Capítulo 40Alegría verdadera—¡Al demonio con esto! —escupió Logan con rabia, retrocediendo un paso—. ¡Lárgate de aquí, Eira!Su voz temblaba. Ya no era la del Alfa imponente, sino la de un hombre que sabía que había perdido. Sin su lobo, sin su control, sin su poder sobre ella… no era nada.Eira lo miró con cautela, sin moverse todavía.—¿Me puedo ir? —preguntó, dirigiendo la mirada a Luna, que seguía de pie, majestuosa y etérea.Luna asintió, y su voz fue suave esta vez, diferente al tono con el que se dirigió a Logan—Sí. Puedes irte. De seguro Minhos ya tiene todos los papeles firmados.Eira no podía creerlo. La presión en su pecho se aflojó de golpe, como si por fin pudiera respirar con tranquilidad.Una sonrisa tímida, apenas visible, se dibujó en sus labios. Logan la observó en silencio, con el rostro tenso, los ojos ardiendo. Y justo cuando ella cruzó la puerta y dio los primeros pasos fuera de esa habitación que tantas veces había sido su prisión, su voz volvió a sonar detr
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