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Todos los capítulos de Nunca, digas Nunca: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41
La temperatura del cuerpo de Fabrizio sube vertiginosamente; el juego de Gabriella está derribando una a una todas sus barreras. El oxígeno de la habitación parece que ha descendido porque cada vez le cuesta más respirar apropiadamente.—Gabriella, detente, te lo advierto, si sigues provocándome no voy a ser capaz de contenerme y no deseo que mañana lo lamentes porque no estás en tus cinco sentidos.—¿Crees que estoy borracha? —Ella sonrió—. Pibe, el alcohol que tomé no fue suficiente para eso, pero sabes, ahora que recuerdo, una parte de mí está enojada contigo.Fabrizio la miró intrigado—¿Sabes por qué? Che, hoy hice mi mejor esfuerzo en ese baile, me rompí las bolas para que fuera perfecto y tú no me has dicho nada; ni siquiera sé si te gustó.Los ojos de Fabrizio se mostraron m&aacut
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Capítulo 42
Gabriella estiró su cuerpo y cambió de posición. ¿Desde cuándo su cama se había vuelto tan suave y cómoda? No deseaba pararse ni ir a ningún lado y, mecánicamente, se metió bajo la cobija para seguir durmiendo por un rato más. Un rayo de luz sobre sus ojos hace que se despierte; su cabeza retumba un poco.—¡Maldito tequila! Si no fuera tan bueno, decía que no lo vuelvo a hacer.Sus ojos recorren la habitación: ¡este no es mi cuarto!, e inmediatamente, como un tsunami, los recuerdos de una noche salvaje llegan a ella.&mda
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Capítulo 43
Después de aquella noche loca, Fabrizio buscaba cualquier excusa para estar cerca de ella, algo que la preocupaba porque, a pesar de sus intentos de mantenerse lejos, parecía que cuanto más intentaba alejarse de Fabrizio, más se acercaba. Él seguía visitando el café a cualquier hora; solo llegaba, preguntaba por ella e iba hasta donde ella estaba para saludar. A veces se sentaba, comía algo y se iba. Tanto así que los empleados ya lo saludaban con familiaridad y este no tenía que abrir la boca para pedir nada porque ellos ya conocían sus gustos.Alguna vez una de sus meseras se refirió a él diciendo que “había llegado su novio.” ¿Por qué lo hizo? Carina no tenía la culpa; la culpa era de las señales equívocas que daban ellos al resto del mundo. Una cosa era lo que parecían y otra muy diferente lo que eran. Cada vez qu
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Capítulo 44
El celular de Zia y Fabrizio avisó al mismo tiempo de la llegada de un mensaje y fue Fabrizio quien abrió primero la notificación. ¡Oh, sorpresa! Zia solo notó cómo a su hermano se le puso la cara roja y tiró su teléfono a un lado sin emitir una palabra. "Nicola, eres un idiota, ¿cómo se te ocurre enviar esa foto?", pensó Zia, que prefirió callar y no hacer ningún comentario. Ella conocía muy bien a Fabrizio y sabía que lo último que deseaba era escuchar una excusa para salvar al tonto de Nicola.Por la cabeza de Fabrizio pasaban toda clase de teorías: Gabriella estaba en Alemania y no lo mencionó cuando hablaron hace dos días; ella sabía que él estaba allá, pudieron encontrarse y volver juntos, pero prefirió ir y no verlo. Eso reafirmaba que cada vez se hacía m&aac
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Capítulo 45
Al contacto de sus miradas, las mariposas que creía muertas revoloteaban, queriendo salir por la boca. La sonrisa amable de Pierre y su cara de niño bueno le recordaron todos los bellos momentos que habían compartido durante más de un año. Las cosas entre ellos terminaron sin traumas; ambos tenían sueños que alcanzar, encontrar su propio camino, aunque Gabriella pensó que ese sueño lo podían alcanzar juntos. Él quería volar solo y ella le dio la libertad que quería cuando tuvo que volver a Argentina. Entonces la distancia hizo su mejor trabajo y se encargó de soltar el débil hilo que los unía.No había tenido noticias suyas en los últimos años; solo para su cumpleaños aparecía una felicitación en su Facebook y nada más. Desde que ella volvió a Argentina, no hablaban.—Hola, Pierre... qué sor
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Capítulo 46
De ahí en adelante solo tenía noticias suyas en cada cumpleaños, cuando una felicitación aparecía en su FB acompañada de una foto de cualquier lugar del mundo. “Feliz cumpleaños, Gaby,” decía el mensaje, y ella nunca se molestó en seguir una conversación.—Gabriella, te necesitan en la cocina, —escuchó a su espalda la voz que la trajo al presente. Se giró lentamente, parpadeando para alejar los recuerdos que aún flotaban en su menteLa tarde siguiente, Pierre llegó puntual a su cita con Gabriella; al verla, una sonrisa iluminó su rostro. Todos estos años solo le enviaba un escueto saludo de cumpleaños, sintiendo a veces una punzada de tristeza por haberla dejado ir. “¿Fui un cobarde en ese momento?”, se preguntaba, aunque no se arrepent&iacu
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Capítulo 47
Previamente, habló con Nicola, entonces ya sabía que todos estaban en la oficina; claro que a Nicola le dio la excusa de que deseaba enviarle a Elisa las muestras de unas tartaletas para llevar a Génova.Gabriella llegó al edificio de Bioingeniería Falco, estacionó su auto y se dirigió al ascensor con varios paquetes en la mano. Nicola, al verla, se acercó rápidamente.—Señorita Monti, qué bueno que se deja ver; me tiene abandonado —reclamó Nicola con una sonrisa, mientras ambos se dirigían al ascensor.—Amigo mío, he estado muy ocupada y además recibí la visita inesperada de un amigo al que no veía hace años —respondió ella, tratando de explicar su ausencia.—O sea que me cambiaste por otro. ¿Y quién es ese amigo que te robó y no te dejó ir al partido del sába
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Capítulo 48
Las cinco personas salieron a comer a un restaurante cerca de la oficina. Una vez allí, Gabriella se sentó al lado de Fabrizio; la secreta marcación de territorio comenzó desde que fueron presentadas, así que a Gemma no le quedó más que sentarse junto a Nicola. Durante la comida, los temas de conversación variaron y Gemma dijo algunas cosas acerca de ser "cocinero", como llamó a Gabriella, pero esa manera de llamar a su profesión no la molestó; al contrario, le dejó claro a Gemma lo satisfactoria y rentable que era ser cocinero.El momento de ir al baño para las mujeres llegó al finalizar la comida. La primera en ir fue Gabriella y en la zona de lavamanos se encontró con Gemma, que no perdió la oportunidad para aclarar la duda que tiene desde que le presentaron a Gabriella.—¿Fabrizio y tú son novios? —preguntó la españ
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Capítulo 49
Los ojos de Fabrizio brillaron, su corazón se regocijó de alegría; hacía mucho tiempo que su congelado corazón no se sentía cálido, se sentía tan feliz. Llevaba tiempo muriéndose de ganas por tenerla de nuevo en sus brazos por acariciarla y sentir toda su pasión. La aceptación de Gabriella lo adentraba a un mundo desconocido para él.La mano de Fabrizio atrajo la cara de Gabriella hacia él, sus labios atraparon con hambre la boca de Gabriella, para luego deslizarse por su cuello. Ella metió sus manos por debajo de la camisa, frotando los músculos de su espalda, sintiendo su piel caliente como llamas. Esa sensación fue suficiente para irse en un viaje sin regreso; no hubo advertencias ni provocaciones, solo la pasión de los dos que hacía tiempo había sido reprimida. Sin dejar de tocarse, con pasos erráticos llegaron hasta la habitaci&oacut
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Capítulo 50
Saliendo hacia el sur, el paisaje era sencillamente espectacular: el verdor de sus campos, la brisa que traía el frescor del aire impregnado del aroma del campo de girasoles que acababan de pasar las dos personas en un auto blanco, que corría a una velocidad considerable. En días pasados, Gabriella había manifestado la necesidad de conseguir un proveedor de productos orgánicos; quería ingredientes frescos y de buena calidad para su negocio y por eso Fabrizio le sugirió visitar unas granjas al sur especializadas en ese tipo de cultivos. Fue por ella muy temprano para llevarla a su destino.—Ya casi llegamos; en unos quince minutos estaremos entrando a las granjas —le dijo Fabrizio mientras tomaba su mano y la besaba suavemente.Esas demostraciones de afecto enternecían el corazón de Gabriella, y pensó que quizás era el mejor momento para hablar de sus próximos planes: primero
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