18. La vi irse
18MagnusLa vi irse, y en ese instante algo en mi interior se removió. Sentí cómo Cerverus, mi lobo leal, se mostraba cada vez más gruñón. Cuanto más me alejaba de mi compañera, más notaba que Cerverus rechazaba a Serena con un aire de molestia. La observé, y ella se aferró a mi brazo, sus ojos buscando en los míos una respuesta.—¿Cerverus me está gruñendo? —preguntó Serena, parpadeando de forma coqueta.—Sí, aléjate mientras no pueda controlarlo —le dije en voz baja, apartándola suavemente de mí. La vi hacer pucheros, una mueca que mezclaba su habitual capricho con una pizca de frustración. Serena siempre había sido así, nunca satisfecha, y eso irritaba a Cerverus… y últimamente, también a mí.De pronto, una acusación rompió el tenso silencio:—Magnus, ayer esos renegados murieron de forma extraña. Creo que fue ella. Todo apunta a ella —escuché, y las palabras resonaron como un puñal en mi interior.Mi voz se volvió más gruesa, mis músculos se tensaron con el peso de la rabia conte
Ler mais