiero ser parte de ella —dijo Isaac, sin poder evitar que su voz se
Leer más