Brenda, una vez llegó al piso, decidió intentar contactar a Haidar. Su día había estado lleno de emociones, y necesitaba compartirlas con él. Sin embargo, cuando marcó su número, el hombre no respondió. Intentó nuevamente, con la esperanza de que esta vez contestara, pero el resultado fue el mismo. Tras varios intentos fallidos, se resignó. Dejando escapar un suspiro, se dejó caer en el sofá, sintiéndose desinflada y sola.Mientras miraba al techo, intentó tranquilizarse. Quizás Haidar estaba demasiado ocupado con sus asuntos de trabajo, pensó. Tal vez no había tenido tiempo de atender las llamadas. Pero, aunque trataba de convencerse de que esa era la razón, no podía evitar sentirse ignorada. La soledad pesaba en su pecho, y aunque no quería admitirlo, comenzaba a sentirse emocionalmente desplazada.No mucho tiempo después, Alexandra y Marilyn llegaron al apartamento. Ambas mujeres se mostraron animadas, como siempre, y Brenda, a pesar de su estado de ánimo, les dio la bienvenida con
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